Los Bengals no ganaron. Su afici¨®n s¨ª
El ¨²ltimo partido de las ¡°International Series¡± dej¨® un sabor agridulce por el empate final, pero sell¨® un recuerdo imborrable en los fan¨¢ticos europeos..Patriots-Eagles: Super Bowl LII en vivo
Hoy no voy a hablar de t¨¢ctica ni estrategia. Ni managers, entrenadores o jugadores. Hoy voy hablar de vosotros, los fieles aficionados. Hoy voy a hablar de m¨ª. Como Steelers y Ravens ten¨ªan bye, y Cleveland volvi¨® a ser Cleveland, espero que me permit¨¢is el capricho. La ocasi¨®n lo merec¨ªa. Los Bengals ven¨ªan por primera vez a Europa, y no pod¨ªa dejar pasar la experiencia.
¡°?Por qu¨¦ eres de los Bengals?¡±. ?sta era la pregunta m¨¢s com¨²n que nos hac¨ªan nuestros colegas estadounidenses al presentarnos. Para los nativos de Cincinnati, es algo natural; pero les intrigaba el origen de nuestra afici¨®n. Despu¨¦s de 28 a?os, y dos art¨ªculos sobre el tema en esta web a¨²n sigo sin conocer del todo la respuesta. Cada uno tiene su propia historia. Algunas evidentes y similares, otras m¨¢s diversas y rebuscadas; pero como dije, dentro de cada cual hay latente un seguidor de un equipo en espera del hecho puntual que lo haga manifestarse.
Esta pregunta es igualmente v¨¢lida cambiando el nombre del equipo. Resulta complicado entender la raz¨®n por la que nos atrae tanto un deporte tan alejado de nuestra cultura, casi imposible de seguir de no existir internet, y cuyos partidos se juegan en horarios altamente intempestivos. Y no s¨®lo eso, sino que cuando el calendario nos permite acercarnos a verles, hacemos lo imposible por conseguirlo. Nos dejamos un dineral que nos costar¨¢ terminar el mes a pan y agua. Otros sacrifican horas de sue?o, como Alberto, que cerr¨® su bar a las 4:30 de la madrugada para ir directo a tomar un vuelo y llegar a tiempo al estadio. Muchos arrastran en su locura a parejas y amigos, aficionados al football o no, sin otro motivo que el amor incondicional o una sincera amistad. S¨®lo le encuentro una explicaci¨®n: la pasi¨®n. Ese sentimiento que embriaga entusiasmados junto al equipo de sus amores tanto a canosos veteranos como a noveles reci¨¦n llegados, inconscientes de lo que les espera con su elecci¨®n.
Responsables padres de familia fotografi¨¢ndose junto a la mascota ¡°Who Dey¡±, emocionados como estar¨ªan sus hijos haciendo lo propio con Piol¨ªn o la princesa Elsa en Disneyland. O Nane, la fiera linebacker de Terrassa Reds y la selecci¨®n nacional, decidida y valiente placando corredoras rivales, pero a quien le tiembla el pulso al grabar con el m¨®vil la arenga de Dalton en el Fan Rally. Qui¨¦n soy yo para hablar, si a mis 47 primaveras, me quedo sin palabras, nervioso cual adolescente carpetera, al estrechar la manaza de mi ¨ªdolo Anthony Mu?oz. La vida no siempre te permite disfrutar estos momentos de ensue?o, que justifican los sacrificios citados.
Dicen que los partidos de Londres no es football aut¨¦ntico. Ni falta que hace. Su objetivo, m¨¢s all¨¢ del econ¨®mico que persigue el circo de la NFL, es la comuni¨®n entre aficiones. Y vaya si lo consigue. Al calor de las cervezas en un pub, cincinnatianos desinhibidos y euf¨®ricos europeos, forjan indestructibles lazos de amistad, al menos mientras dura la noche. La parroquia hispana, permite poner cara a quienes han mantenido durante a?os una relaci¨®n meramente epistolar.
Por fin, el plato fuerte, el partido. El engranaje mercantil de la NFL a pleno rendimiento. Un espectacular tailgate con actuaciones, atracciones, puestos de comida falsamente denominada r¨¢pida por las interminables colas, y tiendas NFL con el prodigioso efecto de vencer mi natural alergia a las compras, en las que dej¨¦ una cantidad que mejor mi mujer nunca llegue a saber. Y por encima de todo, la cordialidad entre aficiones. ?nicamente en nuestro deporte es posible la convivencia, no s¨®lo pac¨ªfica sino c¨®mplice, entre seguidores de equipos rivales, un hecho del que debemos sentirnos orgullosos. Pullas y abucheos son respondidos con una sonrisa y, como mucho, una r¨¦plica ocurrente. El evento es una fiesta, como deber¨ªan ser este tipo de espect¨¢culos, y as¨ª lo trasmiten los aficionados ataviados con los m¨¢s estramb¨®ticos disfraces.
En lo deportivo, el encuentro dio m¨¢s vueltas que el London Eye. M¨¢s all¨¢ de kickers fallones, ataques timoratos y defensas complacientes, si pretend¨ªan que los seguidores atigrados tuvi¨¦semos una aut¨¦ntica ¡°Bengals experience¡±, lo consiguieron plenamente. Un absoluto compendio de lo que es nuestro equipo, por si durante este tiempo no hab¨ªamos prestado suficiente atenci¨®n. Arranque decepcionante, recuperaci¨®n ilusionante, y cuando parec¨ªa que ya estaba, falta de disciplina que nos lleva a una raci¨®n extra de agon¨ªa. Nuestro equipo nos lleva al l¨ªmite de la desesperaci¨®n, pero cuando encaramos la tragedia que siempre nos acompa?a y parece que por fin se produce el milagro fruto de alg¨²n ser superior que se apiada de nosotros, entendemos s¨®lo es para dar otra vuelta de tuerca a nuestro sufrimiento con el fumble de Dalton. Este es nuestro equipo. Para lo bueno y lo malo. La salud o la enfermedad. Cualquier otro seguidor habr¨ªa renunciado hace tiempo, pero nosotros¡ somos de los Bengals.