El incierto futuro de Yasiel Puig en los Dodgers
Desde su espectacular debut en 2013, el jardinero cubano ha ido diluy¨¦ndose hasta convertirse en un jugador del mont¨®n.
El 3 de junio de 2013, con s¨®lo 22 a?os, Yasiel Puig debutaba con los Dodgers. El chico llegaba rodeado de un hype tremendo. No decepcion¨®. Se fue de su primer partido con dos hits y habiendo demostrado tener un brazo incre¨ªble.
Al d¨ªa siguiente volvi¨® confirmar que todas las expectativas que hab¨ªa sobre ¨¦l se quedaban cortas. Peg¨® dos homers e impuls¨® cinco carreras. Cuando termin¨® junio, la ¡®Puigmania¡¯ se hab¨ªa extendido por toda la MLB. En ese primer mes en las Mayores el jardinero cubano tuvo una l¨ªnea de bateo de .436/.467/.713 con siete home runs y cuatro bases robadas. Este mete¨®rico comienzo le vali¨® el galard¨®n de Jugador del Mes de la Liga Nacional y que las comparaciones con los m¨¢s grandes llegaran en aluvi¨®n.
Su rendimiento sigui¨® siendo bueno durante el resto de la temporada. Estuvo a punto de ir al All-Star, termin¨® segundo en la votaci¨®n de rookie del a?o (s¨®lo superado por su compatriota Jos¨¦ Fern¨¢ndez) y los Dodgers lo convirtieron en la cara de la franquicia.
El 2014 volvi¨® a ser bueno. Puig se convirti¨® en un jugador importante para la liga y para los Dodgers. No s¨®lo consigui¨® un buen rendimiento en lo deportivo (5.4 de WAR), sino que ese aire de ¡°chico malo¡± y rebelde lo convirti¨® en uno de los peloteros m¨¢s medi¨¢ticos de la competici¨®n. Este a?o s¨ª que consigui¨® jugar el All-Star y la franquicia de videojuegos MLB: The Show lo eligi¨® como portada de la edici¨®n del 2015.
Aqu¨ª se acab¨® lo bueno.
El 2015 estuvo marcado por las lesiones y en los escasos 311 turnos que tuvo Puig registr¨® los peores n¨²meros de su carrera. En el 2016 hubo m¨¢s de lo mismo, poca continuidad debido a los problemas f¨ªsicos y actuaciones un tanto decepcionantes cuando si pudo jugar. Su peor momento lleg¨® a mediados de verano, cuando tras ser mandado a las Menores los Dodgers le pusieron la etiqueta de transferible.
Nunca sabremos a ciencia cierta si ning¨²n equipo se ha interesado por ¨¦l o si lo que pide el equipo de Los ?ngeles es demasiado, pero salvo sorpresa may¨²scula volver¨¢ a estar en Chavez Ravine en 2017. Lo cierto es que en todas las front offices han debido ver lo que vemos el resto de los mortales: poca disciplina en el caj¨®n, problemas evidentes ante determinados lanzamientos y una defensa que oscila entre la genialidad (siempre en peque?as p¨ªldoras) y los bastante m¨¢s habituales fallos garrafales por falta de concentraci¨®n
Toda la fama de estrella que Puig tiene en las Mayores se debe a sus primeros turnos, cuando los pitchers a¨²n no sab¨ªan buscarle las cosquillas. En sus 34 primeros partidos el cubano acumul¨® un espectacular .407 de promedio de bateo. Desde entonces su media se sit¨²a en un .276 que resulta mucho m¨¢s humana. Entre 2015 y 2016 ha sido .259. Una cifra que no llama para nada la atenci¨®n.
Una vez los pitchers empezaron a estudiar sus tendencias se dieron cuenta que tiene problemas evidentes para leer las bolas que van lejos de su cuerpo. Habitualmente los bateadores no atacan estos lanzamientos. Las opciones de cometer strike son grandes y si no se hace swing se pasa la patata caliente al ¨¢rbitro, que debe decidir si ha ido dentro o fuera de la zona. Pues bien, Puig intenta batear este tipo de lanzamientos mucho m¨¢s que el resto de las Mayores. El resultado es cierta tendencia a cometer strikes y, sobre todo, una cantidad exagerada de eliminaciones por flyballs.
Si adem¨¢s nos ponemos a diferenciar entre pitchs r¨¢pidos (distintos tipos de fastballs) y no r¨¢pidos (curvas, chageups o sliders), comprobamos que lanzar a Puig se ha convertido en una rutina. Basta con lanzar bolas r¨¢pidas pegadas a su cuerpo y lanzamientos off-speed lejos para tenerlo dominado. Dave Roberts, manager de los Dodgers, lo reconoci¨® durante el mayo pasado: ¡°Est¨¢ siendo muy vulnerable a las fastballs dentro y a los off-speeds (pitches) alejados¡±.
El BABIP de Puig tampoco da motivos para el optimismo. En sus dos primeras temporadas, aquellas en la que deslumbr¨®, tuvo un .383 y un .356. Cifras anormalmente altas y que ayudaron a sus buenos n¨²meros. Recordemos que esta estad¨ªstica mide la frecuencia con que una bola puesta en juego se convierte en hit. Lo ¡°normal¡± es que este en torno al .300. Si se registran valores muy por encima, como fue el caso de Puig en 2013 y 2014, lo l¨®gico es creer que el cubano tuvo ¡°suerte¡±.
En las dos temporadas siguientes, 2015 y 2016, en las que Puig no ha rendido bien, su BABIP ha sido de .296 y .306 respectivamente. Cifras mucho m¨¢s apropiadas para medir su verdadera capacidad como bateador y donde su l¨ªnea de bateo resulta mucho m¨¢s discreta.
Elaboraci¨®n propia con datos extra¨ªdos de fangraphs.com
Todos estos problemas dentro del campo, unido a sus excentricidades fuera y a la s¨²per poblaci¨®n de outfielders que tienen los Dodgers hacen que las opciones de Puig sean cada vez menores.
Es cierto que es joven y podr¨ªa corregir sus defectos, pero hasta la fecha no ha dado la impresi¨®n de ser el tipo de persona que hace mucho caso a los consejos de los dem¨¢s.