"Yo tambi¨¦n disfruto la noche en Salamanca"
Nacido en Bulgaria (5 de marzo de 1975, Ruse), lleg¨® a Espa?a en el oto?o 1992 para hacerse un hueco como profesional. Desde entonces vive en nuestro pa¨ªs, establecida su residencia en Salamanca. En 2005 se proclam¨® campe¨®n mundial en Argentina; sucede a Gary Kasparov.

Campe¨®n mundial de ajedrez e ¨ªdolo en su pa¨ªs, Bulgaria. Sorprende que resida a¨²n en Salamanca.
?Qu¨¦ me ha dado Bulgaria? En los ¨²ltimos cinco a?os me ha pagado dos billetes de avi¨®n y no tengo derecho a m¨¢s. Vine a Espa?a a los 16 a?os porque era el pa¨ªs en el que pod¨ªa lanzar mi carrera profesional, como as¨ª fue. Y ahora, es el sitio id¨®neo para establecer la base de mis operaciones.
?Cu¨¢ntos apuros econ¨®micos ha pasado desde que apareci¨® por Elgoibar en 1992?
Nunca pas¨¦ hambre, ni en Bulgaria ni en Espa?a. Mis padres trabajaban los dos y viv¨ªamos con mis abuelos. Aunque no nad¨¢bamos en el lujo, tampoco me ve¨ªa con problemas. Ni siquiera en Espa?a. Nunca he necesitado para vivir m¨¢s de lo que ten¨ªa. Lo de la bohemia del ajedrecista es una leyenda.
Los grandes mitos del ajedrez siempre han tenido biograf¨ªas poco prosaicas.
Todo ha cambiado. Antes, los campeones eran ingenieros, m¨²sicos o diplom¨¢ticos como Capablanca. Ahora es imposible. Para destacar necesitas una dedicaci¨®n exclusiva. Cada semana descargo de Internet entre mil y dos mil partidas, las que se juegan en el mundo en ese tiempo.
?Es un obseso del ajedrez?
No, no. Simplemente, un trabajador de este deporte.
Pero un campe¨®n mundial debe ser algo especial.
Para ser el n¨²mero uno tienes que tener alguna virtud, adem¨¢s de trabajo y una gran memoria. Pero entre el n¨²mero uno y los siguientes no hay tanta diferencia. Los medios de comunicaci¨®n tienden a marcar grandes distancias, y es falso. Es como si el Real Madrid juega con el Getafe, y como es un equipo lleno de estrellas no se entiende que empaten, y resulta que los del Getafe tambi¨¦n son buenos.
Los grandes campeones, de los a?os setenta hasta ahora, aparecen muy vinculados con la pol¨ªtica: Fischer, Karpov, Korchnoi, Kasparov...
Nunca he votado. Tengo mis ideas, pero no me atrevo a m¨¢s. Si me pregunta por la mejor opci¨®n en una Siciliana, seguro que mi opini¨®n ser¨¢ la correcta, pero en pol¨ªtica... cualquiera se atreve
?La proliferaci¨®n de los programas de ordenador ha cambiado al ajedrez?
Ha sido revolucionario. Antes, con 31 a?os, eras joven; ahora, con esa edad, yo me siento un veterano. Te encuentras compitiendo con cr¨ªos, que en una mano llevan el biber¨®n y con la otra te da jaque.
Le imaginaba como un caballo, por los saltos que ha dado para ser el n¨²mero uno. ?C¨®mo se ve usted?
Ahora mismo, como el rey. El problema del caballo es que tarda en llegar, no es r¨¢pido.
?La posici¨®n de rey del ajedrez mundial conlleva alguna carga especial para usted?
Como campe¨®n est¨¢s obligado a marcar la tendencia mundial y los dem¨¢s estudian tus movimientos. Eso es una gran responsabilidad con la que tengo que convivir.
?C¨®mo se ve usted como jugador ante un tablero?
Me gusta ser agresivo. Presumo de eso.
Eso era antes. Los analistas dicen que se ha vuelto conservador ahora que tiene mucho que guardar.
Prudente y paciente, dir¨ªa yo. No siempre puedes apostar por la jugada m¨¢s bella. Ahora soy algo m¨¢s pragm¨¢tico.
?Es cierto que para usted tablas son como una derrota?
Estoy luchando para que no se permitan las tablas sin lucha, eso s¨ª. Pero en una buena partida, cuando ya no hay posibilidad de ganar para nadie, no es ninguna deshonra.
?Sue?a con jugadas de ajedrez?
En ocasiones, pero intento evitarlo. Me entreno por la tarde, y normalmente acabo antes de cenar. De lo contrario, si me meto en la cama no puedo dormir. Por las ma?anas hago preparaci¨®n f¨ªsica, fondo; corro cinco o seis kil¨®metros en media hora, que no est¨¢ mal si no se pretende ganar una medalla ol¨ªmpica.
Tendr¨¢ momentos de especial inspiraci¨®n en el d¨ªa.
Cualquiera es bueno. Los ajedrecistas de alto nivel somos como los artistas. De repente, paseando por la calle, me abstraigo con una jugada, una variante que se me ocurre. Eso me sucede a menudo, porque como no necesito el tablero para ver las posiciones, tampoco es imprescindible estar en un lugar determinado.
Los poetas anotan inmediato sus rimas. Y los m¨²sicos...
Pues yo no lo necesito. Me acuerdo siempre.
?Tan buena memoria tiene?
Es fundamental. Presumo de una gran memoria visual, muy importante para ganar partidas en situaciones apuradas con el tiempo. En el ajedrez se repiten muchas posiciones y con buena memoria todo es m¨¢s sencillo.
?Pasar¨¢ a la historia del ajedrez como un nuevo genio?
En el ajedrez no hay tantos genios. En los ¨²ltimos tiempos s¨®lo destaco a dos, a Kasparov y a Fischer. Yo no lo soy. Tengo talento, pero lo de genio me supera.
?Marcar¨¢ una ¨¦poca al menos?
Ser campe¨®n o el n¨²mero uno durante m¨¢s de cuatro a?os es casi imposible en la actualidad. Las partidas que disputaban los campeones hist¨®ricos en cinco o seis a?os ahora se juegan en uno. Todo va mucho m¨¢s deprisa.
Va a exponer el t¨ªtulo mundial frente al ruso Vladimir Kramnik con una bolsa que ronda el mill¨®n de euros. ?Su gran partida?
Econ¨®micamente, s¨ª. Antes de jugar en la Rep¨²blica de Kalmykua la bolsa ya estar¨¢ repartida, as¨ª no est¨¢s presionado. M¨ª problema es c¨®mo formar el equipo de trabajo, de los jugadores que me hagan de sparrings y de los analistas, que llevar¨¦ cuatro o cinco. Para los ex sovi¨¦ticos, recuperar el mundial es una cuesti¨®n de orgullo, y yo necesito buscar un bloque homog¨¦neo, que no filtre nuestro trabajo. Y no es un trabajo f¨¢cil.
?Est¨¢ usted bien amurallado en Salamanca?
Es la ciudad perfecta para alguien como yo. Paso desapercibido y eso me gusta. La popularidad me atosiga.
De universitario yo, la noche salmantina era lo m¨¢s en todos los campus de Espa?a.
Lo sigue siendo ahora. Yo no soy un asceta del ajedrez y me gusta salir. Yo tambi¨¦n disfruto de su noche. El problema es que hay que cuidarse, que en Salamanca todas las noches son fiesta, y me tengo que reprimir. Es una de las servidumbres obligadas para ser un n¨²mero uno del ajedrez.