Griffey y Piazza llegan al HOF por dos caminos distintos
Los dos enormes jugadores, que fueron dos de los mejores que actuaron en los 90, fueron homenajeados en una emotiva ceremonia en Cooperstown.

La Major League Baseball tuvo la ocasi¨®n de celebrar lo que viene siendo un acto casi sagrado como es la introducci¨®n de los nuevos inquilinos del Sal¨®n de la Fama en Cooperstown, en el estado de Nueva York, siempre que los votantes hayan hecho los deberes y recompensen a esos miembros con un respaldo superior al 75%, que no siempre es el caso.
En esta ocasi¨®n, los dos protagonistas fueron dos de los mejores jugadores que hemos tenido el lujo y privilegio de verles jugar a lo largo de los a?os 90 y buena parte del nuevo siglo y milenio en la figura de Ken Griffey Jr. y Mike Piazza, que destacaron en una de las ceremonias que m¨¢s p¨²blico han acercado hasta la coqueta ciudad donde se sit¨²a la sede del Hall of Fame del b¨¦isbol.
Sin embargo, y para a?adir un extra a esa emotiva e irrepetible ceremonia, en las que las l¨¢grimas no tardaron en aparecer minutos sino escasos segundos en el habitual discurso de aceptaci¨®n por parte de los dos nuevos inquilinos, se trata de dos caminos bien distintos o si se me permite, dos caras de la misma moneda, la de la leyenda que entra por la puerta grande.
Por un lado, nos encontr¨¢bamos a Ken Griffey Jr., el primer jugador elegido en el draft de 1987 y el ¨²nico que hab¨ªa liderado cualquier proceso de draft desde su inauguraci¨®n, que entraba en el Hall of Fame. No lo hac¨ªa de cualquier manera, ya que obtuvo un 99.3% del respaldo, con s¨®lo tres ¡®especialistas¡¯ que hab¨ªan considerado que Griffey no deb¨ªa entrar a la primera por cualquier peregrina raz¨®n. De esta manera, superaba la marca de Tom Seaver, que fue la marca a batir desde su entrada en Cooperstown.
Ken Griffey Jr. era ¡®The Kid¡¯, el chaval que contagiaba a todo el mundo con su irresistible sonrisa y que tan pronto te hac¨ªa un home run majestuoso como protagonizaba una captura incre¨ªble que te dejaba igualmente con la boca abierta con un gesto de pura alegr¨ªa mientras se mov¨ªa con su caracter¨ªstica gorra puesta al rev¨¦s, que tambi¨¦n tuvo su momento durante el discurso. Es verdad que su carrera tiene dos per¨ªodos claramente diferenciados, siendo el primero en Seattle Mariners much¨ªsimo m¨¢s importante que el de los Reds o el cameo en los White Sox.
Realizando proezas al alcance de uno de los pocos elegidos, batall¨® con Barry Bonds por ver qui¨¦n era el mejor jugador de los 90 y, aunque se puede decir que no fue el vencedor, su reputaci¨®n permaneci¨® intacta y por ese motivo acab¨® en el Hall of Fame a la primera oportunidad.
El Michael Jordan del b¨¦isbol, como fue bautizado Junior Griffey, complet¨® una memorable carrera con 630 home runs y 1836 carreras impulsadas, adem¨¢s de ganar un MVP, ganar diez Guantes de Oro y multitud de reconocimientos. Lo ¨²nico que le fall¨® fue la oportunidad de disputar y ganar unas Series Mundiales, y lo que podr¨ªa haber sido sus n¨²meros totales si las lesiones no hubieran jugado un papel tan determinante.
Por su parte, Mike Piazza nunca tuvo el pedigr¨ª de su compa?ero de promoci¨®n y fue un favor de su padrino Tommy Lasorda a su padre Vince Piazza lo que hizo que le escogieran en la ronda n¨²mero 62 y en el puesto 1390. Los Dodgers no lo sab¨ªan, pero hab¨ªan elegido al mejor catcher ofensivo de la historia en la posici¨®n m¨¢s tard¨ªa que ha terminado entrando en Cooperstown.
Aunque algunos piensen que Piazza deber¨ªa haber disputado toda su carrera en Chavez Ravine y que deber¨ªa lucir la gorra de los Dodgers en su placa, nadie puede negar que el impacto que tuvo en la franquicia de los Mets no es peque?o, convirti¨¦ndose en el segundo miembro de los del barrio de Queens que perdurar¨¢ por siempre y para siempre en las venerables salas del Hall of Fame.
Logr¨® 427 home runs a lo largo de los 16 a?os en los que milit¨® en Dodgers, Marlins, Mets, Padres y Athletics, de los 396 fue como catcher adem¨¢s de los 12 All-Stars que disput¨® y las diez veces que gan¨® el Silver Slugger, el bateador de plata que celebra al mejor en la faceta ofensiva.
Gracias al dur¨ªsimo trabajo, algo que tampoco es extra?o al gran Junior Griffey, Piazza se convirti¨® en un terror en el plate y de los numerosos home runs que consigui¨®, ninguno fue m¨¢s emotivo que el logrado en el primer partido en New York desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, uno que llev¨® hasta la victoria a sus Mets frente a los Atlanta Braves.
De esta manera, la anual celebraci¨®n de los mitos que engalanan este maravilloso deporte tocaba a su fin y siempre nos quedar¨¢n esos clips en los que volvemos a asombrarnos por lo que fueron capaces de hacer Ken Griffey Jr. y Mike Piazza.
En el horizonte, se sit¨²an todos aquellos que por m¨¦ritos ya deber¨ªan haber entrado en las salas del Hall of Fame, como Jeff Bagwell y Tim Raines, ante su d¨¦cima y ¨²ltima oportunidad en las condiciones actuales. Y ser¨¢ interesante ver cu¨¢l ser¨¢ el recibimiento de los nuevos aspirantes, con casos tan notables como los de Vladimir Guerrero, Iv¨¢n Rodr¨ªguez, Manny Ram¨ªrez y Jorge Posada.