De repente, Londres es un ¡°problema¡± para los Jaguars
Si alguien mira las estad¨ªsticas oficiales de asistencia a los estadios de la NFL comprobar¨¢ asombrado que raramente baja del 90%. Da igual el clima, el equipo, la calidad del partido¡ A?o tras a?o, raro es el equipo que vende menos del 90% de sus entradas. Oficialmente, claro. La realidad es algo diferente.
Hasta el pasado mes de marzo, la NFL ten¨ªa en vigor la conocida como blackout rule. Si una franquicia no hab¨ªa vendido todas las entradas para un partido determinado 72 horas antes del primer snap, quedaba prohibida la retransmisi¨®n de ese partido en el mercado televisivo local de dicho equipo. La definici¨®n de local, por cierto, incluye cualquier punto en el mapa a menos de 75 millas del estadio (es decir, un radio de unos 120 kil¨®metros). Para algunos equipos esto no es ning¨²n problema. Para otros es un desaf¨ªo constante.
Pero si hay algo que todos los clubes tienen claro es que estar cada domingo en la pantalla de sus seguidores locales es fundamental. Pase lo que pase con las entradas para los partidos de casa. No vaya a ser que esos seguidores dejen de serlo. A lo largo de los a?os, los Jaguars han agudizado el ingenio para conseguirlo.
Por un lado, han sido (junto con los Dolphins) la franquicia que con m¨¢s profusi¨®n ha usado el truco de comprarse a s¨ª misma las entradas. Por cada d¨®lar de ingresos que una franquicia recibe de la venta de entradas, destina 34 c¨¦ntimos al reparto conjunto de ingresos la liga, el famoso revenue sharing. Si una franquicia pone esos 34 c¨¦ntimos por d¨®lar encima de la mesa, incluso sin que nadie la compre, la NFL la da por vendida.
Tambi¨¦n fueron los primeros en tapar secciones enteras del grader¨ªo con lonas para reducir la capacidad del estadio. A menor n¨²mero de localidades, m¨¢s probabilidades de alcanzar el lleno. ?Las famosas piscinas y otras entradas ¡°de lujo¡±? Otro truco m¨¢s: no contaban para la norma del blackout.
Pero, sobre todo, la sorprendente alegr¨ªa con la que los Jaguars aceptaron ceder un partido en casa cada temporada entre 2013 y 2016 para que se jugase en Wembley. Los partidos en Londres se llenan siempre, y esos ingresos extra (a?adido al ahorro de la recompra de las entradas propias) era un alivio para las arcas de los Jaguars.
Hasta ahora. El due?o de los de Jacksonville, Shad Khan, no tuvo demasiados problemas en ceder los partidos contra los 49ers en 2013 y los Cowboys en 2014. Buenos equipos, s¨ª, pero ni por esas iba a llenar el estadio. Lo mismo que el partido contra los Bills de la temporada que ahora se avecina. Pero para 2016 las cosas han cambiado. Las oficinas centrales de la liga han decidido que ya es hora de llevar a una de sus franquicias m¨¢s famosas al Reino Unido y la temporada 2016, en la que la AFC Sur se enfrentar¨¢ a la NFC Norte en la temporada regular, es la ocasi¨®n perfecta. La NFL quiere llevar a los Green Bay Packers a Londres.
Y eso s¨ª que s¨ª, para los Jaguars es un problema serio. ?Por qu¨¦? Porque si hay dos equipos en la liga cuyos aficionados viajan, y viajan en masa a donde sea, son los Pittsburgh Steelers y los Green Bay Packers. Un partido contra cualquiera de estos dos equipos es un regalo para las arcas de equipos con problemas de asistencia, como los Jaguars. Si no garantizan un lleno, se quedan cerca.
No est¨¢ claro cu¨¢nto puede oponerse Shad Khan a los deseos de la liga. Pero que lo intentar¨¢ con todas sus fuerzas est¨¢ claro. La diferencia para su bolsillo es enorme: si consigue retener el partido en su estadio de Jacksonville, en la pr¨¢ctica tendr¨¢ casi garantizados dos llenos. Sin necesidad de poner dinero de su bolsillo para ¡°falsificarlos¡±.