Los Titans vencen, pero no convencen
Pusieron en aprietos a los Vikings y vencieron por la m¨ªnima a los Lions. Pero sigue habiendo s¨ªntomas preocupantes¡ que casi siempre apuntan a Mularkey.
Si hace ahora tres semanas a cualquier aficionado de los Titans le hubieran puesto delante un contrato estipulando que su equipos cerrar¨ªa las dos primeras jornadas con una victoria y una ajustada derrota ante los Vikings, uno de los grandes favoritos, habr¨ªa firmado sin pensarlo. Mejor no cegarse por el ¡°brillo¡± de los resultados, sin embargo: los de Nashville siguen acumulando errores que auguran tiempos m¨¢s duros antes de llegar a la tierra prometida.
S¨ªntomas hay muchos. Para dar y tomar. Algunos a simple vista peque?os, sin importancia, que afectan a una sola jugada. Otros m¨¢s graves, que tienen que ver con la estrategia general del equipo. Y el principal problema de todos ellos es que todos se?alan en una misma direcci¨®n: el cuerpo t¨¦cnico.
Tomemos por ejemplo la jugada que abri¨® el marcador en el partido del domingo contra los Lions, el safety. Tras el snap, los dos jugadores que cubr¨ªan el flanco derecho de la l¨ªnea de los Titans ¨C el rookie Jack Conklin y el guard Chance Warmack ¨C dan un paso atr¨¢s, proceden a intentar proteger el paso y a desviar la trayectoria del pass-rusher de los Lions hacia el exterior de la l¨ªnea. El problema, claro, es que en realidad Mariota no iba a pasar el bal¨®n: la jugada era una carrera precisamente hacia ese lado derecho de la l¨ªnea. Conklin, en lugar de evitar la presi¨®n de Detroit, hab¨ªa lanzado al jugador contrario directamente hacia su quarterback.
Error de novato, podr¨ªa pensarse. ?Pero dos jugadores, uno junto a otro, cometiendo el mismo error? ?Uno de ellos ya con varios a?os de experiencia en la liga? No parece muy probable. M¨¢s bien suena a un error de coordinaci¨®n entre el quarterback y sus jugadores. Un problema de comunicaci¨®n en el huddle. Una de esas cosas que se entrena d¨ªa a d¨ªa, de forma machacona, y a la que los coordinadores y los entrenadores encargados de cada posici¨®n deber¨ªan prestar mucha atenci¨®n. Especialmente en equipos j¨®venes, todav¨ªa en crecimiento. En cualquier caso, un error menor. Muy llamativo porque en este caso cost¨® dos puntos y la posesi¨®n, pero de los que suceden incluso en las mejores familias.
Mariota tambi¨¦n fue el protagonista de otro de esos errores tontos que, en muchas ocasiones, cuestan partidos. En plena remontada, en tercera y 10 y en la yarda 26 de Detroit (es decir, con el field goal a tiro), Mariota retuvo el bal¨®n en sus manos demasiado tiempo y permiti¨® un sack. La p¨¦rdida de yardas, doce, fue suficiente como para sacar a los Titans del field goal range.
Si hay algo que un quarterback debe tener claro en esa situaci¨®n es que lo ¨²ltimo que debe hacer es perder yardas. Es clave mantener al kicker en una posici¨®n c¨®moda para intentar convertir los tres puntos. Una vez m¨¢s, pecadillos veniales de juventud. O no tanto. Porque, qu¨¦ hac¨ªan Mularkey y su coordinador ofensivo cantando una jugada en la que Mariota, que se mueve como pez en el agua en formaciones shotgun y de pase r¨¢pido, tiene que hacer un dropback¡ ???y desde el shotgun!!! Seguro que el playbook de los Titans incluye docenas de jugadas que no impliquen colocar a su quarterback doce yardas por detr¨¢s de la l¨ªnea de scrimmage en una situaci¨®n en la que no perder terreno es clave.
Y aqu¨ª es donde asoma ya el que, en realidad, es el problema m¨¢s grave de los Titans. Por un lado, que el juego de carrera no parece funcionar. Entre otras cosas porque la l¨ªnea no termina de abrir los huecos necesarios para ello. Pero incluso m¨¢s desesperante es comprobar como, a pesar de todas sus declaraciones, Mularkey y compa?¨ªa se empe?an en aplicar un gameplan que, sencillamente, no beneficia en nada a Mariota. El quarterback ex de Oregon ha demostrado que es un excepcional pasador en las distancias cortas y medias. Con una precisi¨®n pasmosa que le permite colocar el bal¨®n en huecos inveros¨ªmiles (y para muestra, el touchdown en el que conect¨® con Walker). Tambi¨¦n ha demostrado que sufre mucho m¨¢s con los pases largos. La potencia no es su principal caracter¨ªstica, y su l¨ªnea tampoco suele permitirle tiempo suficiente para que la jugada se desarrolle.
Cualquiera pensar¨ªa que, as¨ª las cosas, sus entrenadores llenar¨ªan el game plan de slants, rutas flat y situaciones en las que Delanie Walker pudiera recibir en el centro del campo y sus running backs pegados a la banda. Cualquiera menos Mularkey, claro, que en realidad apuesta mucho m¨¢s por rutas verticales para sus receptores y por dejar vac¨ªa el ¨¢rea entre la l¨ªnea defensiva y los linebackers. Y eso que cuando se rindi¨® a la evidencia y opt¨® por lo primero, por lo l¨®gico y evidente, los Titans empezaron a carburar y obraron la remontada.
Hay un ¨²ltimo detalle que demuestra que Mularkey sigue sin aprender el oficio de head coach. Un repaso somero al partido de los Lions contra los Colts en la primera jornada deja clara una cosa: no debes regalarle yardas a Matt Stafford as¨ª como as¨ª enviando un kick off directamente a la endzone. No si tiene sus tres tiempos muertos disponibles y un field goal le vale para ganar el partido. Chuck Pagano ya pag¨® caro su error. ?Qu¨¦ hizo Mularkey? Lo mismo que Pagano. Tuvo m¨¢s suerte, pero se puso en una situaci¨®n de riesgo innecesariamente.
Una victoria en Detroit y una derrota ajustada contra los Vikings tapan muchas cosas. Y tras el partido de ayer en Houston, los Titans bien pueden empatar al frente de la AFC Sur con una victoria este fin de semana en casa ante los Raiders. Pero que nadie se enga?e: hay cosas que no han cambiado. Y si no lo hacen en las pr¨®ximas semanas, este principio de temporada de los de Nashville, que en la superficie parece prometedor, no ser¨¢ m¨¢s que un espejismo.