Conmoci¨®n por los atentados en Madrid | Real Madrid
Dolor y silencio en la plantilla del Madrid
Jugadores y empleados guardaron un minuto de duelo en el centro del campo
Hay un equipo de m¨²sica en el vestuario del Real Madrid. Dicen que lo compr¨® Guti, pero nadie lo recuerda bien. Sirve para animar las ma?anas, para combatir el sue?o, imposible dormirse con Estopa. Pero ayer, del viejo pasillo que conduce al vestuario de la vieja Ciudad Deportiva, no sal¨ªa m¨²sica, ni las risas t¨ªpicas, ni las voces normales; s¨®lo se escuchaba la voz asombrada de un locutor de radio.
Es habitual que el Real Madrid se entrene en la vieja Ciudad Deportiva el d¨ªa despu¨¦s de un partido. All¨ª permanece el servicio m¨¦dico y la piscina y all¨ª se recuperan los futbolistas de los golpes recibidos. Esas instalaciones son casi lo ¨²nico que permanece ahora que las m¨¢quinas excavadoras invaden los campos de entrenamiento, la imagen da un poco de pena.
A las once de la ma?ana comenzaron a presentarse los primeros jugadores, rutilantes coches y fant¨¢sticas gafas de sol, pero distintas sus caras, menos brillantes. Ya lo sab¨ªan. Hay muchos que llevan a sus hijos al colegio, tal vez sea esa su conexi¨®n m¨¢s pura con el mundo, no est¨¢n las madres para pedir aut¨®grafos, las prisas, el ni?o que no llega; quiz¨¢ sea el mejor momento, el ¨²nico, para medir lo que ocurre en la calle, paz o drama.
Hay una televisi¨®n en el vestuario del Real Madrid, pero casi nunca se enciende. Ayer lo estaba. Cada futbolista que entraba en el vestuario se encontraba con ese panorama, todos sentados, absurdo decir buenos d¨ªas, no lo eran, mejor callarse y escuchar como los dem¨¢s.
Varios jugadores, la mayor parte de los extranjeros, llegaron hablando por sus tel¨¦fonos m¨®viles, no hace falta entender, son palabras tranquilizadoras a los familiares que est¨¢n lejos. En ese trance la voz de Beckham era todav¨ªa m¨¢s suave, casi un susurro, toda su familia vino a ver el partido contra el Bayern y la cena en el Asador Donostiarra se alarg¨®, durmieron poco, f¨¢cil imaginar el susto, no hay peor sobresalto que el m¨®vil que suena demasiado temprano.
Zidane, acompa?ado de su hermano y su amigo Malik, repet¨ªa entre dientes: "Es un d¨ªa muy triste, es un d¨ªa muy triste". Otro de los gal¨¢cticos se lamentaba, igualmente desconcertado: "Pod¨ªa haber sido cualquiera de nosotros, qui¨¦n sabe cu¨¢ntas de las v¨ªctimas habr¨ªan asistido al partido contra el Bayern...". No hay una referencia m¨¢s al equipo alem¨¢n, a la victoria ¨¦pica, como si no hubiera existido.
De los titulares s¨®lo Solari salt¨® al campo, trote suave, su rostro un poema. Poco despu¨¦s se anunci¨® que se suspend¨ªa su conferencia de prensa, "hoy no es un d¨ªa para hablar de f¨²tbol"; se pospusieron tambi¨¦n las entrevistas personales, igualmente la participaci¨®n de Juanfran en un acto con ni?os que deb¨ªa celebrarse en IFEMA; all¨ª se hab¨ªa instalado un dep¨®sito para los cad¨¢veres.
Acto seguido, la plantilla al completo, m¨¦dicos y otros trabajadores caminaron hasta el centro del campo, en silencio, cabizbajos. Formaron un c¨ªrculo y guardaron un minuto de silencio. No se encontraba en el grupo Ronaldo, que lleg¨® un poco despu¨¦s porque estaba convocado una hora m¨¢s tarde para tratar su rotura de fibras.
Es extra?o no ver a Ronie sonre¨ªr: "Hoy no es un d¨ªa feliz", dijo a su llegada. Cuando se march¨® era igual de esquivo: "Estoy ilusionado con la Copa, pero hoy no puedo hablar de eso, ten¨¦is que entenderlo, me voy a casa a ver la televisi¨®n".
A la una del mediod¨ªa los empleados del club se manifestaron frente a la puerta 50, las banderas de la fachada a media asta, Valdano, Butrague?o, obreros, secretarias. Nadie escap¨® a las bombas.
Helic¨®pteros a La Paz
Mientras los jugadores del Real Madrid que fueron titulares contra el Bayern M¨²nich el mi¨¦rcoles se entrenaban en el gimnasio y los que fueron suplentes saltaban al c¨¦sped para ejercitarse, varios helic¨®pteros que transportaban a heridos sobrevolaban las inmediaciones de la Ciudad Deportiva. El destino era el hospital de La Paz, colindante con las instalaciones madridistas. La presencia de los helic¨®pteros no pas¨® desapercibida para los jugadores, que siguieron con sus miradas el destino de cada uno de ellos. Tambi¨¦n fue protagonista de la ma?ana el sonido de las ambulancias. Si habitualmente hay un constante ruido de sirenas que salen y entran del hospital, ayer se multiplic¨® con creces. No s¨®lo eran las ambulancias. Tambi¨¦n los coches de la Polic¨ªa y los efectivos del SAMUR se apresuraban con las v¨ªctimas del atentado (un total de 39) que fueron ingresadas en La Paz.