Cuando llega la nieve, los RB son los reyes en la AFC Norte
Con el mal tiempo, la carrera se convierte en estrategia fundamental, ya sea desde su faceta m¨¢s cl¨¢sica, o con estrategias novedosas.
Resulta ins¨®lita la fascinaci¨®n que sentimos los aficionados al football con la nieve. La puedo entender en aquellos para quienes, como a este redactor desde mi tierra sure?a, la ca¨ªda del blanco elemento supone un evento inaudito. Sin embargo, es un hecho habitual la algarab¨ªa que presenciar un emparrillado cubierto de blanco nevado genera en todos los seguidores de este deporte, sea cual sea su latitud. Probablemente se deba a la ¨¦pica que suele rodear este tipo de partidos.
Todos recordamos a megatron convertido en mu?eco de nieve hace 3 a?os en Philadelphia. Para los nost¨¢lgicos, la ¨²ltima victoria como quesero en Lambeau de un Favre imperial envuelto en copos en un playoff contra Seattle. Para los amantes de la pol¨¦mica, es inseparable la nieve del famoso partido de la ¡°Tuck-Rule¡±, o aquel Patriots-Dolphins de Diciembre del 82, saldado con victoria local por 3-0 tras un field-goal favorecido por la ilegal irrupci¨®n de un quitanieve en el terreno de juego que limpi¨® la zona de colocaci¨®n del oval. Los fant¨¢sticos historiadores de cabecera de esta web seguro podr¨¢n ampliar la lista. Esta misma semana hemos tenido un ¡°rubber-gate¡± en Buffalo cuando las bolitas de goma que amortiguan el c¨¦sped artificial del New Era Field fueron desplazadas por las m¨¢quinas que barr¨ªan la nieve y se retras¨® el inicio de la segunda mitad. En estos encuentros, casi siempre pasa algo.
Y este algo no suele estar relacionado con lo que com¨²nmente se considera ¡°buen juego¡±. Es normal la baja anotaci¨®n, un ritmo trabado, y mucha carrera y trinchera. ?Ay, amigo! En estos dos ¨²ltimos conceptos reside el atractivo para quienes nos reconocemos fan¨¢ticos de este aspecto del juego. Estos partidos suelen llevar aparejados grandes marcas de yardas terrestres, por m¨¢s que el genial Brady nos deje mal, lanzando 5 TDs en un cuarto en Octubre de 2009 contra los Titans bajo esta climatolog¨ªa, record de pases de anotaci¨®n en un cuarto en la NFL.
En la AFC Norte, cuyos equipos juegan en estadios abiertos y no en aberrantes domos, saben que en Diciembre, cuando las condiciones atmosf¨¦ricas son un factor a considerar, un juego de carrera solvente es fundamental para sobrevivir. Especialmente las ¨²ltimas jornadas, donde se concentran partidos divisionales. El viento racheado, la lluvia g¨¦lida y el piso embarrado o congelado dificultan enormemente tanto la labor del quarterback en su intento de enviar el oval donde le gustar¨ªa, como la de los receptores para fintar en sus rutas. En este terreno, los corredores parten con ventaja al estar su trabajo menos sujeto a inclemencias meteorol¨®gicas, siempre que est¨¦n bien afianzados sobre sus pies y aferren con firmeza el bal¨®n. Los uniformes empapados facilitan romper placajes. Sus quiebros ponen en mayores aprietos a los defensas por lo complicado de recomponer el equilibrio. Se disimulan mejor sus carencias t¨¦cnicas.
Cada cual emplea lo que mejor le funciona, porque hay un amplio surtido de alternativas. Cleveland, el eterno olvidado por su balance de resultados tan negativo (cuando alg¨²n equipo universitario tiene una gran temporada y se preguntan qu¨¦ pasar¨ªa si jugara en la NFL, pues bien, pasar¨ªa esto) presenta aspectos dignos de inter¨¦s. Aparte de la manera de lanzarse por el centro de Crowell, con la inconsciencia y determinaci¨®n de quien sabe que no tiene nada que perder, el regreso de Griffin abre la puerta a las jugadas de read-option, esta vez con el auxilio del otro RB, Johnson, ya sea para carrera de ¨¦ste, o para que el propio QB se quede el bal¨®n.
En Cincinnati, la lesi¨®n de Bernard ha dejado a Hill como ¨²nico martillo pil¨®n del juego terrestre atigrado. Entendiendo lo que necesitaba el partido, aprovecharon su f¨ªsico para abrir todos los drives ofensivos con ¨¦l, lo que permiti¨® un mayor control del reloj (casi 10 minutos m¨¢s) y mejor porcentaje de conversi¨®n de terceros downs al no llegar tan apurados a esta situaci¨®n. Tambi¨¦n destacable el uso del fullback, no solo sigui¨¦ndole mientras abre paso, sino y¨¦ndose por el lado contrario para despistar a la defensa. Adem¨¢s, emplearon con ¨¦xito una jugada de reverse, ya que el juego de carrera no tiene por qu¨¦ estar re?ido con la imaginaci¨®n.
Sin embargo, el runningback que representa por excelencia la elegancia juega en Pittsburgh. Le?Veon Bell es de los que piensan que correr es de cobardes. Lo suyo es otra cosa. No embiste a lo loco, con m¨¢s peligro para sus propias cervicales que para el rival. No se entretiene bailoteando ante la l¨ªnea en espera que se abra un canal como el del Mar Rojo para que lo atraviese Moises y su pueblo. Bell hace de la paciencia un arte, y en cuanto encuentra el m¨¢s m¨ªnimo resquicio, ataca con decisi¨®n el hueco con endiablada aceleraci¨®n. Es ¨¢gil en los cortes, veloz en espacio, utiliza como pocos el recurso del spin y su potencia para, a¨²n placado, no dejar de mover las piernas y arrancar unas pocas yardas m¨¢s cuando la jugada parece acabada. Sabe esperar las ayudas del FB y los TE, as¨ª como de los compa?eros de l¨ªnea saliendo en pulls. Para rematar el lote que le convierte en el RB m¨¢s completo, tiene unas manos excelentes, y Roethlisberger la busca continuamente, ya sea en play-actions o pases en pitch. Con todos estos atributos, no extra?a que pasase por encima (literalmente) de la defensa de los Bills.
Buena nota de todo esto deber¨ªa tomar Baltimore, cuyo juego de carrera no termina de despegar. 52 pases de Flacco, tal como est¨¢ ¡°Joe Cool¡±, por tan solo una docena de carreras, no parece el mejor remedio para el fr¨ªo, y m¨¢s les valdr¨ªa que equilibrasen mejor el playcall, ahora que parece definitivo que han convertido al novato Dixon en su corredor principal.
Desterremos la idea de que solamente el juego de pase genera espect¨¢culo. Como he intentado exponer, el juego de carrera tambi¨¦n puede ser divertido. Es m¨¢s que un tipo agarrando un handoff y lanz¨¢ndose hacia adelante. Es una coreograf¨ªa que implica a toda la ofensiva, y cuando las inclemencias clim¨¢ticas se apoderan de los emparrillados, la mejor opci¨®n para los ataques. La AFC Norte est¨¢ preparada, y deseosa de usarlo ante equipos menos adaptados al fr¨ªo. As¨ª que, como canta el villancico ¡°let it snow¡±, ?deja que nieve!