La insospechada ruta hacia el ¨¦xito de Rivera y Arians
Los entrenadores de los Carolina Panthers y los Arizona Cardinals han sufrido m¨¢s de un tropez¨®n en su camino a la final de conferencia de la NFC.
Venid conmigo hasta principios del a?o 2012. Los New York Giants acaban de ganar a los New England Patriots en la Super Bowl XLVI. Dos entrenadores menores en la NFL est¨¢n a punto de tirar por la borda el trabajo de toda una vida. Se trata de Ron Rivera y Bruce Arians, inmersos en crisis deportivas y personales capaces de tumbar carreras. Nada excepcional, pues es algo que sucede todos los a?os a tipos m¨¢s o menos an¨®nimos de los que nunca volvemos a saber nada. Pero dado que ambos se enfrentan en la final de la NFC de esta temporada 2015 merece la pena echar un ojo a aquella historia.
Ron Rivera acababa de concluir su primer a?o como entrenador de los Carolina Panthers. Seis victorias y diez derrotas como r¨¦cord. Nada destacable que presentar a final de a?o. Si acaso, temerosas decisiones que le hab¨ªan hecho parecer a ojos de su afici¨®n el cl¨¢sico entrenador con pinta de interino. Perteneciente a una minor¨ªa, los latinos, y sin pedigr¨ª suficiente en la banda, daba la impresi¨®n de ser un punto y seguido en la historia de la franquicia.
Peor le iba a Bruce Arians. Tras 35 a?os como entrenador, y sin nunca haber probado las mieles de ser jefe, los Pittsburgh Steelers le mandaban al retiro. Era el coordinador ofensivo y Ben Roethlisberger hizo p¨²blico su desencanto con la decisi¨®n de la franquicia. Los Rooney, due?os del equipo, no quer¨ªan a un tipo tan valiente como loco dirigiendo su equipo, quer¨ªan algo m¨¢s terrestre, m¨¢s compatible con la legendaria historia acerera, y no le hicieron ninguna oferta de renovaci¨®n. Arians, defraudado, anunci¨® su retirada forzosa de la NFL.
Pero un tipo que hab¨ªa conocido a principio de siglo cuando era el coordinador ofensivo de los Cleveland Browns, Chuck Pagano, le llam¨® para dirigir el ataque de los Indianapolis Colts y a Andrew Luck en una nueva etapa. Ni se lo pens¨®.
Un golpe de profunda mala fortuna se convirti¨® en el punto de inflexi¨®n de este cuento: Chuck Pagano enferm¨® de leucemia. De manera insospechada Arians se convirti¨®, al fin, en entrenador jefe. Interino, s¨ª, pero ya nada volver¨ªa a ser igual. El mundo de la NFL pas¨® a mirar con asombro como los Colts ganaban nueve partidos con Bruce Arians al mando, la cifra m¨¢s alta jam¨¢s conseguida por un interino. Se gan¨® el t¨ªtulo de entrenador del a?o, algo tambi¨¦n in¨¦dito para un interino. Andrew Luck nunca jug¨®, en la liga profesional, a ese nivel. Nunca ha vuelto a hacerlo desde entonces. Los esquemas atrevidos, casi locos, de su entrenador interino encajaban como un guante con ¨¦l.
Esa misma temporada Ron Rivera y sus Panthers perd¨ªan nueve partidos y todos los medios de Charlotte, Carolina del Norte, auguraban su despido. La apuesta por el linebacker que lo fuera de los Chicago Bears hab¨ªa salido mal. No era tipo de nivel para entrenar en la NFL. Al igual que Arians con los Steelers, Rivera hab¨ªa sido despreciado por los Bears; all¨ª era el coordinador defensivo de los Urlacher, Briggs, Harris o Tillman que jugaron la Super Bowl, pero cuando quiso entrevistarse con otros equipos para ser entrenador jefe se qued¨® sin oferta de su equipo y tuvo que encontrar su lugar como entrenador de linebackers en los San Diego Chargers. De coordinador en una Super Bowl a entrenador de linebackers. No. No se cre¨ªa en ¨¦l.
La valent¨ªa de Arians le llev¨® a ser fichado por los Arizona Cardinals. Pagano le rog¨®, le suplic¨®, que se quedase con ¨¦l en los Colts, pero Bruce llevaba toda una vida esperando a ser entrenador jefe y no iba a dejar pasar esa oportunidad. Ser¨ªan los Colts, como lo fueron los Steelers, los que lamentar¨ªan su cobard¨ªa en a?os venideros. Como era la cobard¨ªa de Rivera, disfrazada de senssatez, la que le estaba llevando al borde del precipicio en los Panthers. As¨ª que en el 2013 decidi¨® morir matando.
Los Panthers hab¨ªan comenzado la temporada 0-1. Nadie, y digo nadie, daba un duro por la continuidad del t¨¦cnico. De hecho, los rumores sobre sustitutos inundaban los medios y foros especializados en la franquicia. Jugaban contra los Buffalo Bills y en el ¨²ltimo cuarto, ganando por tres, en un cuarta y una Rivera mand¨® patear un field goal. Seis arriba vieron como los Bills ejecutaban un drive final ganador y les pon¨ªan 0-2. Arreciaron las cr¨ªticas. Se acab¨®, Ron Rivera.
Nunca m¨¢s, pens¨® el entrenador. En las siguientes seis semanas ejecut¨® respectivos cuartos downs en situaciones claras de field goal. Gan¨® cinco de aquellos partidos y acab¨® ganando once de los ¨²ltimos doce partidos de la temporada, meti¨¦ndose en playoff. En honor a los apostadores de los barcos de los r¨ªos sure?os de Estados Unidos se le comenz¨® a apodar "Riverboat" Ron. Consigui¨® el premio de entrenador del a?o y no volvi¨® a estar cuestionado.
Han pasado dos a?os desde entonces. En 2014 Bruce Arians repiti¨® como coach de la temporada, y en 2015 no es en absoluto descabellado que sea Rivera el que repita. Entre los dos se habr¨ªan llevado los ¨²ltimos cuatro trofeos m¨¢s importantes de su profesi¨®n. Y, como premio definitivo, supremo, absoluto, a uno de los dos les espera la Super Bowl como entrenador jefe.
Algo en lo que nadie nunca crey¨®. Algo que han conseguido desafiando las convenciones establecidas y siendo valientes, cuando no kamikazes, en los momentos clave de sus respectivas carreras. Algo que ha hecho que los Panthers y los Cardinals sean, hoy, los dos mejores equipos de la NFL.