Los Jaguars se impusieron en el esperpento de Wembley
Ambos equipos jugaron un partido rid¨ªculo, lleno de errores y con ausencia total de football, con las gradas vac¨ªas al final pese al marcador apretado.
Wembley presenci¨® el Jaguars-Cots en silencio. Pero no era un silencio nacido de la flema brit¨¢nica, sino de la incompetencia de ambos equipos, que protagonizaron un espect¨¢culo lamentable. El p¨²blico europeo es agradecido y llena la catedral del f¨²tbol ingl¨¦s con el objetivo ineludible de divertirse y vivir un acontecimiento muy especial¡ pero lo m¨ªnimo que puede hacer la NFL es ofrecer ese espect¨¢culo especial prometido. Jaguars y Colts no son a d¨ªa de hoy capaces de algo as¨ª. Muchos puntos no es sin¨®nimo de football y el aficionados europeo es suficientemente maduro para saberlo.
Tibios aplausos y respeto educado ambientaron un encuentro que mereci¨® vivirse con silbidos y abucheos desde el minuto inicial. El p¨²blico, estupefacto, observaba como la l¨ªnea ofensiva de los Colts, plagada de rookies, era incapaz de frenar ni siquiera a las cuatro jugadores de la l¨ªnea de los Jaguars. Cuando Luck de milagro consegu¨ªa lanzar un pase, sus receptores dejaban caer el bal¨®n inexplicablemente. Al otro lado del bal¨®n, los Jaguars igualaban el duelo de desprop¨®sitos con un festival de penalizaciones defensivas, de las que poco a poco tambi¨¦n se contagi¨® la defensa de Indian¨¢polis.
Por suerte, en la NFL siempre hay algo a lo que agarrarse. En los Colts era Frank Gore, que con sus eficaces carreras al menos manten¨ªa a sus compa?eros en el partido combin¨¢ndose con los regalos de la defensa de Jacksonville. Aunque el mayor consuelo de los Colts volv¨ªa a ser su hombre infalible; Vinatieri, eterno y con el pelo ya casi completamente blanco, met¨ªa entre palos dos patadas largas en la primera mitad, que al menos maquillaban dos cuartos en los que el resto del equipo no era capaz de hacer nada a derechas.
Los Jaguars, otra vez ca¨®ticos, empezaban jugando sin ning¨²n criterio aparente en ataque, con Bortles desorientado, sin saber lo que hacer con el bal¨®n, hasta que su equipo consigui¨® interceptar a Luck, darle una buena posici¨®n de campo y que funcionara la conexi¨®n entre el quarterback y Allen Robinson. Despu¨¦s de ese primer touchdown, Bortles empez¨® a entonarse (pero sin pasarse, eh) y a hacer da?o, sobre todo corriendo con el bal¨®n. Entre ¨¦l y Yeldon dejaban en evidencia al front seven de los Colts, impropio de un equipo de la NFL.
Con ese gui¨®n bastante poco edificante trascurri¨® toda la primera mitad, que termin¨® con los Jaguars por delante 17-6, despu¨¦s de que Bortles anotara un touchdown de carrera y un field goal de Myers en el ¨²ltimo segundo.
En la segunda parte, las dos escuadras insistieron con lo que les funcionaba, que era el juego de carrera. Pero Gore segu¨ªa demasiado solo tirando de los Colts, mientras Yeldon recib¨ªa m¨¢s ayuda de Ivory, que empez¨® a compartir balones en el backfield. As¨ª llegaron dos field goals m¨¢s de Myers en el tercer cuarto, que dejaron el marcador inalcanzable para los inoperantes Colts (6-23).
Seg¨²n avanzaba el partido, la calidad no mejoraba, pero s¨ª la intensidad. No es que lo hicieran mejor, pero s¨ª m¨¢s deprisa, as¨ª que pasaban m¨¢s cosas¡ malas casi todas. El festival de penalizaciones de la defensa de los Jaguars ganaba en intensidad, si cabe, mientras Andrew Luck, que en toda la primera mitad hab¨ªa lanzado 8 completos para 47 yardas, consegu¨ªa completar algo m¨¢s, aunque sobre todo lanzaba pases sin ton ni son que consegu¨ªan su objetivo gracias a otra penalizaci¨®n tambi¨¦n sin ton ni son de sus rivales. As¨ª lleg¨® primero un touchdown de Gore reci¨¦n comenzado el ¨²ltimo cuarto (23-13) y luego otro de pase a T.Y. Hilton (23-20). Quedaban siete minutos y, visto el espect¨¢culo rid¨ªculo, lo ¨²nico importante era ¡°?Dios por favor!¡± que no haya pr¨®rroga.
Justo cuando nos corr¨ªa un escalofr¨ªo por la espalda ante la posibilidad de que se llegara al tiempo extra, la defensa de los Colts dio otra lecci¨®n de incompetencia, apart¨¢ndose durante 42 yardas para que Allen Hurns anotara un touchdowns que habr¨ªa sido de risa si a esas alturas no hubi¨¦ramos estado todos con ganas de llorar (30-20).
Cuando todos respir¨¢bamos tranquilos, pensando ya en los partidos que estaban a punto de empezar como medicina reconstituyente, Luck lanzaba un pase de 64 yardas a Dorsett que dejaba en evidencia a Jalen Ramsey, cornerback rookie de los jaguars y uno de los pocos que se hab¨ªan salvado de la quema hasta ese momento, y terminaba en touchdown (30-27). La sombra del tiempo extra volv¨ªa a balancearse como un p¨¦ndulo mientras el p¨²blico abandonaba a borbotones la grada huyendo del esperpento sin que le importara un bledo el resultado.
El final hizo honor al resto del partido, los Colts fueron incapaces de llegar a distancia de field goal pese a la ayuda recibida por la defensa de Jacksonville. Fin del partido y suspiros de alivio. Chavalotes, tanta paz llev¨¦is como descanso dej¨¢is. Triste charlotada.
Las gradas de Wembley, silenciosas durante m¨¢s de tres horas eternas, e inundadas de rostros aburridos y at¨®nitos, pese a grandes jugadas y touchdowns explosivos, todos de mentira, deben hacer pensar a una NFL que, por una maldici¨®n inexplicable, o una planificaci¨®n viciada, se est¨¢n trayendo a Europa partidos cuya calidad media est¨¢ por debajo de la media de la competici¨®n.