Tampa Bay Buccaneers 10 ¨C Dallas Cowboys 6
Una pesadilla infumable que termin¨® con victoria de Tampa
Los Dallas Cowboys siguen sin norte ni ideas y sucumbieron en Tampa ante unos Buccaneers que tampoco jugaron mucho mejor que ellos.
A falta de 54 segundos, Winston consigui¨® un touchdown de carrera, que cost¨® sangre, sudor y l¨¢grimas, para que la pesadilla de un Bucs-Cowboys infumable concluyera y se convierta, para los restos, en un objeto de tortura insoportable. Del estilo de ¡°?O hablas o te vuelvo a poner el Buccaneers-Cowboys!¡± ¡°?No, por favor, eso no, hablar¨¦!¡± ¡°???Prefiero que me arranque las u?as con tenazas!!!¡±
Os aseguro que no estoy exagerando. Lo que perpetraron ambos equipos fue absolutamente inhumano. Una pesadilla. La ausencia de puntos no tiene nada que ver con la eficacia defensiva, sino con la incompetencia de ambos ataques, en los que los receptores acumulaban drops, los terceros downs acababan en cat¨¢strofe, los quarterbacks lanzaban intercepciones o incompletos a ninguna parte, los kickers fallaban field goals y el p¨²blico aullaba desesperado en la grada incapaz de soportar tanto dolor.
3-6 al descanso y ya hab¨ªa espectadores que se planteaba abandonar la grada, harta de tanto tormento. Literalmente, no pasaba nada. Al menos nada bueno. Lo m¨¢s entretenido, y desolador, era volver a ver a Greg Hardy ponerse de color verde en su banda y tomarla con un compa?ero, Demarcus Lawrence. Tuvieron que separarlos cuando iban a empezar a volar las tortas. Todos quedamos pendientes de que Jerry Jones y Jason Garrett vuelvan a felicitarle por incentivar a sus compa?eros con su actitud de l¨ªder del vestuario.
Al fin, cuando parec¨ªa imposible, cuando el fantasma de una pr¨®rroga espeluznante se cern¨ªa sobre el Raymond James Stadium y a los espectadores se les aclaraba el cabello ante el espantoso augurio, Jameis Winston, en un acto de misericordia infinita, anotaba el touchdown de la victoria. 10-6 y todos a cada a beber para olvidar. Sobre todo los aficionados de unos Cowboys cuyo equipo, sin quarterback, ni norte, ni sentido, da aut¨¦ntica pena.