A cien metros de tu sue?o
Quedarte a unos cien metros de tu sue?o, tras semanas de trabajo con condiciones inhumanas podr¨ªa entenderse como una muy dolorosa derrota.

Canta Sabina que ¡°¡hasta los huesos solo calan los besos que no has dado¡±, quiz¨¢ hablando de esas historias de amor de las que jam¨¢s te desprendes porque, despu¨¦s de haber puesto todo de tu parte, lo ¨²nico que recibes es rechazo o traici¨®n.
Por eso estoy convencido de que a todos los que hemos participado en ella la historia de amor con el Laila Peak nos va a calar hasta los huesos y para siempre. Quedarte a unos cien metros de tu sue?o, despu¨¦s de a?os de cortejarla y semanas de trabajo soportando unas condiciones inhumanas podr¨ªa entenderse como una muy dolorosa derrota. En este momento, ya de camino a Islamabad, no s¨¦ si alguno de mis amigos volver¨¢ a intentarlo.
Acaban de llegar al campo base al l¨ªmite. Han estado seis d¨ªas realizando un ataque a una cumbre relativamente baja, unos 6.200 m., pero con un grado de exposici¨®n y compromiso m¨¢ximos, comiendo y bebiendo menos de lo justo, con vientos superiores a los 50 Km/h y temperaturas por debajo de los 25? bajo cero. Y se han tenido que dar la vuelta cuando ya perec¨ªa que Laila, la m¨¢s hermosa del Karakorum, se hab¨ªa dejado conquistar.
S¨®lo la suma de la gran experiencia de Juanjo y Ram¨®n, la extraordinaria fortaleza de Jos¨¦ Manuel y Alex, y la valent¨ªa y determinaci¨®n de los cuatro, les ha hecho renunciar. Acabo de hablar con ellos y les o¨ªa entristecidos, con los pies y manos tocados por el fr¨ªo y el viento. Sin embargo, siempre he pensado que solo fracasan de verdad los que no lo intentan, los que se dejan paralizar por el miedo.
Les puedo asegurar que hemos hecho m¨¢s de lo que es razonable pedir a un alpinista. El ¨²nico fracaso en una monta?a es que alguien del grupo no regrese de ella. La cima ¨²nicamente es el hermoso remate de un trabajo. Hemos sabido jugar las escasas bazas que nos ha concedido el Laila Peak hasta estar convencidos de que nada m¨¢s ha quedado de nuestra parte por hacer; por eso creo que podemos sentirnos satisfechos.
Por supuesto, que nos hubiera encantado alcanzar esa esquiva cumbre de la que ?lex, Ram¨®n, Juanjo y Jos¨¦ Manuel se han quedado tan, tan cerca. Pero el alpinismo es sobre todo incertidumbre y aventura. Y eso es lo que, precisamente, lo hace tan apasionante. Una de las monta?as m¨¢s bellas de la Tierra nos ha dicho que no esta vez. Ella se queda envuelta en las furiosas tormentas invernales del Karakorum mientras nosotros nos llevamos dentro del alma los magn¨ªficos recuerdos de todo lo que hemos vivido tratando de conquistarla.