Robert Griffin III llena Cleveland de babas
El quarterback mejor¨® la exhibici¨®n del primer partido de pretemporada, con dos pases de touchdowns y varias arrancadas el¨¦ctricas contra los Falcons. <ul> <li> - Super Bowl 2017: Tom Brady el h¨¦roe: <a href="http://masdeporte.as.com/masdeporte/2017/02/06/nfl/1486355762_464228.html" title="Tom Brady consigue su cuarto MVP "> consigue su cuarto MVP </a>. </li> </ul>


?Viva el ¡®moneyball¡¯, Paul DePodesta, la invasi¨®n de los ultracuerpos y las segundas oportunidades! Solo hay que ver c¨®mo se echaba las manos a la cabeza la afici¨®n de los Cleveland Browns en la grada durante los dos primeros cuartos entre su equipo y los Falcons. No se lo hab¨ªan pasado tan bien desde hace muchos a?os, ni siquiera con las locuras de Johnny Manziel. Pero esta vez no es el jolgorio de lo imprevisible, sino la alegr¨ªa de la esperanza. La sensaci¨®n de que han dejado de ser la charlotada para so?ar con convertirse en cabezas de cartel.
Cuando las estad¨ªsticas beisboleras del cerebro de los Athletics llegaron a la NFL, todos pensamos que hab¨ªamos topado con Haslam y sus ocurrencias. Otra idea peregrina del equipo que nunca hace lo que debe. Pero a estas alturas, y sin saber si la bombilla se le encendi¨® a DePodesta o de Hue Jackson, el fichaje de Robert Giffin III parece la mejor idea de la humanidad desde el invento de la fregona.
Insisto, la prueba del algod¨®n no est¨¢ sobre el emparrillado, sino en la grada. Miradas incr¨¦dulas, manos a la cabeza, baba resbalando y brazos al cielo con los pu?os cerrados. Los Reyes Magos, Santa o quien sea, de paseo por Cleveland en agosto, regalando alegr¨ªa. Una grada que parece haber recuperado la ilusi¨®n, mientras Hue Jackson sonr¨ªe en la banda y asiente satisfecho, porque le gusta lo que ve sobre el campo.
Eso no significa que los Browns vayan a ser aspirantes a playoffs, que ni de co?a, pero s¨ª empieza a quedar m¨¢s que claro que este proyecto huele que alimenta. Y no creo que lo que escribo sea una sobrerreacci¨®n, despu¨¦s de haber visto dos cuartos de un partido de pretemporada de pie e incapaz de sentarme, asombrado frente a la pantalla, como si estuviera en enero y en plenos playoffs.
Porque, ?qu¨¦ narices! RGIII tiene talento de gran estrella, f¨ªsico de estatua griega y ganas de comerse el mundo. Y yo no s¨¦ si esa actitud altiva que le llev¨® a destruir su relaci¨®n con el resto del vestuario en Washington puede reproducirse. Tiempo habr¨¢ para verlo. Pero s¨ª estoy seguro de que ha aprendido, y mucho, de sus errores pasados. Y en cada snap demuestra que ha estudiado m¨¢s que bien la lecci¨®n, aunque haya sido a base de jarabe de palo.
No me sorprenden sus dos pases de touchdown majestuosos, el primero de 50 yardas a Pryor destrozando las leyes de la f¨ªsica¡ Pero el segundo, ?Ay el segundo!, enhebrando la aguja imposible y poniendo el bal¨®n como un ni?o en brazos de Barnidge, como si fuera un triple de 29 yardas que no toca el aro. En serio, no me asombr¨® por eso, hace mucho que s¨¦ que Griffin sabe hacerlo.
Lo que me pareci¨® sorprendente, lo que me hace creer que esta vez s¨ª, que las cuentas de Moneyball son perfectas y hay vida despu¨¦s de la muerte, fue ver a Robert Griffin III, el hombre que se estampaba contra los defensas, deslizarse sobre el c¨¦sped con dos 'slides' majestuosos, como el aterrizaje de una superfortaleza volante. Griffin ha aprendido a correr como un quarterback, a medir el riesgo y cuidar su salud. Y para m¨ª esa es la prueba definitiva de que ha vuelto para quedarse.
Ahora solo hace falta que Hue Jackson le fabrique un traje en el que se sienta a gusto. Y creo que el sastre ofensivo del momento ya ha dado con la tecla. Griffin y Crowell bailaron felices en una option que desconcert¨® hasta a los c¨¢maras de televisi¨®n y provoc¨® un run run constante de satisfacci¨®n que flotaba sobre las gradas del FirstEnergy Stadium.
La gente se preguntaba, mientras se echaba las manos a la cabeza: ¡°?Y si con estos tipos se produce por fin el milagro?¡±