Y Simone Biles se levant¨®
Cuando Simone Biles termin¨® ayer en Par¨ªs su ¨²ltimo ejercicio en las paralelas, ya liberada, estall¨® en carcajadas y se puso a bailar. Por fin. La gimnasta que ha revolucionado su especialidad, la mejor de la historia, se ha clasificado para la final individual en tres de los cuatro aparatos y ha demostrado que s¨ª, que se puede. Que una puede romperse y volver si se cuida y antepone su salud mental a cualquier otra cosa, incluyendo la gloria ol¨ªmpica.
Los twisties, lo que en gimnasia se define como la desconexi¨®n entre la mente y el cuerpo, fueron consecuencia del trauma sufrido por ser v¨ªctima de abusos sexuales y Biles supo parar a tiempo en Tokio a pesar de la incomprensi¨®n de muchos que la llamaron cobarde y se atrevieron incluso a darle lecciones sobre c¨®mo deb¨ªa manejar la presi¨®n. ¡°Te ponen en un pedestal, pero yo s¨®lo quiero ser humana¡±, afirma en el magn¨ªfico documental Simone Biles: Rising que estren¨® Netflix hace una semana. En ¨¦l reconoce que cada vez que salta, que realiza el triple mortal con doble giro que s¨®lo ella es capaz de hacer siente miedo, mucho miedo, que estuvo durante m¨¢s de un a?o despu¨¦s de los ¨²ltimos Juegos en los que apenas pudo entrenarse porque no controlaba su cuerpo y que sufr¨ªa porque le daba verg¨¹enza, que la oscuridad a veces la engulle y la terapia ha sido su salvaci¨®n.
Tan honesta, tan sincera, tan vulnerable, tan incre¨ªblemente valiente como para reconocerse y mostrarse fr¨¢gil delante de todo el mundo, tan majestuosa en su impresionante humanidad que ha trascendido ya m¨¢s all¨¢ de sus incre¨ªbles logros deportivos para ser un referente, una inspiraci¨®n. El legado de Simone Biles ser¨¢ eterno y los que tenemos la suerte de existir al mismo tiempo que ella no celebramos ¨²nicamente sus piruetas, giros y saltos, sino que al final haya sido capaz de re¨ªr y bailar. Ese es su mejor y mayor triunfo porque s¨ª, se quebr¨®, se cay¨®, pero como escribi¨® Maya Angelou y Biles lleva tatuado en un hombro: ¡°Y a¨²n as¨ª, me levanto¡±.