Francia acab車 ganando. Pero tambi谷n acab車 迆ltima: lo merecido despu谷s de un Seis Naciones desastroso, que inici車 con un derrumbe de proporciones hist車ricas en Roma y que finaliz車 ayer, imponi谷ndose a Escocia, soltando algo del rugby que todo el mundo esperaba de un equipo magn赤ficamente dotado en todas las l赤neas. Necesitaba rebasar el goal-average de Irlanda con un triunfo por 16 puntos, para endosarles la Cuchara de Madera a los del Tr谷bol, pero un ensayo final de Visser, despu谷s de las marcas de Fofana y M谷dard, dej車 la diferencia final en siete puntos.
El equipo de Saint-Andr谷 perd赤a ya 0-6 al cuarto de hora. Escocia le daba su tratamiento habitual, que viene a ser una falsa cortes赤a: toma la pelota, entra en nuestro territorio# pero hasta ah赤 puedes llegar. Y luego, Laidlaw a cobrar las equivocaciones disciplinarias. En este caso, dos golpes de castigo que el medio de mel谷 escoc谷s capitaliz車 como suele. Eso s赤, Laidlaw tambi谷n incurri車 en un exceso de confianza cuando, mediado el primer tiempo, pas車 hacia delante un bal車n en los alrededores de sus propios palos. Una frivolidad que permiti車 a Francia jugar una mel谷 a cinco metros de la l赤nea escocesa. Esa acci車n abri車 una buena fase de asedio franc谷s, pese a las dificultades que ofrec赤a el terreno de juego para traccionar los empujes. El piso del Stade de France se levanta con frecuencia. Ayer, reblandecido por la lluvia, agregaba tremendismo al esfuerzo de los jugadores. A su paso daba la impresi車n de que jam芍s volver赤a a crecer la hierba.
La intentona francesa, sin embargo, no fructific車. De un modo u otro, Escocia ha hecho de su defensa una gran virtud. Tampoco es que los franceses se hayan distinguido en este torneo por aportar algo de imaginaci車n o variedad a su juego con la pelota. A ese punto ha llegado su desmemoria del cl芍sico rugby franc谷s. Primero Picamoles, luego Bastareaud, su argumento m芍s pesado, y finalmente Fofana protagonizaron los asaltos franceses. Pero Escocia sali車 viva. Acab車 por contener cada acometida y forzar una retenci車n ilegal de los galos. Y cabalgando en la tormenta terminaron por llevar el partido hasta el entreacto con la misma ventaja. Los escoceses, en los tebeos de Mortadelo y Filem車n, fueron siempre ahorradores de pu?o apretado. Hoy por hoy, su equipo de rugby se parece mucho, en lo deportivo, a ese arquetipo de las vi?etas de Ib芍?ez.
Michalak, el discutido apertura franc谷s, anotar赤a un golpe para acortar las diferencias en el reinicio de la acci車n. Eso fue despu谷s de que varios pacificadores de uno y otro equipo lograran desentra?ar el agarr車n que El Pr赤ncipe tuvo con Stuart Hogg, el zaguero escoc谷s. Una de esas disputas de machotes que de cuando en cuando surgen en un deporte en el que el contacto es una forma de supervivencia e imposici車n. Poco despu谷s, empatar赤a el encuentro gracias a otro golpe, despu谷s de intentar uno de sus trucos preferidos: una patada cruzada al ala Clerc, que no pudo finalizar el ensayo ante la defensa en enjambre de los escoceses, una vez m芍s. Poco a poco, Francia volv赤a al carril del partido. Crecientemente dominante en la delantera, Machenaud y Michalak comenzaron a entenderse como si de nuevo fuera noviembre y el Seis Naciones, una pesadilla a punto de terminarse. Ahora# de eso a evitar la 迆ltima plaza iban todav赤a 16 puntos: los que necesitaba de diferencia para rebasar a Irlanda en la clasificaci車n final del torneo.
Escocia, que no hab赤a concedido un solo golpe en el primer tiempo, empez車 a ceder opciones: en apenas un cuarto de hora cometi車 cuatro y Michalak los cobr車 todos, poniendo por delante a Francia antes de un cuarto de hora. Aunque Laidlaw igual車, la corriente del encuentro hab赤a cambiado. Francia por fin caminaba hacia delante, por fin ten赤a pelotas r芍pidas en las manos de su medio de mel谷, por fin Michalak pod赤a lanzar un ataque en conexi車n con sus demoledores centros, Bastareaud y Fofana. En esa subida de tensi車n aparecieron escenas tremendas, como una escapada del gigante Debaty por el flanco izquierdo, con el efecto bola de ca?車n desatado, rebotando placajes hasta que lo fue a detener, con astucia m芍s que con fuerza, el zaguero Hogg. Pero esas percusiones, usando como arietes imprevistos en el juego abierto a los m芍s grandes de entre sus delanteros, iban a dar resultado. Escocia retroced赤a. Y as赤, en el espacio de cinco minutos, Fofana abri車 la lata con un ensayo y M谷dard sum車 otro. El primero record車 hasta qu谷 punto Saint-Andr谷 obvi車 la l車gica cuando se empe?車 en usar a Fofana de ala la mitad del torneo. M谷dard festej車 el segundo con Huget como si Francia hubiera coronado el Everest: en cierto modo, y dadas sus circunstancias, era algo parecido. Estaban 23-9 con diez minutos por jugar.
El cambio permiti車 variar los silbidos que asomaban en la primera parte por el aplauso a Michalak cuando el apertura se fue lesionado, mientras Machenaud met赤a la conversi車n. Y en el campo apareci車 Ga?l Fickou, el talentoso y joven centro del Stade Toulousain, vector de futuro para lo mejor del rugby franc谷s. El ambiente entr車 en tal estado de relajaci車n que parec赤a que Francia hab赤a alcanzado todos sus objetivos. Una p谷rdida de perspectiva explicada porque, en Francia, consideran que la Cuchara de Madera se la lleva s車lo el equipo que pierde todos los partidos. Es decir, que su empate con Irlanda ya los hab赤a puesto a salvo de la ignominia# En Gran Breta?a, donde se invent車 el rugby y la propia tradici車n de nombrar de ese modo al 迆ltimo clasificado (en el rugby y en otros deportes) a partir de una tradici車n de los estudiantes de Matem芍ticas en Cambrdige, Francia es Cuchara de Madera. En cualquier caso, 迆ltima del torneo. Por si quedaba alguna duda, Visser finaliz車 en ensayo una ruptura fant芍stica de Matt Scott y el partido se acab車 con el 迆nico triunfo de un equipo, el franc谷s, que necesita reconsiderar muchas cosas.