Rex Ryan tendr¨¢ en los Bills una defensa hecha a su medida
Nunca arregles algo que no est¨¢ roto. Es un mandamiento sencillo que, de tan puro, parece salido de la sabidur¨ªa de los campos de Castilla. Me dicen que es un refr¨¢n de por all¨ª y me lo creo. Pero no paro de escucharlo en relaci¨®n a la NFL. Los Buffalo Bills han fichado a Rex Ryan como su pr¨®ximo entrenador jefe y su principal cometido habr¨¢ de ser, exactamente, no tener la tentaci¨®n de arreglar algo que funciona de maravilla.
Los Bills siguieron un camino poco com¨²n a la hora de contratar a su entrenador. Hay una ley no escrita, que podr¨ªamos denominar ley del p¨¦ndulo, que hace que la inmensa mayor¨ªa de las veces que un entrenador de un equipo profesional es despedido su sustituto es del perfil opuesto. Si se te va un general de hierro, pones a dirigir a un amigo de los jugadores. Si has echado a un gur¨² defensivo, te vas a por un genio del ataque. Si perdiste la confianza de alguien que s¨®lo pasba, tu siguiente movimiento ser¨¢ a por alguien que prime la carrera.
Pero en Buffalo no ha sucedido as¨ª en esta ocasi¨®n. Es cierto que el bagaje de Doug Marrone, el anterior inquilino de la banda de los Bills, era en la parte del ataque, s¨ª, pero el equipo era una fuerza defensiva con mucho que mejorar cuando ten¨ªa el bal¨®n. Por eso extra?¨® tanto que la elecci¨®n del sustituto fuese alguien conocido por ser un especialista en parar a los rivales.
Hay que excusar a la franquicia de Nueva York (por cierto, la ¨²nica de la NFL que juega en ese estado, s¨ª, s¨ª, que Jets y Giants juegan en Nueva Jersey...). La marcha de Marrone fue inesperada y traum¨¢tica, propiciada por una relaci¨®n envenenada con Doug Whaley, general manager. Adem¨¢s, los Bills acababan de ser vendidos a sus nuevos due?os, los Pegula. Todo sumado les hizo tener que moverse r¨¢pido en el mercado y fichar al mejor hombre disponible. y que mejor que el viejo enemigo, entrenador de los Jets, Rex Ryan.
La defensa de Buffalo, con este cambio, se enfrenta a su sexto esquema diferente en seis a?os. Jim Schwartz, coordinador la pasada temporada, bas¨® sus esquemas en la sencillez. Una l¨ªnea defensiva f¨¦rrea, pocos blitzes, una base 4-3 y a correr. Dado el nivel de talento de la parte delantera del grupo, se dominaron los partidos as¨ª y la secundaria pudo jugar al gato y al rat¨®n cambiando entre zona y al hombre. Pues bien, los muchachos saben que cuando lleguen este a?o al campo de entrenamiento todo eso no valdr¨¢.
Ryan abusar¨¢ del blitz todo lo que pueda, montar¨¢ una base 3-4, aunque sea s¨®lo en apariencia, mover¨¢ a los LBs para despistar al ataque y usar¨¢ formaciones con cinco y seis hombres en la secundaria m¨¢s del 50% de las jugadas de un partido. No va a renunciar a sus principios. Es por eso que hay una notable intranquilidad entre la afici¨®n de Buffalo por ver como se implementan estos cambios al grito de "virgencita, virgencita, que me quede como estoy".
El cambio no tiene porque ser para mal, o ser entendido como radical por esta plantilla, pues la mayor¨ªa de ellos jugaron en un sistema muy parecido en el 2013 bajo las ¨®rdenes de Mike Pettine, protegido de, precisamente, Rex Ryan. Pero habr¨¢ dudas hasta que comience la temporada.

GREG ROMAN Y LA VUELTA DE LA CARRERA A BUFFALO
El ataque, sin embargo, si que necesita de un remozado completo. Hace demasiado tiempo que en los Bills no se tiene un grupo que asuste a los rivales.
El encargado de conseguir esta transformaci¨®n es Greg Roman, antiguo coordinador ofensivo de los San Francisco 49ers. Es complicado analizar el trabajo de Roman en su antiguo club porque tiene dos partes bien diferenciadas.
Los primeros dos a?os el ataque de San Francisco fue un primor, un espect¨¢culo majestuoso de baile moderno, con una l¨ªnea ofensiva dominante y ejecutando unos bloqueos imaginativos, sorprendentes, espectaculares. Ver moverse a esa l¨ªnea era como ver una gr¨¢cil representaci¨®n de ballet a cargo de un mont¨®n de elefantes. Sin tut¨².
Pero algo se rompi¨® en aquel equipo, en aquel cuerpo t¨¦cnico, y lo que era primoroso se convirti¨® en bochornoso. Quiz¨¢s pagado de s¨ª mismo, quiz¨¢s queriendo reinventar la rueda, Roman se pas¨® de listo y perdi¨® la confianza de unos jugadores que confesaron que, en muchas ocasiones, ni entend¨ªan lo que les ped¨ªan de puro complejo.
Es de esperar que, en este nuevo inicio, Roman vuelva a sus ra¨ªces y trate de mejorar la l¨ªnea, que es uno de los puntos m¨¢s flojos de la plantilla. Con el traspaso de LeSean McCoy, la suma de Percy Harvin, los buenos complementos en el bloqueo como Jerome Felton y Charles Clay, es muy obvio, pero mucho, que Ryan le ha encargado a su coordinador ofensivo que en Buffalo se corra hasta que no quede un enemigo en pie. Que el pase sea s¨®lo opcional, y s¨®lo por sorpresa. Y eso, tal y como se vio en los primeros a?os de Roman tanto en San Francisco como en la Universidad de Stanford, es lo que est¨¢ deseando hacer.
Por tanto, el nuevo grupo de entrenadores de los Bills no va a renunciar a sus principios y van a tratar de implementar lo que m¨¢s les gusta: defensa muy agresiva y variada, ataque terrestre. Pero los objetivos son muy diferentes, pues mientras Ryan debe medir para no destrozar una unidad que ya funcionaba estupendamente, Roman tiene las manos libres para destruir todo cuanto hab¨ªa y empezar de cero. Excitante situaci¨®n para ambos.