Griezmann pone la luz, Barrios la ilusi¨®n

Fue despu¨¦s de aquel golpe en Oviedo que apareci¨® Torres para sacar al Atl¨¦tico de su agujero m¨¢s negro, de lo m¨¢s hondo de ese infierno llamado Segunda. Dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, restaurado su brillo por el Cholo, regresaba el equipo rojiblanco a ese lugar del descenso para jugarse y alcanzar los octavos de esta Copa abrazado a una certeza: un nuevo Ni?o ha llegado. Y desde que irrumpiera Torres ning¨²n canterano emocionaba tanto como ¨¦ste, as¨ª. Pablo Barrios. Toda la ilusi¨®n es suya. La luz la pone Griezmann.

Y eso que el partido comenz¨® con susto para el Atleti, como si nada m¨¢s respirar Oviedo hubieran regresado demonios. Ni dos minutos llevaba la pelota corriendo por el Tartiere cuando Oblak prolong¨® una pelota de Gim¨¦nez hacia Hermoso. Error. ?ste la perdi¨®, claro. Viti, que estaba a su lado, tom¨® el regalo, y busc¨® a Obeng. Cuando en la grada asturiana comenzaban a entonar los acordes de Psicosis, y el delantero se pensaba c¨®mo rematar, apareci¨® la pierna de Witsel para atajar ambos de ra¨ªz. El Oviedo pronto hab¨ªa abierto la senda, sin embargo.

Cervera se guard¨® a Bast¨®n de inicio pero no dej¨® de mirar de frente al Cholo. Martilleaba su equipo en el ¨¢rea de Oblak con juego directo, centros laterales y peligro. La banda de Carrasco y Hermoso era una autopista hacia Oblak para Viti. Los uys se iban acumulando alrededor de sus palos. Pero Obeng era solo fogueo: en el 14¡ä remataba solo un centro de Rama que se iba fuera por dos dedos. O uno y medio. Enfrente, solo Llorente parec¨ªa tener claro a qu¨¦ jugar. Un Llorente titular en ese sitio en el que su moto rebosa gasolina, de interior, todo proyecci¨®n. A su espalda estaba Nahuel, en una defensa que es como un queso gruyere: Hermoso es Hermoso, Gim¨¦nez hace tiempo que no es Gim¨¦nez y el mejor defensa era Witsel que en realidad no lo es. En el banquillo, esperaba el chaval, Barrios. La ¨²nica carta para luego en un once del Cholo que sigue el mismo guion desde Soria: valiente y sin guardarse nada. Solo un trago largo de esta Copa salva el a?o.

Pero en los primeros minutos del Tartiere todo era azul. Mangel mandaba en el centro, Viti regateaba. El Atleti sobreviv¨ªa en la falta de punter¨ªa de Obeng, espeso y sin encontrar demasiado el camino a la puerta de Nadal. O Carrasco estorbaba o Lemar estropeaba o, cuando lo hac¨ªa, sus disparos se iban demasiado altos. Le sucedi¨® a Morata. Le pas¨® a Llorente. Tuvo que ajustarse Griezmann la pajarita en la bota para que todo cambiara.

Porque si Cervera ten¨ªa a Obeng, Simeone tiene a Griezmann, y Griezmann es uno de esos futbolistas que todo lo pintan de rosa. La pelota siempre sale distinta cuando pasa por su pie. Como si la dotara de cerebro, materia gris, clarividencia, magia. Pasaba el reloj del 23 cuando el franc¨¦s recib¨ªa de Nahuel un mel¨®n que convertir¨ªa en asistencia para Llorente: al primer toque elev¨® la pelota sobre los centrales como solo a los genios les puede salir. Llorente intent¨® patearle de volea pero el bal¨®n le bot¨® delante y, mordido, vol¨® con aire de vaselina a la red. El Oviedo levantar¨ªa el pie y el Atleti dirigi¨® pl¨¢cido el partido al descanso.

Y, de nuevo, Barrios

No esper¨® ni dos minutos Cervera tras el reposo para rellenar su punta con p¨®lvora de verdad: fuera Koba, adentro Bast¨®n. Iba de canteranos del Atleti. Ese hoy del Oviedo que pudo ser y no fue por un maldita lesi¨®n y este que lo llena todo ¨²ltimamente, derribando la puerta partido a partido. Barrios entraba con Kondogbia a la hora y lo primero que hac¨ªa era levantar la cabeza, atisbar el desmarque de Nahuel y enviarle para all¨¢ el bal¨®n. Despu¨¦s, Morata no llegar¨ªa al pase. Pero todo el Tartiere segu¨ªa detenido en el antes. En ese env¨ªo en largo del chico. De locos. L-o-c-o-s.

El chaval es pura valent¨ªa y pen¨²ltimo pase. Y gol. Porque volv¨ªa a apretar el Oviedo cuando Barrios coronaba una triangulaci¨®n r¨¢pida y al primer toque del Atleti. La inici¨® Grizi, c¨®mo no, la sigui¨® Reguil¨®n, que no deja de sumar buenos minutos, le asistir¨ªa Correa. 0-2. Al coraz¨®n de los demonios y a los octavos de esta Copa. Ten¨ªa que ser este Ni?o. All¨ª.