El Yankee Stadium despide a David Ortiz¡ sin sorpresas
El acto de homenaje al gran rival de los Boston Red Sox transcurre sin mayores problemas y se caracteriza por el buen gusto y el respeto.
Las grandes rivalidades a lo largo de la historia comparten una gran verdad y es que ambas partes, sean equipos, personas o distintos aspectos de la citada rivalidad se complementan y SE NECESITAN.
Esto es lo que ocurre entre los New York Yankees, su afici¨®n y el Yankee Killer contempor¨¢neo, David Ortiz. Los unos no se entienden sin los otros y afortunadamente, toda esa rivalidad sana fue celebrada y atesorada en el momento del adi¨®s de uno de los grandes antagonistas que han tenido los New York Yankees a lo largo de su historia.
Al final, la ¡®peculiar¡¯ iniciativa que buscaba que 50.000 o algunos menos aficionados de los Yankees le ense?aran el culo a David Ortiz en su despedida no tuvo mayor impacto y lo que imper¨® fueron las buenas maneras y el respeto por alguien que ha ayudado a hacer m¨¢s popular este deporte y que ha hecho que esta competitividad con los Bombarderos del Bronx adquiriera una trascendencia especial.
Como parte de los actos previos a la disputa del ¨²ltimo encuentro de la serie, una en la que los Yankees consiguieron barrer a los BoSox, el club le dedic¨® un sentido homenaje al dominicano y le obsequi¨® con dos regalos: uno que fue un libro encuadernado con testimonios de jugadores y t¨¦cnicos de los Yankees hablando sobre lo que ha supuesto David Ortiz a lo largo de los a?os, y un precioso cuadro que inmortaliza el momento en el que Big Papi recibe el homenaje y saluda al respetable del Yankee Stadium, con la inestimable ayuda de su gran amigo y rival, Mariano Rivera.
La serie fue bastante intrascendente para el bateador designado de Boston, que se march¨® b¨¢sicamente con las manos vac¨ªas al igual que su equipo, pero recibi¨® un ¨²ltimo homenaje en la cuarta entrada al concederle una base por bolas y salir del partido.
Con la retirada de Ortiz y las ya certificadas de Alex Rodr¨ªguez y Mark Teixeira, s¨®lo nos queda C.C. Sabathia como exponente principal de una rivalidad que ha perdurado a lo largo de las d¨¦cadas y que tendr¨¢ nuevos y puede que mejores protagonistas desde este mismo momento.