Liv芍n y Marlins en la cumbre en las World Series de 1997
El lanzador cubano protagoniz車 una brillante historia en la Serie Mundial en la que Edgar Renter赤a destroz車 el sue?o de los Cleveland Indians.
El suplicio de una ciudad atormentada por sus incontables destrozos y condenada a llorar sus irracionales varapalos. El j迆bilo de una comunidad que descubre a su nuevo 赤dolo y se beneficia de sus proezas para revindicar sus frustraciones pol赤ticas. As赤 podemos resumir la cara y la cruz de la palpitante edici車n del cl芍sico de oto?o del a?o 1997. Un desfile de gran nivel entre dos contrincantes in谷ditos, para nada atemorizados o parsimoniosos en la ri?a, que se concluy車 con una jugada que todav赤a est芍 clavada en la memoria de muchos apasionados y sobre todo hincada el coraz車n de verdugos y v赤ctimas.
Aquel oto?o se retaron dos conjuntos que reflejaban dos mundos opuestos. Por un lado, los Cleveland Indians que presum赤an de la condici車n de favoritos. Era un equipo hist車rico que viv赤a una de sus mejores 谷pocas. Los rojiblancos eran repletos de talentos extraordinarios, entre los cuales sumaban la perspicaz de veteranos todav赤a en la cumbre de la carrera y el poder赤o de descabellados j車venes destinados a destacar en los a?os siguientes. Quer赤an entregar a la ciudad conocida como ※el error sobre el lago§ un anillo que faltaba desde hace demasiado tiempo. La 迆ltima velada a la sombra del Lago Erie fue organizada por celebrar los Browns que en el 1964 triunfaron cuando todav赤a la NFL no hab赤a inventado el Super Bowl. La franquicia de futbol americano gan車 8 entorchados en la era anterior al gran taz車n, luego ni siquiera ha podido saborear lo que significa aunque sea participar al baile m芍s codiciado. Los Cavaliers nunca fueron un equipo ganador hasta que un d赤a naci車 un hombre llamado LeBron. Los Indios por lo tanto concentraban las expectativas de una comunidad que casi ni se acordaba del 迆ltimo y a?ejo alir車n beisbolero, recolectado en el a?o 1948.
Los Florida Marlins eran una organizaci車n reci谷n nacida y por primera vez hab赤an conquistado los playoffs. El trabajo de Dave Dombrowski, que en estos d赤as estar芍 comi谷ndose el coco para intentar regalar a sus Red Sox alguna pieza fundamental de cara a la lucha para el t赤tulo, fue magistral. Hab赤a logrado levantar un conjunto muy cautivador formados por bateadores portentosos como Bobby Bonilla y Gary Sheffield, finos francotiradores como el dominicano Mois谷s Alou, s車lidos y admirables defensores como Jeff Conine. Por si fuera poco la rotaci車n ostentaba los brazos de Alex Fern芍ndez y de Kevin Brown.
El equipo, sin embargo, padec赤a el hecho de ejercer como anfitri車n en un recinto proyectado para el f迆tbol americano. Ubicado en un sitio muy h迆medo, lejos de las atracciones de la ciudad y encima p谷simamente conectado por el transporte p迆blico, no atra赤a a mucha gente. Para llegar al Pro Player Stadium la 迆nica soluci車n era la de armarse de paciencia y tragarse agobiantes atascos por las gigantescas carreteras del Sur de la Florida. Algo con poco atractivo para la so?olienta y poco pasional comunidad local. La clave para atraer el p迆blico y para alcanzar metas ni siquiera imaginables en los meses previos, fue la llegada de Liv芍n Hern芍ndez. Sin lugar a duda el cubano fue el manifiesto de aquellos d赤as gloriosos. Su presencia era un cebo muy atrayente para razones que tambi谷n trascend赤an el deporte.
Su periplo arranc車 en la ciudad de Santa Clara, Cuba. Es el hermano m芍s joven, por parte de padre, de ※El Duque§ Hern芍ndez, cuya historia protagonizar芍 obligatoriamente otra pieza. Livan no tuvo la suerte de competir con el equipo local que en aquellos a?os arrasaba en la Serie Nacional. Represent車 el combinado de la Isla de la Juventud. En el Crist車bal Labra de la isla de los pinos su talento no pas車 desapercibido y desde que fue un chaval form車 parte de las selecciones juveniles hasta lucir la camiseta de su querido pa赤s. Est芍bamos a principio de los 90, cuando la Republica se encontraba en una situaci車n econ車mica muy delicada, la que el l赤der m芍ximo defini車 como ※periodo especial§. La ca赤da del muro de Berl赤n y el derrumbamiento de la estructura de la Uni車n Sovi谷tica, de un d赤a con el otro hab赤a causado la desaparici車n de las ayudas econ車micas que el gigante aliado sovi谷tico suministraba al encantador pa赤s caribe?o.
Fue precisamente en este contexto en el que empez車 el fen車meno de las deserciones. Cuba lament車 el despojo de sus mejores atletas construidos cuidadosamente a trav谷s de una de las escuelas deportivas m芍s desarrolladas en el mundo. El saqueo de los talentos, represent車 un problema inmenso tambi谷n a nivel social. Estamos hablando de un pa赤s que en aquella 谷poca fue invicto a lo largo de seis a?os en cert芍menes internacionales de b谷isbol, que conquist車 3 medallas de oro consecutivas en los Juegos Ol赤mpicos. Los agentes norteamericanos, sin muchos escr迆pulos, han sido atra赤dos por un negocio multimillonario. Ofrec赤an a los atletas fugitivos contractos de seis cifras.
En unos de sus viajes con el equipo nacional Hern芍ndez decidi車 despedirse para siempre de los pintorescos hogares de Nueva Gerona. Seg迆n la versi車n contada por el mismo jugador, logr車 huir de la puerta trasera de un hotel de Monterrey, M谷xico, donde el equipo nacional cubano estaba concentrado. Para la comunidad cubana de Miami, Liv芍n fue desde los primeros d赤as un 赤dolo absoluto. Seg迆n los exiliados que poblaban las calurosas e ins赤pidas manzanas que rodean la Calle Ocho no era el espejo de la excelencia del sistema deportivo cubano desarrollado bajo voluntad del gobierno encabezado por Fidel. Para ellos, era sencillamente el arquetipo del subversivo deportista que hab赤a se hab赤a enfrentado a las barbaridades del odiado L赤der M芍ximo y que hab赤a venido a saborear las dulzuras del sue?o americano.
Hern芍ndez arranc車 su nueva vida completamente desorientado. Se convirti車 en un vivaracho. Empez車 a comprar coches de tron赤o cada semana, cambi車 sus acostumbres alimenticios atiborr芍ndose por todos los sitios de comida r芍pida que estaban a su alcance. El gracejo y el carisma de Carlos Tosca, integrante del cuerpo t谷cnico de la organizaci車n, 谷l mismo cubano, fueron b芍sicos para que el villaclare?o no se desmoronase en las trampas del exceso. Tosca, con su guisa, sab赤a cu芍ndo sisearle 芍nimos a los o赤dos y darle palmadas en la cabeza. Livan super車 brillantemente su proceso de adaptaci車n. Incorporado en la rotaci車n en la segunda mitad del curso empez車 a ganar de forma arrolladora. Ponchaba con ferocidad a los bateadores rivales, sus bolas con roscas eran estiletes que aniquilaban a cualquier contrincante.
Hern芍ndez fue fundamental en las Series de Campeonato de la Liga Nacional contra los Atlanta Braves. No arranc車 la post temporada en la rotaci車n de abridores pero de repente tuvo que salir a la loma, por la lesi車n de Alex Fern芍ndez, en el quinto partido con la serie empatada a 2. Aquel d赤a realmente eclosion車 la pasi車n de su p迆blico. Los Braves cayeron en sus ratoneras, enmara?ado por sus disparos. Contra Chipper Jones y otros fen車menos cosi車 una actuaci車n magistral adornada por 15 ponches que arrastraron los de Florida a las World Series.
Por si fuera poco, en el primer encuentro del cl芍sico oto?al se desafi車 con Orel Hershiser, uno de los grandes viejos que luc赤an en los Indians. No actu車 de manera particularmente asombrosa pero cosech車 la victoria. Los Marlins dominaron gracias a un tremendo latigazo de Mois谷s Alou que remolc車 tres carreras y abri車 como una lata de frijoles el duelo. Tras la proeza del dominicano fue el receptor Charles Johnson, 赤dolo local desde sus d赤as como Hurricane, que dej車 otro ob迆s a la posteridad y destruy車 las ilusiones del pitcher de los Indios.
En el segundo combate los Marlins estuvieron a punto de comandar otra vez las operaciones, pero unas pulgadas denegaron Mois谷s Alou de su segundo jonr車n de tres puntos en sendas noches. De all赤 en adelante el abridor Ochoa no concedi車 ni unas miguitas de pan a los peces. Los anfitriones intentaron auparse a las magias de su as Kevin Brown que sin embargo decepcion車 y fue atropellado por los rivales. El imparable de Bip Roberts fue el punto de inflexi車n, Sandy Alomar Jr se encarg車 de poner la guinda encima del pastel.
La serie se transfiri車 en el fr赤o del estado de Ohio donde la novena entrenada por Jim Leyland se fue con el tercer partido tras una improbable remontada. El Jacobs Field enloqueci車 cuando el tenso swing de Jim Thome propici車 un ca?onazo que brind車 a los suyos una ventaja de 7-3. Los Marlins jadeaban pero se mantuvieron de pie. Los fan芍ticos locales se quedaron mudos y chasqueados mientras atestiguaban inermes la reacci車n de los visitantes. Jim Eisenreich que ya sabore車 la atm車sfera de un cl芍sico de oto?o en sus tiempos como Phillies regal車 vida a los verdes y blancos. El colombiano Renter赤a, subrayen su nombre, y Johnson, con un par de imparables en la siguiente entrada, sellaron el empate. En el 迆ltimo asalto los resucitados y ahora irrefrenables peces que anotaron 7 carreras que azotaron a los Indios.
Para la noche siguiente, las temperaturas bajaron a迆n m芍s. Mientras que los actores estaban desempe?芍ndose en las rutinas del calentamiento fueron bautizados por c芍ndidos copos de nieve. El ataque de los locales estall車 gracias al vigor de Manny Ram赤rez que golpe車 duramente a Saunders en la primera entrada. Esta vez los fish fueron literalmente ametrallados por los torpedos rivales y encajaron una zurra que sin embargo fue olvidada en un santiam谷n.
Hern芍ndez volvi車 a subir a la colina, con la serie empatada a 2 y otra vez tuvo que confrontarse con Hershiser. Fue un partido en el cual Livan demostr車 una dote fundamental. Supo resistir al acoso de los bates de Cleveland, sin achantarse. No se dej車 comer por el pavor e hilvan車 una actuaci車n prosaica. Pasado el hurac芍n de los primeros asaltos, enfrascado en su tarea, encontr車 su mejor versi車n en la segunda parte del partido. El numero 32 agradecer芍 para siempre a Mois谷s Alou que sac車 la guada?a y repiti車 la gesta del primer encuentro, destellando su puro talento contra el alica赤do lanzador de los Indians. El cubano, con una obra maquiav谷lica, halag車 su bateadores y festej車 su seg迆n triunfo.
Nuevamente al clima tropical de Miami, los Indians fueron capaces de remover los escombros de la derrota y por tercera vez e igualaron la Serie. Otra vez Ochoa se disfraz車 de h谷roe contra Kevin Brown. No solamente lanz車 de manera inmejorable sino ayudo a s赤 mismo gracias a un tremendo arrojo con el bate que le permiti車 lograr un imparable que result車 decisivo para el 谷xito final que signific車 s谷ptimo y decisivo partido.
Todo el mundo se cit車 el d赤a siguiente para el monumental encuentro resolutivo. Los Indians iban con mucha confianza. Tony Fern芍ndez empez車 espl谷ndidamente el compromiso empujando hacia casa dos runs. Los Marlins se quedaron impotentes hasta la s谷ptima entrada cuando Bonilla se encarg車 de llevar un poco de aliento y de espolear a los incondicionales. Cleveland se acercaba al ed谷n. Faltaba un solo asalto. Muchos aficionados de los Indios me cuentan hoy en d赤a que cuando entr車 Jos谷 Mesa para tapar las 迆ltimas veleidades de los locales fueron engullidos por una sensaci車n que emanaba tragedia.
El cerrador fue devorado por el canguelo. En cambio, arrastrados por los estruendosos chillidos de sus seguidores, los peces empataron gracias a un sacrificio de Counsell que aprovech車 Alou apa?ando la remontada. Llegados a los extra innings los blanquiverdes sintieron en sus fibras que hab赤a llegado el momento. El colombiano Edgar Renter赤a peg車 el batazo que super車 el guanto del pitcher Charles Nagy y los alguaciles del diamante. Craig Counsell cruz車 el plato saltando alocadamente y con 谷l todo el recinto y la Peque?a Habana. Casi el atronador estallido reson車 hasta las orillas cubanas, distantes solo un centenar de millas.
Liv芍n Hern芍ndez fue nombrado MVP. Moises Alou hubiese tenido que objetar un poco pero evidentemente la historia del cubano era tan colosal que merec赤a las portadas. Cleveland sigue, casi 20 a?os despu谷s su peripecia desafortunada, mientras que los Marlins fueron amargamente desmembrados en los meses siguientes. En el 2003 volvieron incre赤blemente a ganar con un equipo que inclu赤a solo a Conine de los triunfadores del 97, pero a partir de all赤 nunca han vuelto a aparecer.