El K4 olvida la varilla que le hizo perder medio millón de euros
Hernanz, Germade, Pe?a y Carrera fueron primeros en la Copa del Mundo de Milán, pero en agosto una avería increíble les dejó sin oro en el Mundial.


En los mentideros del piragüismo, el de los éxitos individuales de David Cal y Saúl Craviotto, se habla, y se confía mucho, de un K4 que marca tiempos de medalla olímpica. Un K4-1.000 que con su oro en la Copa del Mundo de Milán en mayo trajo a la memoria a otro histórico, el de Herminio Menéndez, Ramos Misioné, José M? Celorrio y José Ramón Díaz-Flor, plata en Montreal 1976 y campeón mundial un a?o antes.
El asturiano Javier Hernanz (31 a?os), los gallegos Rodrigo Germade (24) y ?scar Carrera (23) y el vasco I?igo Pe?a (24) miran hacia Río 2016 desde que se juntaron hace a?o y medio con el objetivo claro de estar en lo más alto, pero rumian también su mala suerte. El fenómeno casi paranormal que les dejó en agosto pasado sin aproximadamente medio millón de euros: lo que les habría correspondido en dos a?os como beca ADO máxima por la condición de campeones mundiales en Moscú.
Javier Hernanz, imagen de Loewe
“?bamos segundos a 200 metros de meta, con la regata planteada para subir en ese último tramo, para dar el ca?onazo final, cuando sentimos bandazos y notamos que no teníamos timón”, recuerda Hernanz.
Una varilla de 6 milímetros que ancla el timón se había partido. “Nunca he visto algo igual. Debió de ser por defecto o fatiga de material —la Federación encargó una investigación al Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo, que deteminó que no hubo sabotaje—. Se quedaron a 40 segundos del oro, del reconocimiento que merecen unos tíos que entrenan ocho horas al día, y eso es muy duro”, recuerda Luis Brasero, su entrenador.
La descalificación tuvo otra consecuencia, económica. “Perdimos medio millón de euros, asegurarnos una beca de 70.000 euros un a?o y 60.000 otro cada uno. Ahora, si hay un poco de suerte nos darán unos 700 euros al mes”, calcula Hernanz, a quien aún le duele más la consecuencia deportiva: “Llevaba a?os esperando ser campeón mundial”.
Lo pueden solucionar en agosto de 2015, en el Mundial de Milán (los siete primeros, a los Juegos). Mientras alternan entrenamientos en el embalse de Picadas (“en invierno hasta a 8? bajo cero”, cuenta Brasero) y el Guadalquivir sevillano. “Mis compa?eros son brutales físicamente. Muy duros... ?y además todos madridistas!”, relata el asturiano. “Ahora estamos mejorando el descanso, la alimentación, bajar grasa sin perder fuerza... Peque?as vueltas de tuerca que nos pueden hacer limar tiempo”. Un K4 que recorrerá 6.000 km por a?o en entrenamientos para intentar que en Río las 350 últimas paladas sean de oro.