La NFL trata a Greg Hardy como a un esclavo al no castigarle
La misma NFL que sanciona a un jugador por agredir a una mujer en su casa pasa por alto cuando ese jugador agrede a un entrenador en el campo.
Yo no voy a cambiar mi opini¨®n ahora. Llevo a?os defendiendo, en contra de la mayor¨ªa, que si un tipo como Greg Hardy agrede f¨ªsicamente su ¡®novia¡¯ en al menos cuatro ocasiones, una de ellas arroj¨¢ndola contra una cama llena de armas cargadas, no es asunto de la NFL. Es un problema judicial que debe ser resuelto en un juzgado, y no dentro de un reglamento que debe ser deportivo y deber¨ªa quedar sin efecto cuando la cuesti¨®n a resolver no tiene que ver con el deporte.
Con eso no estoy defendiendo a Hardy. Es una cuesti¨®n de ¡®separaci¨®n de poderes¡¯. Una separaci¨®n que molesta tanto al comisionado Roger Goodell, que ¨¦ste ha recurrido la decisi¨®n del juez de anular la sanci¨®n a Brady no por el caso 'Deflategate' en concreto, que es deportivo, sino porque ha quedado en entredicho una potestad recibida en el ¨²ltimo convenio: su posici¨®n de monarca absoluto sobre la vida de todas las personas que viven en el entorno de la NFL durante las 24 horas del d¨ªa.
Pero el reglamento de la NFL es tan perverso, est¨¢ tan mal hecho, que la NFL entra a castigar a un tipo por agredir a su novia, pero pasa por encima cuando ese mismo tipo agrede a un entrenador. Y lo que es peor, uno de los propietarios que defienden a capa y espada la autoridad de la NFL para entrar en la vida extradeportiva de los jugadores, alaba a un jugador por esa agresi¨®n en la banda de un partido, porque as¨ª demuestra que es un l¨ªder del vestuario y un gran motivador. Rizando m¨¢s el rizo, el entrenador principal de esa franquicia, que deber¨ªa defender a su equipo t¨¦cnico y su autoridad a capa y espada, tambi¨¦n se mostr¨® encantado por la reacci¨®n del jugador. Me vais a disculpar por el exabrupto, pero hemos podido presenciar boquiabiertos c¨®mo un tipo despreciable era bendecido por dos de las tres personas que tienen autoridad sobre ¨¦l.
La tercera es Roger Goodell, pero est¨¢ demasiado ocupado intentando recuperar su autoridad absoluta perdida en cuestiones extradeportivas.
Los Cowboys debieron sancionar, si no despedir, a un jugador que agredi¨® a uno de sus entrenadores en medio de un partido, ante las c¨¢maras, demostrando p¨²blicamente cual es su actitud irracional cuando pierde los papeles. La misma que tiene cuando pega y amenaza de muerte a su novia.
La NFL debe sancionar, y quiz¨¢ inhabilitar para los restos, a un individuo que agrede a un entrenador y ni siquiera se ha molestado en pedir disculpas. ?Por qu¨¦ lo va a hacer si su entrenador principal y el propietario de su equipo le han felicitado p¨²blicamente? De hecho, despu¨¦s del ¨¦xito, la pr¨®xima vez que un compa?ero de equipo cometa un error, o un entrenador le lleve la contraria, quiz¨¢ decida hacer alarde de toda su capacidad de motivaci¨®n, mand¨¢ndole al hospital de una paliza. Pero la NFL no tomar¨¢ cartas en el asunto porque todo suceder¨¢ dentro del vestuario, y lo que pasa dentro de las instalaciones de un equipo se queda dentro. Siguiendo su pol¨ªtica de los ¨²ltimos tiempos, la NFL solo tomar¨ªa cartas en el asunto si la agresi¨®n a otro jugador sucediera fuera del ¨¢mbito deportivo, que ah¨ª es donde Roger Goodell se mueve como pez en el agua.
Todo este tema me parece alucinante. En serio. Me indigna y me parece incre¨ªble.
Si la NFL se preocupara de las mujeres, los hijos, las novias y la salud de sus jugadores y sus familiares; si de verdad defendiera a conciencia una pol¨ªtica de buenas maneras que parece ser una de las grandes banderas del comisionado, el primer d¨ªa que Greg Hardy tuviera un problema personal en el que demostrara que su equilibrio mental puede estar muy por debajo de los l¨ªmites m¨ªnimos exigidos para poder convivir en esta sociedad, le obligar¨ªa a recibir tratamiento m¨¦dico y un seguimiento psicol¨®gico de su trastorno mientras fuera jugador e incluso despu¨¦s. Por su salud y por las que le rodean. Y esa ser¨ªa la pol¨ªtica de buenas maneras que complementar¨ªa a las posibles condenas judiciales. Lo que sucede ahora es simplemente condenar dos veces.
Porque al final, en un partido de la NFL no hay esclavos de la ¨¦poca romana, ni gladiadores sin derechos condenados a luchar por su miserable vida. Hay personas. Y tal vez todo lo que tanto le asusta a Goodell, en lo que se refiere a las actitudes personales de los jugadores, se arreglar¨ªa si esos jugadores fueran tratados de verdad como personas. Y dentro de ese tratamiento se incluyen los castigos justos, y a veces ejemplarizantes, como el que debi¨® recibir Greg Hardy por su actuaci¨®n de la semana pasada. Pero claro, nos importa un pimiento si Hardy es humanamente un despojo si cuando sale al campo consigue placajes y sacks. Cuando ya no sea capaz de conseguirlos, le se?alaremos la puerta y ya no nos importar¨¢ a qui¨¦n pueda agredir o amenazar de muerte.
Quiz¨¢ Greg Hardy no s¨¦ de cuenta de la realidad, pero al no sancionarle, los Cowboys, y la propia NFL, le est¨¢n tratando como a un esclavo. Como a una mierda. Y eso es lo que seguir¨¢ siendo, si nadie poner remedio, el resto de su desgraciada vida.
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