La relaci¨®n entre la NFL y los presidentes de Estados Unidos
Con la reciente elecci¨®n de Donald Trump y su amistad hacia Brady, Belichick y los Patriots, conviene repasar a los inquilinos de la Casa Blanca.

Desde el pasado 20 de enero, parece que ¨²nicamente hubiera habido dos focos de atenci¨®n para la prensa norteamericana y mundial: la incontenible afici¨®n del nuevo presidente por las Executive Orders y la paranormal querencia de Bill Belichick y Tom Brady por comparecer en Super Bowls¡y ganarlas. Binomio informativo que no es nuevo, ni mucho menos. Desde Theodore Roosevelt hasta el propio Donald Trump, la vinculaci¨®n de POTUS con el football ha sido intensa y variada.
Una de las m¨¢s grandes, antiguas y legendarias rivalidades del football es el conocido como Big Game, el partido que enfrenta a los California Golden Bears de la Universidad de Berkeley y los Cardinals de la Universidad de Stanford. Desde el 19 de marzo de 1892 se disputa alternativamente en Berkeley y Stanford, acumulando ya 119 confrontaciones ?Adivinan qui¨¦n era en 1891 el director de los equipos de b¨¦isbol y football de Stanford y promotor de este partido? El joven estudiante de minas Herbert Hoover, futuro 31? presidente de los Estados Unidos.

Mientras el a¨²n ingeniero Hoover recorr¨ªa a principios del siglo XX Australia y Sud¨¢frica en busca de explotaciones mineras, el inabarcable Theodore Roosevelt era el inquilino de la Casa blanca. Su vinculaci¨®n con el football no deriva de los dos a?os que pas¨® en Dakota del Norte ejerciendo de cowboy, sino de la inquietud que la situaci¨®n del arcaico football colegial le produjo en 1905, cuando ascendieron a dieciocho el n¨²mero de muertes de jugadores universitarios sobre el emparrillado y 159 los lesionados de gravedad. Hubo voces reclamando la suspensi¨®n de la competici¨®n, pero el presidente Roosevelt intervino personalmente, convocando en la Casa Blanca a una comisi¨®n compuesta por autoridades y ¨¢rbitros para decirles: ?el f¨²tbol est¨¢ en entredicho. Porque creo en este deporte, quiero hacer todo lo posible para salvarlo?. Esta reuni¨®n fue el primer paso hacia el establecimiento de lo que se convertir¨ªa a?os despu¨¦s en la NCAA. La reuni¨®n final del Comit¨¦ de Reglas encargado de reformar el reglamento se celebr¨® el 6 de abril de 1906, momento en el que el pase hacia adelante se oficializ¨®, as¨ª como la desasilvestraci¨®n del juego.

En 1912, y merced a las nuevas reglas que racionalizaron la competici¨®n, el football universitario adquiere una relevancia y una atenci¨®n extraordinaria. Y mucha de esa expectaci¨®n es gracia a un joven absolutamente portentoso. Medalla de oro en decatl¨®n y pental¨®n en los Juegos de Estocolmo de ese mismo a?o, el indio Jim Thorpe es un fen¨®meno nacional, destacando como running back, defensive back, placekicker y punter en los Carlises Indian Industries School, batiendo marcas y registros pr¨¢cticamente en cada partido. Esa misma temporada, concretamente el 9 de noviembre de 1912, los Carlises se enfrentaban a los Army de West Point (gloria y admiraci¨®n a nuestro Alejandro Villanueva), conjunto en el que jugaba un larguirucho cadete de origen alem¨¢n que se lesion¨® gravemente al placar precisamente al gran Thorpe. Ese linebacker, a?os despu¨¦s liberar¨ªa Europa de la garra nazi y se convertir¨ªa en el 34? presidente. Dwight D. ?Ike? Eisenhower, en un discurso en 1961 recordaba a Jim Thorpe como el mejor futbolista que hab¨ªa visto en su vida.

Como es de todo conocido, a Ike le sucedi¨® en el cargo en 1961 John F. Kennedy. Miembro del equipo de football de Harvard, sobre su vinculaci¨®n con este deporte, escrib¨ª para Mariano un largo art¨ªculo con motivo del 50 aniversario de su asesinato, por lo que ahora, ¨²nicamente reproducir¨¦ una frase maravillosa del llorado presidente: ?La pol¨ªtica es una profesi¨®n asombrosa... me ha permitido pasar de ser un miembro oscuro del equipo universitario menor en Harvard a ser miembro honorario del Sal¨®n de la Fama?. Por cierto, el malet¨ªn nuclear que porta el oficial que siempre acompa?a al presidente, se le denomina ?Nuclear Football?, as¨ª llamado por el t¨¦rmino Dropkick, nombre en clave del plan de guerra nuclear dise?ado por el Secretario de Defensa en la administraci¨®n Kennedy, Robert S. Macnamara.

Lyndon B. Johnson tiene la costumbre de caer siempre de pie. Prematuramente presidente en el avi¨®n que trasladaba los restos de JFK de vuelta a casa, no tuvo a bien asistir al First AFL-NFL World Championship Game de 1967, y a¨²n as¨ª, el 7 de junio siguiente, el Comisionado Rozelle le gratific¨® con un pase vitalicio hecho en oro para todos los partidos de la NFL. Los hay con suerte en la vida.

Ag¨¢rrense que vienen curvas. Para haber sido un presidente que nunca destac¨® en los equipos de football de su colegio ni en la universidad, Nixon y la NFL ofrecen v¨ªnculos umbilicales. Siendo vicepresidente, no ocult¨® su admiraci¨®n por renombrados head coaches como Woody Hayes de Ohio State, de quien despu¨¦s se vali¨® en su campa?a presidencial frente a JFK. No es tampoco ning¨²n secreto que durante sus a?os como abogado en la ciudad de Nueva York, era habitual su presencia en las tenidas del apartamento de Frank Gifford, junto con Y.?A. Tittle y Andy Robustelli. El ladino de Nixon, en su implacable b¨²squeda de votos para su segundo asalto a la presidencia, intent¨® reclutar para su candidatura al por entonces semidios Vince Lombardi, pretensi¨®n que se frustr¨® al verificarse el insobornable sesgo dem¨®crata del genio de Lambeau Field.
Su triunfo en las elecciones de 1968 y, consecuentemente, su radicaci¨®n en Washington no hicieron m¨¢s que acrecentar su pasi¨®n footbolistica, entablando una estrech¨ªsima relaci¨®n con el head coach de los Redskins, George Allen, al punto de que corr¨ªa la especie de que muchos calls de Allen eran executives orders del mism¨ªsimo presidente¡tal era su obsesi¨®n por el football que, como cuenta en sus memorias Henry Kissinger, a la saz¨®n su consejero de seguridad nacional en ese momento, empleaba constantemente t¨¦rminos y conceptos futbol¨ªsticos para referirse a aspectos pol¨ªticos, utilizando con frecuencia met¨¢foras y analog¨ªas: ?habr¨ªa que placar a ese congresista? ?les hemos anotado un buen touchdown a esos malditos charlies?¡
Su incidencia en este deporte no se limit¨® a su pasi¨®n por los Redskins. En la d¨¦cada de los sesenta y setenta, los canales que ten¨ªan los derechos televisivos de la competici¨®n, bloqueaban la se?al del partido para los residentes de la zona donde se disputaba, de manera que su retransmisi¨®n no perjudicara la venta de entradas y la asistencia de p¨²blico al estadio. En diciembre de 1972, Washington recib¨ªa en el Robert F. Kennedy Memorial a los Packers en la primera ronda de playoffs, y el presidente no paraba de recibir quejas de los aficionados del DC, lament¨¢ndose de no poder ver el encuentro en sus televisiones. Pues bien, ni corto ni perezoso, Tricky Dicky telefone¨® al Fiscal General, Richard Kleindienst, para que hiciera gestiones con el comisionado Pete Rozelle, garantiz¨¢ndole que contar¨ªa con todo el apoyo del presidente para vetar cualquier esfuerzo del ?dammed? Congreso para cancelar el apag¨®n en los partidos de temporada regular. A pesar de las presiones, el bloqueo televisivo continu¨®.

Tras el Watergate, Gerald Ford fue la ant¨ªtesis del villano Nixon en materia futbol¨ªstica. Si el trapacero Dick utiliz¨® el deporte como medio para obtener r¨¦ditos electorales y pol¨ªticos, Ford llevaba el gridiron en la sangre. Center, linebacker y long snapper en los m¨ªticos Wolverines de Michigan, logr¨® con ellos los t¨ªtulos nacionales de 1932 y 1933. Durante el ¨²ltimo a?o en la universidad de Michigan, los Georgia Tech Yellow Jackets se negaron a jugar un partido programado si Willis Ward, el end negro de los Wolwerines saltaba al campo. Las autoridades de Michigan se sometieron al segregacionismo de los sure?os, salvo Gerald Ford, que se neg¨® a jugar si a su compa?ero le discriminaban de esa forma. Al final, y s¨®lo merced a la petici¨®n del propio Ward, Ford salt¨® al campo. Su categor¨ªa como jugador se vio refrendada cuando fue seleccionado en 1935 para el Chicago College All-Star Game que anualmente se disputaba en el Soldier Field contra los Bears locales. En 1994, la Universidad de Michigan retir¨® la camiseta con el #48 de Ford. Tras su graduaci¨®n en 1935 con un Bachelor of Arts en econom¨ªa, Ford rechaz¨® ofertas de contrato de los Detroit Lions y Green Bay Packers.

El 20 de enero de 1984 se produjo lo que se suele denominarse un alineamiento estelar. Sobre el c¨¦sped del Stanford Stadium concurr¨ªan aquella tarde Don Shula, Bill Walsh, Ronnie Lott, Dwight Stepehenson, Michael Carter (primer deportista en ganar en un mismo a?o un anillo y una medalla ol¨ªmpica) y, por supuesto, dos de los quarterbacks m¨¢s grandes de todos los tiempos: Montana y Marino. Por si no fuera suficiente, y para celebrar que la cadena ABC retransmit¨ªa por vez primera un Super Bowl, se reuni¨® a un equipo no menos sideral de comentaristas y analistas: Frank Gifford, Don Meredith, Joe Thiesmann, Al Michaels, OJ Simpson y Tom Landry. Ah! se me olvidaba, aquel domingo de Super Bowl, fue tambi¨¦n el Inauguration Day del segundo mandato de Ronald Reagan y aprovechando que hab¨ªa tomado posesi¨®n y juramentado su cargo esa misma ma?ana, se convirti¨® en el primer presidente en participar en un coin toss de un Super Bowl, para lo cual se prepar¨® una conexi¨®n v¨ªa sat¨¦lite con el Despacho Oval, desde donde el reci¨¦n estrenado mandatario dio suerte a los californianos, como no pod¨ªa ser de otra forma lanzando la moneda quien hab¨ªa sido gobernador del aquel Estado durante ocho a?os. En 1987, el Servicio Secreto pas¨® un mal rato cuando el linebacker de los Giants Harry Carson, en su visita a la Casa Blanca con motivo del XXI Super Bowl, vaci¨® sobre el presidente un cubo de Gatorade¡con palomitas de ma¨ªz.

Si el actor-presidente fue el primero en intervenir en un sorteo previo de un Super Bowl de forma no presencial, George H. W. Bush ser¨ªa el primero que lo har¨ªa sobre el turf, aunque cuando lanz¨® la moneda quien presidia la naci¨®n era su hijo. En efecto, fue el 3 de febrero de 2002, y acompa?ado del legendario Roger Staubach. Este Super Bowl estuvo marcado por los atentados del 11-S, a¨²n frescos en la memoria de todos los norteamericanos. Por ello, antes del partido se emiti¨® un video en el que jugadores leyeron p¨¢rrafos de la Declaraci¨®n de Independencia y antiguos presidentes como Gerald Ford, Jimmy Carter o Bill Clinton reprodujeron extractos de discursos de Abraham Lincoln. De ah¨ª la presencia de Bush padre sobre el c¨¦sped, presencia que bien podr¨ªan haberle ahorrado al fatigado presidente en el ¨²ltimo Super Bowl de Houston, no en vano sus escasas energ¨ªas al lanzar la moneda a punto estuvieron de generar otro flip coin affair.

El hombre que sucedi¨® en la Casa Blanca a Bush padre fue Bill Clinton, m¨¢s interesado por el rugby en sus a?os en la Ivy League que por el football. Y, desde luego, mucho m¨¢s proclive al tailgating previo, coet¨¢neo y posterior que a las incidencias del juego. No puede extra?ar por tanto que el Family Theatre de la Casa Blanca fuese durante los Super Bowls de 1993, 1994, 1997 y 2000 el local m¨¢s concurrido de Washington, con abundancia de cerveza y nachos por doquier. En 1999 prefiri¨® la ruralidad de Camp David para invitar a los amiguetes. En ninguna de estas fiestas consta la presencia de becaria alguna...

Que Barack Obama es un apasionado de los deportes y que es fiel seguidor de los Bears no es ninguna novedad. Incluso su notable estilo como quarterback es meramente anecd¨®tico. De lo que debemos estarle eternamente agradecidos a este presidente los aficionados al football es que fue ¨¦l quien desagravi¨® cuarenta a?os despu¨¦s al mejor equipo de una temporada de la historia. El 14 de enero de 1973, los Dolphins culminaron su gloriosa Perfect Season venciendo a los Redskins 14 a 7. ?Adivinan qui¨¦n era el presiente en ese momento? S¨ª, claro que lo saben, Richard Nixon. Fullero y Redskins hasta la m¨¦dula. No es extra?o por tanto que el artero presidente tuviera la descortes¨ªa de no invitar a la Casa Blanca a los verdugos de su querido equipo. Afortunadamente, cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, aquel irrepetible equipo tuvo su merecido homenaje en el 1600 de Pennsylvania Av. No obstante, Obama dijo que si ¨¦l hubiera tenido que invitar a Green Bay como campeones, hubieran tenido que esperar tambi¨¦n cuarenta a?os.


Y as¨ª, presidente a presidente hemos llegado al actual inquilino de la Casa Blanca. Como ya se ha escrito en este mismo lugar acerca de sus frustradas fantas¨ªas al frente de los New Jersey Generals de la ef¨ªmera USFL, su tambi¨¦n fallida adquisici¨®n de los Bills y su compulsiva afici¨®n para insultar a comisionados v¨ªa twitter o de su decisi¨®n de nombrar embajador en el reino Unido al propietario de los Jets , me limitar¨¦ ahora por tanto a felicitar a Donald Trump ¨Cy al resto de Patriotas, incluso a @Ricardoms- quien, como todo el mundo sabe, no s¨®lo es un Patriota fan¨¢tico, sino que adem¨¢s goza de una extraordinaria relaci¨®n personal con el propietario, el head coach y el quarterback de la franquicia, quien guarda con esmero en su taquilla del Gillette Stadium una gorra con el Make America Great Again.

Despu¨¦s de la descomunal proeza del ¨²ltimo Super Bowl, son claros candidatos a altas responsabilidades en su administraci¨®n. Atentos.