BOXEO / EUROPEO SUPERLIGERO
Rub¨¦n Nieto roz¨® el Europeo en un combate tremendo
El italiano Di Rocco retuvo el t¨ªtulo por decisi¨®n un¨¢nime pero ajustada (114-113, 114-113 y 114-112). El espa?ol cay¨® dos veces, y aun as¨ª se rehizo.
Pidi¨® Rub¨¦n Nieto aliento en su asalto al t¨ªtulo de campe¨®n de Europa del superligero y lo tuvo. El Fernando Mart¨ªn de Fuenlabrada se lo dio, grit¨® y vibr¨® con unas 4.000 personas para intentar conducirlo hasta el t¨ªtulo, pero Michele di Rocco demostr¨® por qu¨¦ es el campe¨®n: fren¨® el impulso del aspirante con temple, conocimiento y m¨¢s ataque para ganar a Nieto por decisi¨®n un¨¢nime (114-113, 114-113 y 114-112). Un triunfo ajustado que refleja que el madrile?o tuvo voluntad y pu?os para ganar, estuvo cerca y si no lo logr¨® fue por el pesado lastre de las dos cuentas de protecci¨®n que sufri¨® en el cuarto y el und¨¦cimo asalto que lastraron sus cartulinas.
Nieto (31 a?os) sufri¨® la primera derrota en 16 combates. Parti¨® a la guerra valiente, seguro de su jab de zurda, que sirvi¨® para puntear y puntuar, abriendo pasillo ya a dos rectos de derecha en el primer asalto que enervaron a la grada. Herido en su orgullo, el italiano de 32 a?os (38-1-1 ya de r¨¦cord) se defendi¨® dando un paso adelante. Los cuatro primeros episodios llevaron una intensidad tremenda y asfixiante. La electricidad iluminaba el ring. Nieto, ya en los primeros intercambios, sufri¨® un corte en el p¨¢rpado izquierdo que su esquina supo cuidar hasta el final.
Tras caer en el cuarto y con el aliento del p¨²blico sosteni¨¦ndole, Nieto se reh¨ªzo. Pero a partir del octavo asalto, Di Rocco sac¨® mucho fondo f¨ªsico. Al d¨¦cimo llegaron igualados. Hab¨ªa que morir para ser campe¨®n. Lo tocaba con los dedos. Y el madrile?o lo fue a buscar, pero una mano le llev¨® a la lona de nuevo en el pen¨²ltimo asalto a la vez que el juez Teddy O¡¯Connor permit¨ªa al campe¨®n flexionar demasiado el torso sin restarle un punto. En dos asaltos, en los que pes¨® la experiencia del transalpino, se esfum¨® el Europeo. Nieto, que ense?¨® orgullo y mucho boxeo, acab¨® pidiendo perd¨®n a un p¨²blico que respondi¨® y que no le reproch¨® nada, porque el t¨ªtulo estuvo a cent¨ªmetros, o a una mano afortunada, de quedarse en Fuenlabrada.