Jameis Winston mete a los Bucs en puestos de playoff
El quarterback de Tampa Bay tuvo una actuaci¨®n estelar, una m¨¢s, en San Diego y hace que su equipo duerma entre la ¨¦lite de la Conferencia Nacional.
data:image/s3,"s3://crabby-images/57229/57229d0a88e065b32867d95d2f0ee52f4f23b08a" alt="SAN DIEGO, CA - DECEMBER 04: Jameis Winston #3 of the Tampa Bay Buccaneers calls a play against the San Diego Chargers during the first half of a game at Qualcomm Stadium on December 4, 2016 in San Diego, California. Jeff Gross/Getty Images/AFP
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La llegada de Jameis Winston al estrellato de la NFL era cuesti¨®n de tiempo. No se trataba de si llegar¨ªa a ser uno de los grandes quarterbacks de esta liga sino de cu¨¢ndo lo ser¨ªa. Tras lo que hemos visto de ¨¦l esta temporada, y m¨¢s concretamente en el ¨²ltimo mes, ya se imaginaba que no estaba lejos ese momento. Y, tras el partido que los Tampa Bay Buccaneers han ganado por 28 a 21 a los San Diego Chargers en California, la verdad es que la espera parece que se nos va a hacer corta. Muy corta.
Con el triunfo, los Bucs duermen en puestos de playoff en la NFC. Han igualado, con un r¨¦cord de 7-5, a los Atlanta Falcons en la cima de la NFC Sur y, adem¨¢s, se han colocado como el segundo equipo de Wild Card en la conferencia.
No fue f¨¢cil, porque no es f¨¢cil ganar a estos Chargers, pero fue algo mucho mejor: fue convincente.
Jameis Winston, con su juventud exuberante y sus tan s¨®lo 28 partidos en esta liga, mostr¨® algunas de las cualidades que le adornan y que son esenciales para ser un buen QB. Quiz¨¢s la m¨¢s llamativa de ellas sea esa elusividad y sangre fr¨ªa que tienen cuatro elegidos. Cuatro contados con los dedos de una mano. Son innumerables las veces que, frente a los Chargers, se vio con un pass rusher encima del hombro, toc¨¢ndole, golep¨¢ndole, queriendo tirarle, casi consigui¨¦ndolo... s¨®lo para verle emerger en medio del pocket con la vista clavada en el frente y, aqu¨ª viene lo mejor, una sangre fr¨ªa intolerable en alguien tan joven. Sangre fr¨ªa que le permite completar la jugada que, por supuesto, no suele estar detr¨¢s de la l¨ªnea de scrimmeage. No. La b¨²squeda del primer down es su religi¨®n.
Dio igual, incluso, que se lesionase Doug Martin en el tercer cuarto. Winston conect¨® hasta con nueve receptores diferentes. Ni siquiera tuvo que abusar de Mike Evans, que s¨®lo recibi¨® 3 balones, para poner de rodillas a la defensa de los Chargers.
Su memorable actuaci¨®n se sald¨® con 280 yardas, un touchdown y una intercepci¨®n, pero es uno de esos casos en los que los n¨²meros no cuentan ni la mitad de la pel¨ªcula.
Porque los Chargers, como acostumbran, fueron un duro rival. Se pusieron por delante hasta en tres ocasiones. Dontrelle Inman en el primer cuarto, en un fenomenal pase de Philip Rivers de 35 yardas; Melvin Gordon en el segundo cuarto, tras un drive espl¨¦ndido de m¨¢s seis minutos; y Tyrell Williams en el tercer periodo, en otro big play de 40 yardas, sirvieron para que San Diego liderase en cada instante.
Y a cada una de esas anotaciones respondi¨® Tampa con coraje y fe, que nunca les falt¨®. Dos momentos fueron decisivos, no obstante, en medio de tanto intercambio de golpes al ment¨®n. El primero fue una intercepci¨®n de Lavonta David que retorno para touchdown; y el segundo, ya en el ¨²ltimo cuarto, fue un medido pase de Winston a Brate para touchdown que el equipo remat¨® con una conversi¨®n de dos a Mike Evans. En ella, de nuevo, la elusividad, la sangre fr¨ªa y el talento de Winston fue la clave. Puso el 28-21 final en el marcador que ser¨ªa refrendado por una intercepci¨®n de Tandy a un ya desesperado Philip Rivers.
Los Buccaneers est¨¢n en puestos de playoff a falta de cuatro partidos. No hay duda de que el m¨¦rito es de todo el equipo, con instantes en los que han brillado todas las unidades. De Noah Spence y Gerald McCoy en la presi¨®n, a Lavonta David y Kawn Alexander o Hargreaves y Canty; de Mike Evans a Doug Martin. S¨ª. Pero ninguno como un Jameis Winston que ha de empezar a ser nombrado entre los grandes de la liga y al que hay que ir quit¨¢ndole el apellido de joven promesa.