CHAMPIONS LEAGUE
Saric y un arbitraje casero apean al Atleti de la Final Four
Julen Aguinagalde fue quien mantuvo la tensi¨®n rojiblanca, pero sus 11 goles fueron insuficientes ante un Barcelona crecido y al l¨ªmite del reglamento.
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Vibr¨® el Palau, se apunt¨® su remontada en Europa (32-24) y jugar¨¢ la Final Four al superar los cinco goles de desventaja de la ida. Eso quedar¨¢ para la historia oficial, con Saric de gran protagonista. La otra realidad, la que no emerger¨¢ jam¨¢s en los anales del balonmano, es que el Atl¨¦tico de Madrid se top¨® con la llamada magia del Palau, la presi¨®n ambiental hacia unos ¨¢rbitros que permitieron una defensa m¨¢s all¨¢ del reglamento, que imped¨ªa la continuidad del juego rojiblanco y que evitaba la circulaci¨®n. Esa es la otra lectura de lo que ocurri¨® en el encuentro, con dos alemanes permisivos con los locales y atenazando a los visitantes a los que obligaba a jugar atemorizados bajo la amenaza de un pasivo excesivamente r¨¢pido y constante.
Y para colmo, cuando el Atl¨¦tico rozaba rebajar la renta a los cinco goles, la pareja germana escond¨ªa los ojos a las faltas sobre Balic, sobre Ca?ellas, sobre el hombre que llevaba el bal¨®n, para convertir el golpe franco en contragolpe y evitar que se acercasen los de Talant Dujsebaev.
Ahora bien, tampoco se puede esconder que en la primera mitad, el Atl¨¦tico de Madrid fue un equipo abatido, condenado a lamerse las heridas ante un colosal Saric, que con 11 paradas se erig¨ªa como una especie de muralla china para los lanzadores rojiblancos, que fallaron tres penaltis, que erraron varios uno contra uno contra el meta (Kallaman, Masachs, Parrondo). Mirando los n¨²meros, no lo hac¨ªa tan mal el Atl¨¦tico ante aquella defensa m¨¢s que agresiva, que le imped¨ªa mover el bal¨®n porque el 6-0 jugaba en la falta constante, y que pod¨ªa ser peor porque Hombrados no era el factor que reactivase a los suyos.
Cuando todo parec¨ªa perdido surgi¨® Aguinagalde para rescatar a los suyos, con cuatro goles en la primera parte, para acabar con 11 en total, sin fallo en el lanzamiento, y forzando penaltis, y exclusiones que debieron sancionar los ¨¢rbitros, pero que evitaron ver. S¨ª, realmente fue un arbitraje a la europea para el equipo de casa, la asignatura pendiente de la Champions.
Pero tambi¨¦n es cierto que en ataque el Barcelona estaba fino, como Rutenka, que con sus cuatro goles iniciales marc¨® el camino, como Montoro, que aport¨® cuatro tantos tras haber quedado in¨¦dito en Vistalegre, como Ra¨²l Entrerr¨ªos, que no tuvo nada que ver con el desaparecido en Madrid.
Dujsebaev no estar¨¢ en su cuarta Final Four, pero tiene motivos para quejarse por m¨¢s que tambi¨¦n tenga algunos de queja para sus jugadores que estuvieron encogidos en situaciones de ventaja frente a Saric. S¨®lo Aguinagalde estuvo a la altura de las circunstancias, y se bati¨® por encima de lo que se pod¨ªa esperar de ¨¦l ante el 6-0 azulgrana. Pero con s¨®lo un soporte ofensivo al Atl¨¦tico le fue imposible evitar que la historia oficial diga que la magia del Palau contin¨²a.