Delicias con leyendas
El Atl¨¦tico derriba la cuarta pared con un encuentro de veteranos e hinchas para recordar momentos hist¨®ricos. Solozabal, Fresnedoso y el doblete, primeros.
Cuando los Robertos jugaban todo era distinto. Ni hab¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles y la m¨²sica se grababa en cintas y radiocasettes de doble pletina. Cuando ellos jugaban, el Vicente Calder¨®n a¨²n estaba, el traslado al Metropolitano no era ni tan solo una idea. Ese campo al que ellos, cuando ellos a¨²n vest¨ªan de corto, llevaron a tocar el cielo de Neptuno una temporada. La 1995-96 atada a una palabra m¨¢gica: doblete.
Doblete. Esta tarde sonar¨¢ mucho en las profundidades del Metropolitano, en el Territorio Atleti. Los Robertos son las primeras leyendas que protagonizan una nueva iniciativa del club que derriba la cuarta pared: un viernes de cada mes, ilustres veteranos se reunir¨¢n con un grupo de aficionados previamente apuntados en la web del club, para recordar juntos un momento en alto en la historia rojiblanca. Un momento como el doblete. Qu¨¦ mejor que escucharlo entre las voces y los recuerdos de Roberto Soloz¨¢bal, capit¨¢n de aquel Atleti, y Roberto Fresnedoso. Qu¨¦.
Javier Vega, responsable del Archivo del Atl¨¦tico, ha sacado ya de su vitrina aquella Copa y Liga para colocarlas con mimo sobre los atriles al lado de las dos sillas sobre las que se van a sentar. Enfrente, butacas azules y rojas del viejo Calder¨®n se disponen en una peque?a grada. El reloj va a dar las cinco. El n¨²mero de asistentes es reducido. ¡°24¡å, se?ala Javi Vega. 24 afortunados. Por 15 euros (para socios) tienen el tour del estadio, la visita al museo y este privilegio. Derribar la cuarta pared.
Porque Soloz¨¢bal y Fresnedoso han estado muchas veces ante los hinchas pero nunca como lo har¨¢n en esta tarde de viernes en el Metropolitano. Tan cerca de poder tocarles, lejos del tono ceremonioso de los actos con micr¨®fono y ante masas. Los m¨¢rgenes entre oradores y p¨²blico se han borrado. Todos son lo mismo, van juntos en esta historia. Los Robertos y los 24. En un toma y daca de an¨¦cdotas que vuelan como miguitas de pan con un final: esas dos copas.
¡°18 a?os pasaron hasta la Liga siguiente, la 2013-14 ya con el Cholo de entrenador, pero es que 19 hab¨ªan pasado tambi¨¦n de la anterior, la de la 1976-77¡å, confiesan a AS antes de que todo empiece, posando su relato en aquel que hoy ocupa el banquillo pero entonces estaba con ellos, de corto en el verde. ¡°Suena a lo t¨ªpico pero es as¨ª: hay determinados compa?eros que se les ve que van a ser entrenadores. Y Simeone es de esos¡±, apunta Soloz¨¢bal. ¡°Bueno...¡±, interrumpe Fresnedoso con una risa: ¡°?D¨ªmelo a m¨ª!¡±. Desarrolla: ¡°En 1996, el verano tras el doblete, ven¨ªamos de los Juegos de Atlanta y compart¨ªamos habitaci¨®n en la pretemporada en Los ?ngeles de San Rafael. Lleg¨¢bamos y, mientras yo intentaba dormir la siesta, ¨¦l se plantaba delante de la tele y buscaba lo que hubiera de f¨²tbol. No era como ahora, con los m¨®viles. Lo ten¨ªas ah¨ª viendo los partidos de la Segoviana, dando gritos, dale, pero la concha de tu madre..., ?y nunca me dejaba dormir!¡±, r¨ªe.
Del verano sin m¨¢cula a la primavera de gloria
¡°?El del doblete fue el verano en que t¨² llegaste?¡±, preguntar¨¢ luego Soloz¨¢bal, cuando ya est¨¦n ante los 24 hinchas. ¡°?Veis, mi memoria?, aunque de lo importante s¨ª me acuerdo¡±. De lo que fue aquel a?o que van desmadejando entre an¨¦cdotas desde ese verano de 1995 sin derrota. ¡°Porque no ganamos todo. ?Empatamos el primer partido en Rusia!¡±, dice Soloz¨¢bal. En un viaje en un avi¨®n del ej¨¦rcito (¡°ahora estar¨ªa prohibido, ?las ruedas, tan desgastadas que se ve¨ªan los alambres!¡±), que les tuvo detenidos en Austria cinco horas (¡°hasta que se pagara en efectivo y en dinero ruso el poder aterrizar en el pa¨ªs¡±). Al llegar se encontraron militares con fusiles al hombro a la puerta de cada habitaci¨®n. Empatar¨ªan (¡°M¨¢s nos val¨ªa...¡±, bromean ambos). Y desde entonces solo ganar¨ªan amistosos.
Molina, Santi, Penev, Fresnedoso, Correa... Fueron muchos los que aquel verano llegaron al Atleti. ¡°Y Pantic, que yo era el campe¨®n de ping pong hasta que aterriz¨® en Segovia... Nos ganaba a todos a una mano¡±, apunta Fresnedoso. ¡°Y qu¨¦ golpeo de bal¨®n ten¨ªa. Nunca vi a nadie pegarle como ¨¦l¡±, a?ade Soloz¨¢bal y la charla se mete en harina. En Rado (Antic), en las jornadas de convivencias de los viernes en el ¡°restaurante rojiblanco¡± que hab¨ªa en lo que despu¨¦s fue palco en el Calder¨®n, en todos los goles de Kiko. ¡°T¨² eras un poco su coach, eh¡±, apunta Fresnedoso. ¡°?Yo?¡±, se sorprende Soloz¨¢bal. ¡°S¨ª, recuerdo que le dec¨ªas mucho d¨®nde ten¨ªa que colocarle, jugar de espaldas...¡±.
De pronto, el aire se espesa. Su relato se acerca al v¨¦rtigo. Al parar un d¨ªa, mirarse y decirse: ¡°?Y si s¨ª?¡±. ¡°De la Copa recuerdo la presi¨®n¡±, musita Soloz¨¢bal. Que ese era el momento de demostrar que lo que hab¨ªan hecho toda la temporada era real. Zaragoza, 10 de abril de 1996. ¡°Yo hab¨ªa jugado tres finales y hab¨ªa ganado las tres¡±, sonr¨ªe. Tambi¨¦n la cuarta. ¡°Yo la Liga quer¨ªa ganarla ya, sin jugar, incluso¡±, confiesa Fresnedoso. El maldito v¨¦rtigo. Y lo hubieran hecho en la pen¨²ltima jornada (¡°de la Liga m¨¢s larga de la historia, ?42!¡±) si el Espanyol ganaba al Valencia. ¡°Y el Cholo: ¡®?Sin jugar, no! Ha de ser en casa, ante el Albacete¡¯. Y as¨ª fue¡±, r¨ªe ahora, tranquilo. Y un punto de emoci¨®n. ¡°?Recuerdas la llegada al campo? ?Cu¨¢ndo ven¨ªamos de San Rafael?¡±. Soloz¨¢bal asiente y varios de los 24 tambi¨¦n, que all¨ª estaban ese d¨ªa, Madrid, 25 de mayo de 1996, al otro lado del autob¨²s, para recibirles y llevar en volandas la Liga donde ya esperaba la Copa. El doblete. Tocando el cielo de Neptuno.
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