Los ¡®Se?ores del Acero¡¯ se enfocan hacia la Super Bowl
Despu¨¦s de varios a?os siendo los reyes del espect¨¢culo ofensivo, los Steelers han decidido recuperar el sentido pr¨¢ctico que siempre estuvo en su esencia.
S¨¦ que parece que recomendar un art¨ªculo publicado en el propio medio parece autobombo barato. Pero os confieso que desde que comenzamos este proyecto de secci¨®n de NFL en AS me froto los ojos cada d¨ªa por la suerte que tengo de haber reunido a un grupo de amigos, todos muy buena gente, que adem¨¢s saben un huevo de NFL y la cuentan con una naturalidad y la sabidur¨ªa que me provocan envidia repugnante (la sana no existe) d¨ªa tras d¨ªa.
En este caso me refiero a Antonio Mag¨®n y a su estupendo art¨ªculo de esta semana, que explica el cambio de filosof¨ªa ofensiva de los Steelers en las ¨²ltimas tres jornadas, en la que han corrido mucho m¨¢s de lo habitual con LeVeon Bell, y han pasado m¨¢s r¨¢pido y en corto de lo que estamos acostumbrados.
Como soy un mani¨¢tico, seg¨²n le¨ª el art¨ªculo me fui a la p¨¢gina de Pro Football Reference dedicada a los Pittsburgh Steelers para mirar, temporada por temporada, como ha cambiado el balance de pase y carrera en el equipo con los diferentes cambios en el staff t¨¦cnico.
De Whisenhunt a Haley
Como la idea no era remontarse hasta 1933, fecha de la aparici¨®n de los ¡®Se?ores del Acero¡¯, y lo interesante era estudiar la evoluci¨®n de este proyecto, decid¨ª que la fecha ideal era 2004, el a?o del debut de Big Ben como quarterback y Ken Whisenhunt como coordinador ofensivo. Como todos sabr¨¦is, el entrenador de ese equipo era el gran Bill Cowher, al que pod¨¦is seguir cada semana en el m¨ªtico ¡®The NFL Today¡¯ de la CBS.
Pero antes de seguir escribiendo, os dejo una tabla en la que pod¨¦is ver los intentos de pase y carrera a?o tras a?o, el coeficiente de pases lanzados por cada intento de carrera, el r¨¦cord y los t¨ªtulos logrados con cada sistema y, por fin, la comparaci¨®n con los ¨²ltimos partidos.
Llega Big Ben
En ese primer a?o de Big Ben, Cowher puso en marcha un sistema tremendamente conservador en, el que el quarterback novato casi no tuvo que lanzar. Casi un intento de pase por cada dos carreras, con el ¡®Autob¨²s¡¯ Bettis cargando con el peso del ataque y arrollando defensas como si fueran bolos, dieron un gran resultado. Perdieron en la final de conferencia y solo sumaron una derrota en temporada regular. Adem¨¢s, Bill Cowher, que llevaba entrenando al los Steelers desde 1992, fue muy fiel a su filosof¨ªa, casi siempre muy corredora, que buscaba controlar el reloj y dominar con la defensa. En realidad, lo que hab¨ªan sido los Steelers toda la vida aunque ahora nos frotemos los ojos al leerlo.
Un a?o despu¨¦s, en 2005, Cowher sigui¨® protegiendo a Big Ben, lanzando solo 0,79 pases por cada carrera y el premio fue la Super Bowl. En la que, adem¨¢s, Big Ben fue poco m¨¢s que una figura decorativa. Lo curioso es que un a?o despu¨¦s decidieron soltar un poco m¨¢s al quarterback, pasaron un poco m¨¢s, y fue un desastre. Cowher abandon¨® el equipo y lleg¨® Tomlin con Arians como coordinador ofensivo.
El legado de Arians
Durante toda su etapa, Arians mantuvo un sistema muy equilibrado entre pase y carrera. Y eso sigui¨® garantizando el ¨¦xito. En 2008 y 2010 jugaron la Super Bowl fieles a ese plan. Curiosamente en los a?os en que el equipo pas¨® m¨¢s, el equipo tuvo peor resultado. Recuerdo que en 2009 me pas¨¦ toda la temporada gritando a la televisi¨®n ¡°??Dadle el bal¨®n a Mendenhall!! Porque era evidente que cuanto m¨¢s protagonismo ten¨ªa el corredor, mejor jugaban los Steelers.
En embargo, en esa etapa se produjo una circunstancia l¨®gica que cambi¨® radicalmente la filosof¨ªa del equipo. Big Ben, que en sus primeros a?os estuvo sobreprotegido, poco a poco fue madurando hasta convertirse en un quarterback ¨¦lite que ped¨ªa protagonismo. Con ese detalle calve, y tras un conflicto en el vestuario entre Tomlin y Arians que nunca ha sido del todo aclarado, pero debi¨® ser de armas tomar, los Steelers decidieron fichar a Todd Haley como coordinador ofensivo.
Haley y los fuegos artificiales
Haley y Big Ben formaron una mezcla explosiva desde el primer d¨ªa. Era como juntar el hambre con las ganas de comer. Un coordinador vertical y agresivo y un quarterback harto de jugar con el freno de mano echado, y deseando lanzar misiles intercontinentales. Por eso, desde 2012 los Steelers han sido lo contrario a lo que nos hab¨ªan acostumbrado durante d¨¦cadas. El tradicional equipo de trincheras, que se agarraba al terreno con un gran ataque terrestre y la defensa m¨¢s agresiva de toda la NFL, pas¨® a convertirse en un conjunto que solo miraba al cielo con lanzamientos verticales y que buscaba ganar anotando m¨¢s puntos que su rival porque su defensa hac¨ªa poco m¨¢s que acompa?ar.
Y en realidad eso han sido los Steelers en los ¨²ltimos a?os. Con Big Ben tocando una sinfon¨ªa anotadora que iba a m¨¢s a?o tras a?o, con la ayuda de Antonio Brown, coronado como mejor receptor del momento. Incluso llevamos dos a?os diciendo que su ataque es el mejor de la NFL libra por libra, pero a todos los efectos el espect¨¢culo del campo no se traduce en t¨ªtulos. Los fuegos artificiales no sirven para derribar murallas.
El volantazo final
Durante toda esta temporada est¨¢bamos viendo c¨®mo el sistema iba agonizando poco a poco. El terrible ataque vertical de los Steelers se hab¨ªa caricaturizado para quedar reducido a un Big Ben obsesionado con Antonio Brown como ¨²nico camino para ganar. Pero Tomlin ha decidido decir basta para replantearse el camino.
Cuando algo sucede una vez puede ser un accidente; dos veces seguidas quiz¨¢ sea casualidad, pero cuando sucede tres, y en tres semanas consecutivas, ya es evidente la intenci¨®n. Y m¨¢s si el resultado son tres victorias y una mejora significativa en el nivel general de juego, no solo en ataque, tambi¨¦n en el aspecto defensivo.
Lo m¨¢s llamativo de ese cambio de filosof¨ªa es que el coeficiente entre pase y carrera ha vuelto a cifras de 2010, el a?o que llegaron a su ¨²ltima Super Bowl. A partir de ah¨ª, para profundizar en los cambios, os vuelvo a remitir al art¨ªculo de Antonio Mag¨®n, que lo explica con pelos y se?ales.
Mientras tanto, y hasta saber si el volantazo se confirma y tiene ¨¦xito, hay una cosa clara: estos Steelers si que se parecen otra vez a los ¡®Se?ores del Acero¡¯ de toda la vida¡ al menos en el aspecto ofensivo.