Ali, ¡®El Hijo de la Bomba¡¯, la flecha ¡®m¨¢gica¡¯ de Barcelona¡
El encendido del pebetero ol¨ªmpico ha deparado historias extraordinarias desde que se instaur¨® en los Juegos de Berl¨ªn 1936. La primera mujer fue una mexicana.

Ceremonia de Inauguraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos R¨ªo 2016 en directo
La primera antorcha ol¨ªmpica se utiliz¨® hace ahora 80 a?os, en los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn 1936. El fuego sagrado se encendi¨® en Olimpia por vestales griegas en un crisol, aprovechando los rayos del sol. La llama pas¨® por Atenas, Sof¨ªa, Belgrado, Budapest, Viena y Praga y entr¨® en Alemania por Dresde hasta llegar a Berl¨ªn. Y all¨ª se procedi¨® por vez primera al encendido del pebetero, ante 110.000 espectadores y la plana mayor del Tercer Reich, encabezada por Adolf Hitler. El hombre encargado de prender el fuego que iba a alumbrar el estadio ol¨ªmpico hasta el final de los Juegos fue el atleta germano Fritz Schilgen, especialista en mediofondo?y fondo, que no compiti¨® en Berl¨ªn, que no lo hab¨ªa hecho nunca antes en unos Juegos y que jam¨¢s lo iba a hacer. Fue elegido directamente por la m¨ªtica directora de cine Leni Riefenstahl, autora de la maravillosa Olimpica, la pel¨ªcula conmemorativa de los Juegos. Y fue seleccionado "por la belleza de su zancada".?
El encendido del pebetero se ha convertido tal vez en el ceremonial m¨¢s importante de los Juegos y a lo largo de la historia ha deparado muchas circunstancias curiosas. Por ejemplo, en Melbourne 1956 fue elegido un joven australiano que ten¨ªa el r¨¦cord mundial j¨²nior (menores de 20 a?os) en la milla, pero que no se hab¨ªa clasificado para los Juegos por un puesto. Se llamaba Ron Clarke y con el tiempo se convertir¨ªa en plusmarquista mundial absoluto de 5.000 y 10.000 metros. Cuando encendi¨® el pebetero le salpic¨® el combustible (pastillas de naftalina y hexamina) y sufri¨® quemaduras en el brazo derecho. A pesar de sus extraordinarias marcas nunca fue campe¨®n ol¨ªmpico, porque su flojo sprint final le hac¨ªa muy vulnerable.
En Tokio 1964 encendi¨® el fuego el japon¨¦s Joshimori Sakai, al que se conoc¨ªa como El Hijo de la Bomba, porque naci¨® el 6 de agosto de 1945, el mismo d¨ªa en que el avi¨®n estadounidense B-29 Enola Gay lanz¨® a las 8:15 de la ma?ana el primer ataque nuclear de la historia, al que seguir¨ªa poco despu¨¦s el de Nagasaki?
Cuatro a?os despu¨¦s, en M¨¦xico, encendi¨® el pebetero la primera mujer: Enriqueta Basilio. Lo hizo el 12 de octubre, el mismo d¨ªa en que Crist¨®bal Col¨®n lleg¨® a Am¨¦rica en 1492. Enriqueta era campeona mexicana de vallas, dio una vuelta a la pista en la que se iban a batir r¨¦cords c¨®smicos, y ascendi¨® una rampa de 90 escalones, con el estadio en silencio absoluto y con un ¨²nico sonido en el ambiente: los latidos de un coraz¨®n.?
En Montreal 1976 apareci¨® otra mujer en el ¨²ltimo relevo, pero acompa?ada de un hombre. Era la primera vez en la historia que la llama se encend¨ªa por dos personas. Eran los atletas canadienses St¨¨phane Prefontaine (franc¨®fono) y Sandra Henderson (angl¨®fona), en un s¨ªmbolo de unificaci¨®n entre las dos comunidades principales del pa¨ªs norteamericano. Se lleg¨® a publicar que acabaron cas¨¢ndose, algo que ambos desmintieron. Tendr¨ªan que pasar 32 a?os para que otra mujer, Cathy Freeman, aborigen australiana, encendiese la llama en Sidney 2000, Juegos en los que gan¨® el oro en 400 metros de atletismo.
Pero hubo otros pioneros. Por ejemplo, en Los ?ngeles 1984 el estadounidense Rafer Johnson, que hab¨ªa sido oro en el d¨¦catl¨®n de Roma 1960, se convirti¨® en el primer deportista negro en hacer el ¨²ltimo relevo. Rafer Johnson es un personaje muy interesante. trabaj¨® con su amigo Kirk Douglas en Espartaco, como gladiador et¨ªope que se niega a matarle tras vencerle en un combate, y tambi¨¦n intervino en Licencia para Matar, junto a Sean Connery, el m¨¢s famoso Agente 007. Particip¨® en la campa?a electoral de Robert F. Kennedy, en 1968, y fue uno de los que atrap¨® a su asesino, Shirhan Shirhan, palestino nacido en Jerusal¨¦n, poco despu¨¦s del crimen.?
Y en Barcelona 1992 se asisti¨® al que probablemente haya sido el encendido del pebetero m¨¢s original de la historia. El ¨²ltimo relevista fue el baloncestista Juan Antonio San Epifanio, Epi, pero entreg¨® la llama al arquero paral¨ªmpico madrile?o Antonio Rebollo, que prendi¨® la punta de su flecha y de un brillante disparo encendi¨® el pebetero situado en lo alto de la grada
Aquello result¨® muy emotivo, como lo fue ver en Atlanta 1996 al m¨ªtico exboxeador Muhammad Ali ncender el pebetero,aquejado ya gravemente de la Enfermedad de Parkinson, en medio de un silencio reverencial. Fue un secreto espl¨¦ndidamente guardado. En el estadio ol¨ªmpico hubo mucha gente que llor¨®.?