Argentina cumple y se define la lucha por las medallas
La selecci¨®n albiceleste se impone a Jap¨®n y certifica su pase a los cuartos de final. Los anfitriones, Ir¨¢n, Nigeria y la Rep¨²blica Checa, eliminados.
Era una final, aunque no diera la sensaci¨®n de ello. Argentina o Jap¨®n, quedaba un billete para los cuartos de final de los Juegos Ol¨ªmpicos y estaba en disputa. Cara o cruz. Los albicelestes eligieron la correcta (97-77). Vencieron sin grandes estruendos, pero tampoco los necesitaron. Delante, no tuvieron ni a Luka Doncic ni a Ricky Rubio, sus grandes bestias negras. Rui Hachimura, llamado a ocupar esa figura estelar, desapareci¨®. Y el camino, aunque no fue llano hasta el ¨²ltimo cuarto, no requiri¨® de sudor. Sin romper hasta el final, pero sin sufrir. Facundo Campazzo, rozando el triple-doble (17+11+7), y Luis Scola (23+10), que podr¨¢ perseguir un final a la altura de su carrera, lideraron junto a Gabriel Deck (16+4+3). El resto acompa?aron en un caminar lento, pero letal. El que les ha llevado a estar entre los ocho equipos que pelear¨¢n por las medallas: Francia, Australia, Eslovenia, Espa?a, Estados Unidos, Italia, Alemania y la misma Argentina. Ir¨¢n, Nigeria, Rep¨²blica Checa y Jap¨®n, por su parte, se despiden de la cita ol¨ªmpica.
En el encuentro, la carta de presentaci¨®n fue clara y mandada desde lejos: dos triples del Facu y otros dos de Scola. El pr¨®logo era suyo y el nudo quer¨ªa escribirlo Marcos Del¨ªa, insistente por dentro. Diez puntos sin fallo en sus primeros nueve minutos que, en el campo de la perfecci¨®n, encontraban su hom¨®logo: Makoto Hiejima. El escolta japon¨¦s cubr¨ªa las espaldas a sus l¨ªderes. Si Hachimura y Watanabe no consegu¨ªan anotar ning¨²n punto en sus primeros seis tiros combinados, Hiejima llegaba a los siete sin registrar ning¨²n error. La ¨²nica raz¨®n para que la diferencia en el marcador, al terminar el primer cuarto, s¨®lo fuera de diez puntos (26-16). Al descanso, sin embargo, se reduc¨ªa (46-38).
Argentina empez¨® confiada. Intensa, pero sabedora de que, por calidad, pertenec¨ªa a un estamento superior al de Jap¨®n. Y lo hac¨ªa valer, posiblemente, en exceso. Campazzo, como suele ser habitual (y se agradece), intentaba que cada pase fuera m¨¢s art¨ªstico que el anterior; Deck, emul¨¢ndole, hasta se animaba con una dejada de espaldas y a dos manos. "Esta es la intensidad de un All Star", les espetaba Sergio Hern¨¢ndez a los suyos en un tiempo muerto. La analog¨ªa no estaba mal tirada. Para un entrenador, las florituras siempre suelen ser excesivas; cuando el marcador no termina de cerrarse, a¨²n m¨¢s. Por sensaciones, los albicelestes eran muy superiores; por n¨²meros, la diferencia no era tanta. Igualdad en los rebotes (24 por 22), en los puntos en la pintura (20 por 22), en casi todo. El per¨ªmetro, descaradamente del lado argentino, era lo ¨²nico a lo que aferrarse para justificar que, sobre la pista, no se disputaba un duelo de t¨² a t¨². Para mayor preocupaci¨®n, Jap¨®n lo hac¨ªa "sin" su m¨¢xima estrella, con solamente dos puntos de Hachimura al descanso.
Sin ¨¦l, Yudai Baba fue quien sostuvo las pocas esperanzas niponas. El alero, con un 18+7+3, gener¨® problemas cuando el premio a¨²n era alcanzable. Hachimura (13+11) y Watanabe (17+9) terminaron luciendo en el boxscore, pero cuando Argentina ya no s¨®lo jugaba para la galer¨ªa, sino que tambi¨¦n para ganar. Alzaron el vuelo sin avisar, sin grandes aspavientos, como hab¨ªan hecho a lo largo de todo el partido, pero generando una herida que, en los ¨²ltimos diez minutos (32-24), ya no encontr¨® suficientes puntos de sutura. Pese a las malas sensaciones dejadas en los anteriores partidos, estar¨¢n en los cuartos de final. Y, ah¨ª, todo cambia. Delante, Francia o Australia.