La Villa Paral¨ªmpica, el cruce de caminos de veteranos y noveles
Para Alba Garc¨ªa, de 19 a?os, estos son sus primeros Juegos. Para Jos¨¦ Manuel Ruiz, de 43, los s¨¦ptimos. A trav¨¦s de sus experiencias descubrimos c¨®mo es la vida en la Villa y su aclimataci¨®n.


El inicio de los Juegos Paral¨ªmpicos es cuesti¨®n de horas. Los deportistas del equipo espa?ol llevan desde el viernes en Tokio aclimat¨¢ndose al nuevo horario, la temperatura... Paseando por la Villa. Algo que vive con especial ilusi¨®n Alba Garc¨ªa. La atleta, de 19 a?os, es una de las benjaminas de la expedici¨®n y se estrena en unos Juegos. "Estoy alucinando con todo. El comedor es gigante, como una especie de nave industrial y con tanta comida que agobia (r¨ªe). La gente es s¨²per amable y nos saluda en espa?ol. Hemos entrenado por la Villa, por asfalto y salimos a pasear por las ma?anas. Ah¨ª ya te cruzas con personas de otros pa¨ªses porque en el piso s¨®lo estamos las espa?olas", comenta la madrile?a, que tiene amaurosis cong¨¦nita de Leber y un grave d¨¦ficit visual desde que era ni?a y forma parte del Equipo Promesas de Liberty.
Nada m¨¢s llegar, hab¨ªa una visita obligada. "?Ya tengo la foto con el Agitos (s¨ªmbolo Paral¨ªmpico) y con la mascota! Primero hab¨ªa que hacer eso y luego ya todo lo dem¨¢s", bromea con una felicidad contagiosa. Una vez cumplida esa primera misi¨®n, la segunda era hacerse al clima. "Me lo esperaba peor y me he llevado una alegr¨ªa. Est¨¢ nublado y corre el aire, eso s¨ª, tengo el pelo bufado (r¨ªe). Afecta, pero en mi caso son pruebas cortitas", expone Alba, que esboza algunas pinceladas sobre la convivencia con sus compa?eras: "Somos ocho mujeres y tenemos dos ba?os. ?Imag¨ªnate! No hemos tenido mucho drama todav¨ªa, nos estamos organizando bien. Con ellas me siento arropada. Hay algunas debutantes m¨¢s y a todas nos une esta gran ilusi¨®n".
Si Alba lo vive desde la perspectiva de sus primeros Juegos, Jos¨¦ Manuel Ruiz (43 a?os) lo hace desde la experiencia de quien comienza sus s¨¦ptimos. Algo al alcance de muy pocos. S¨®lo el palista y el nadador Xavi Torres pueden decirlo de esta expedici¨®n. "La Villa es muy parecida a la de citas anteriores. Salvo a la de Atenas 2004, en donde hab¨ªa peque?as casas, d¨²plex y las distancias eran m¨¢s grandes. La estructura es siempre similar: restaurante, zona de ocio muy restringida por la pandemia, policl¨ªnica, gimnasio, tiendas... Como curiosidad est¨¢n las camas de cart¨®n. Ya hicimos la prueba del algod¨®n saltando encima y lo resisten", r¨ªe el granadino, que llega a Tokio despu¨¦s de haber superado en tiempo r¨¦cord su lesi¨®n en el Tend¨®n de Aquiles de la pierna derecha.
Hay m¨¢s cosas llamativas en el d¨ªa a d¨ªa por tierras niponas. "?Autobuses el¨¦ctricos sin conductor! Va dentro controlando el acceso y la apertura de las puertas, pero no conduce. Adem¨¢s va con energ¨ªa solar y el dise?o es muy chulo, por la noche la iluminaci¨®n es bonita. No pod¨ªa ser de otra manera en un pa¨ªs tan tecnol¨®gico... El comedor tiene unas pantallas de metacrilato y cada uno est¨¢ en una especie de cabina que te a¨ªsla de los dem¨¢s", describe Jos¨¦ Manuel, que a?ade: "El COVID nos ha privado de ese ambiente de los Juegos, ese murmullo en las ciudades y la vida en la calle. Ahora vamos de la Villa a la sede a entrenar y no ves a casi nadie. Ser¨¢ triste que no haya p¨²blico en las gradas porque se crea un ambiente m¨¢gico, que genera mucha adrenalina para el deportista".
Eso s¨ª. El equipo de tenis de mesa se ha adaptado a la perfecci¨®n a este nuevo horario. Ni rastro del jet lag. "Los cuatro o cinco d¨ªas antes de partir hicimos una aclimataci¨®n progresiva en el CAR de Madrid. ?bamos moviendo el desayuno, el entrenamiento... Todo, media hora antes. De manera que, el jueves que viajamos, desayunamos a las 04:30 horas. Es la primera vez que lo hago, pero nos ha ido bastante bien. Y en cuanto a la temperatura... notamos m¨¢s la humedad", concluye el palista, que naci¨® sin parte del brazo derecho por una agenesia cong¨¦nita.