Los jugadores de Missouri vencen al racismo de su universidad
La huelga de los chicos afroamericanos del equipo de f¨²tbol americano lidera un movimiento que acaba con el presidente colegial, Tim Wolfe.
A veces una organizaci¨®n deportiva es capaz de poner los intereses sociales por encima de los suyos propios y cosas incre¨ªbles suceden.
Los jugadores del equipo de f¨²tbol americano de la universidad de Missouri decidieron ponerse al frente de un movimiento que ha acabado con la dimisi¨®n de Tim Wolfe, el presidente de la misma y que hab¨ªa anunciado, hace s¨®lo 24 horas, que no se ir¨ªa por las presiones. Pero una cosa son huelgas de hambre, declaraciones de las organizaciones estudiantiles, incluso del gobernador del estado... y otra muy distinta el equipo de football. Eso es sagrado.
Tim Wolfe fue acusado de comportamiento racista. En un principio se le afe¨® la conducta respecto a su tibieza en sucesos como insultos a los estudiantes afroamericanos y la exhibici¨®n de esv¨¢sticas por grupos cercanos en esp¨ªritu al Ku Kux Klan. A pesar de que sus palabras eran condenatorias, los estudiantes negros le achacaban una total falta de iniciativa y empat¨ªa. Pero la tensi¨®n aumento a¨²n m¨¢s el pasado octubre cuando en una manifestaci¨®n pac¨ªfica al respecto se produjeron agresiones; el propio coche del presidente de la instituci¨®n embisti¨® a algunos chicos que trataban de pararle. Ah¨ª se precipitaron los acontecimientos.
Jonathan Butler fue uno de los estudiantes heridos por el coche de Wolfe. El dos de noviembre decidi¨® ponerse en huelga de hambre.?
Todo alcanz¨® otra dimensi¨®n cuando los jugadores de color del equipo de football de la universidad decidieron ponerse en huelga y no participar en ninguna actividad relacionada con el equipo. Eso son palabras mayores. Poco despu¨¦s, tanto el entrenador, Gary Pinkel, como todos los jugadores, de cualquier raza, apoyaron a sus compa?eros en su huelga.
El pr¨®ximo s¨¢bado Missouri juega contra BYU. De no presentarse al partido, la universidad deber¨ªa abonar un mill¨®n de d¨®lares en concepto de compensaci¨®n por la cancelaci¨®n. Am¨¦n de las diferentes demandas que se crear¨ªan por parte de los derechos televisivos, multimillonarios. Y, claro, en un sentido menos material, la incre¨ªble cantidad de atenci¨®n que ha atra¨ªdo sobre el caso la posici¨®n de los atletas-estudiantes. Todo eso sumado ha sido suficiente como para que Wolfe abandone de forma casi instant¨¢nea.
Tras el anuncio, se ha terminado tanto la huelga del equipo como la huelga de hambre de Butler. Se vuelve a comprobar, por si hac¨ªa falta alguna prueba m¨¢s, que el poder del deporte para movilizar causas sociales tiene escaso parang¨®n en la sociedad moderna.