La lesi¨®n de Green es "season ending"... para los Bengals
Aunque las pruebas m¨¦dicas confirman que el WR podr¨¢ volver al campo antes de final de a?o, su ausencia es devastadora para el equipo.
Pocos deportes habr¨¢ m¨¢s colectivos que el football. Por eso, considerar la baja de un jugador como determinante para la trayectoria de un equipo puede parecer exagerado. Y en efecto, lo es. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, la falta de Green se viene a sumar a otros factores que convert¨ªan al receptor en el pilar sobre el que descansaban las aspiraciones bengal¨ªes.
Desde su irrupci¨®n en la liga, Green ha sido un seguro productor de yardas para Cincinnati. Quiz¨¢ minusvalorado por una personalidad no tan extrovertida como se estila en su posici¨®n, y eclipsado por la coincidencia con otros monstruos como Calvin Johnson, Larry Fitzgerald o Antonio Brown, recordemos que, junto a Moss, son los dos ¨²nicos WRs en conseguir al menos 1000 yardas de recepci¨®n en sus primeras 5 campa?as en la liga, y estaba camino de hacerlo (le faltaban apenas 36) por sexta consecutiva, igualando la mejor marca del m¨ªtico Randy. Si para cualquier franquicia la ausencia de un wide-receiver de su categor¨ªa deber¨ªa tener un impacto demoledor, mucho m¨¢s cuando es el eje sobre el que pivota el ataque de su equipo.
Para hacernos una idea, el 27% de los pases lanzados por Dalton desde que est¨¢ en la liga han ido dirigidos a ¨¦l. La ¡°Greendependencia¡± del QB pelirrojo es total, y suplirle no ser¨¢ nada f¨¢cil. No lo fue cuando contaba con otros receptores con quienes ten¨ªa forjada complicidad, menos ahora que sus principales WRs son nuevos en la plantilla. La discutible calidad de LaFell, y la inexperiencia de Boyd, son dos pesadas losas que deber¨¢ levantar el ataque a¨¦reo bengal¨ª, que hu¨¦rfano de su brillante estrella, deber¨¢ enfocarse en el siempre delicado de salud TE Eifert.
Porque el otro receptor mayoritario de pases, Bernard, s¨ª se ha lesionado de gravedad para lo que queda de a?o (y parte del pr¨®ximo). Entre ambos acaparaban el 45% de los lanzamientos de Dalton. La baja de Gio es otro de los factores que comentaba. Aunque el juego terrestre de Cincy est¨¢ dejando bastante que desear, Bernard siempre ha supuesto una soluci¨®n recibiendo fuera del backfield, y es de los mejores RBs de la liga en protecci¨®n al QB. Con el corredor fuera por segunda vez en su carrera por un desgarro de ligamentos de rodilla (ahora en la izquierda, en su etapa en North Carolina fue en la derecha), Dalton pierde uno de sus principales apoyos.
Y es que lo que deber¨ªa ser el principal soporte de cualquier QB, su l¨ªnea ofensiva, este a?o le est¨¢ abandonando. Dalton ha encajado ya 29 sacks, s¨®lo 3 menos que en toda la temporada pasada. El hundimiento de lo que hab¨ªa sido una de las unidades m¨¢s s¨®lidas de la franquicia, por diferentes causas (lenta adaptaci¨®n de Ogbuehi, edad de Whitworth, bajo rendimiento de center y guards), est¨¢ siendo la raz¨®n m¨¢s importante del paso atr¨¢s experimentado por la ofensiva. Tratando de solventar esta deficiencia, el coordinador Zampese est¨¢ implementando formaciones originales, siguiendo los pasos de su predecesor, el innovador Hue Jackson.
En la imagen 1A, vemos una formaci¨®n derivada de la ¡°Emery & Henry¡± ya explicada en el art¨ªculo ¡°El rendimiento ofensivo de Bengals va m¨¢s all¨¢ de Dalton". En ella, de los 7 jugadores que deben alinearse sobre la l¨ªnea de scrimmage, sit¨²an 3 en el centro, 3 en una banda y s¨®lo uno en la otra. El desconcierto en los Giants les hace subir toda su unidad en apenas 10 yardas. Viendo esa debilidad, Dalton lanza profundo al TE Eifert (naranja) a la espalda de la defensa, consiguiendo una ganancia de 71 yardas. En la imagen 2A vemos una formaci¨®n similar, pero esta vez es el RB Hill (naranja) quien se alinea junto a Dalton. Creada la superioridad en el centro, el corredor s¨®lo tiene que seguir los bloqueos de sus compa?eros para vencer la resistencia de la reducida DL y aprovechar el inmenso hueco central (verde) para ganar 20 yardas. En la 3A, la variaci¨®n es si cabe m¨¢s extrema, con s¨®lo 2 jugadores en el centro, en los hash-marks, uno de ellos el center, y hacia una banda 4 bloqueadores (azul) que despu¨¦s se convertir¨¢n en 5 con el apoyo de un WR. Hill (naranja) nada m¨¢s recibir el oval ya tiene formada una barrera delante que le pone en bandeja avanzar hacia el primer down.
Otra tara que arrastra el equipo atigrado esta temporada es el baj¨®n defensivo, lastrado por el peso que suponen una serie de veteranos (Peko, Maualuga, Dansby, Jones) cuyo tiempo ya ha pasado. El dedo que indique el camino a seguir debe orientarse hacia la necesaria renovaci¨®n generacional, y no hacia el grader¨ªo en gestos obscenos como el de Burfict, por m¨¢s que el p¨²blico se queje, con raz¨®n, aunque le pierdan las formas en la protesta arroj¨¢ndoles cerveza.
Si a los factores citados (mediocre cuerpo de receptores, limitado juego terrestre, l¨ªnea ofensiva porosa y defensa en recesi¨®n) le sumamos un kicker en exceso fall¨®n y unos entrenadores superados en las segundas mitades, nos encontramos un equipo cuyo ¨²nico argumento era Green. Sus milagrosos big-plays dieron a los suyos la victoria contra Jets, tranquilidad contra Dolphins y Browns, y emoci¨®n contra Redskins. Su p¨¦rdida es para Bengals tan dram¨¢tica como para sus propietarios en fantasy en este tramo final de las ligas.
En tales circunstancias, podemos concluir que 2016 supondr¨¢ el final de la racha de presencias consecutivas de Cincinnati en playoffs. Y el futuro no se presenta halag¨¹e?o. Su poder¨ªo desde 2011 se bas¨® en buenas elecciones de draft, tanto en rondas altas (Green, Dalton, Zeitler, Eifert, Bernard, Hill, Kirkpatrick) como en bajas (Atkins, Iloka, Marvin Jones). La continuidad de este proyecto, basado casi exclusivamente en el draft, se viene abajo cuando estas elecciones ya no son tan afortunadas: Ogbuehi y Fisher (OTs), Dennard (CB), Hunt (DE), Dawson (LB)¡
Click, clack. ?O¨ªs ese ruido? Es el conocido sonido de una ventana que se cierra, un ciclo que se acaba. Cuando dentro de unos a?os, aficionados bengal¨ªes nos sentemos alrededor de una mesa compartiendo cervezas y lamentaciones, recordaremos con nostalgia este lustro m¨¢gico en que el tigre volvi¨® a rugir en la Conferencia Americana.