Las dudas y certezas que rodean a los Boston Red Sox

La franquicia de Boston lleva una d¨¦cada que no entiende de medias tintas, o tocan la gloria conquistando el campeonato del mundo o se hunden en el pozo de la clasificaci¨®n. Pero la MLB no es el juego de la oca en el que si caes en el pozo est¨¢s dos turnos sin jugar. Estados Unidos es la tierra de las oportunidades y el b¨¦isbol, como una de sus m¨¢s ic¨®nicas expresiones, ofrece todos los a?os la posibilidad de redenci¨®n. Dave Dombrowski, reci¨¦n aterriz¨® en las oficinas de Fenway Park como presidente de operaciones, identific¨® los problemas del equipo y se puso manos a la obra para resolverlos.

Su primer objetivo ha sido hacer del bullpen una fortaleza y que el mont¨ªculo del pitcher sea un ocho mil para los bateadores rivales. As¨ª, mientras todav¨ªa recog¨ªan confeti en Kansas por la celebraci¨®n de la victoria, el closer y cuatro veces All Star, Craig Kimbrel dejaba San Diego para convertirse en lanzador del equipo de Massachusetts.

Si esta adquisici¨®n hizo que la esperanza brillara en los ojos de los aficionados, el siguiente fichaje desat¨® la euforia por toda Nueva Inglaterra. En la lonja de la agencia libre, los Red Sox se hicieron con una de las piezas m¨¢s codiciadas, el ace David Price. Estas incorporaciones abren el debate sobre quien va a ser el abridor n¨²mero dos. Clay Buchholz ha lanzado como ace o n¨²mero dos varias veces a lo largo de su carrera, pero suele tener problemas para hacerlo durante la temporada completa. Porcello se muestra como opci¨®n e incluso los j¨®venes Owens y Rodr¨ªguez, aunque la intenci¨®n con ¨¦stos ¨²ltimos es que sigan creciendo y maduren a la sombra de Price.

Una de las pocas buenas noticias de la temporada pasada lleg¨® del outfield, con el tr¨ªo de jardineros que formaron Jackie Bradley Jr., Rusney Castillo y Mookie Betts. Sin embargo, los dos primeros mostraron alguna duda con el bate, en especial Bradley que altern¨® picos y valles y quiere ser m¨¢s fiable. Dombrowski quiere demostrar la val¨ªa de su tr¨ªo, pero como buen tah¨²r se guarda un as en la manga con Chris Young.

En Boston saben que este a?o cuentan con un plantel que ofrece m¨¢s garant¨ªas que la temporada pasada, pero todos los ojos de Fenway Park estar¨¢n puestos en la primera base. El experimento del a?o pasado con Hanley Ram¨ªrez no tuvo ¨¦xito, fue devorado sin contemplaciones por el Monstruo Verde en una posici¨®n en la que se le vio encorsetado.

Ram¨ªrez, que ha pedido a sus compa?eros un poco de paciencia con sus lanzamientos, pretende, y la ciudad entera desea, que su transici¨®n del jard¨ªn izquierdo a la primera base sea un ¨¦xito y para ello se ha puesto bajo las ¨®rdenes de Brian Butterfield, uno de los mejores preparadores que existen. Ram¨ªrez quiere volver al nivel que le hizo ser elegido tres a?os seguidos para el partido de las estrellas, aunque entonces jugaba como shortstop.

La tercera base tambi¨¦n ser¨¢ juzgada con severidad, ya que el rendimiento de Pablo Sandoval no fue el esperado. El Kung-Fu Panda, con una media de bateo de 0.245 y 10 home runs, no fue ni la sombra del que mandaba la bola a las aguas del oc¨¦ano Pac¨ªfico y este a?o, que de nuevo ser¨¢ bateador ambidiestro, quiere volver a rugir como en el pasado.

Pero no s¨®lo los factores deportivos afectan al ¨¢nimo del equipo. La mejor noticia es que el manager, John Farrell, regresa con energ¨ªa tras superar la quimioterapia. El hombre que llev¨® a la franquicia a su ¨²ltimo t¨ªtulo, reconoce que no han cumplido ninguna expectativa en los dos ¨²ltimos ejercicios y conf¨ªa en que un buen inicio ser¨ªa muy ¨²til para la confianza de la plantilla.

Todas las dudas y certezas de Boston deben esperar a que comience la temporada para ser resueltas. Dentro de unos meses sabremos si las rojas medias de los Red Sox est¨¢n a la altura de la rodilla o del tobillo, si siguen en el pozo o, como en el juego de la oca, van de casilla en casilla hasta la victoria final.