REAL MADRID - LIVERPOOL | TOSHACK
"En esta final me gustar¨ªa ser m¨¢s delantero del Liverpool que entrenador del Madrid"
La final de la Champions entre dos de los tres clubes de su vida pilla a Toshack en plena recuperaci¨®n de la COVID. En busca de la vuelta a la normalidad.
Han sido tres semanas fuera por completo, out, y en tres semanas se gana o se pierde una Liga. ¡°Yo la he ganado, menos mal¡±. John Benjamin Toshack (Cardiff, 73 a?os) intenta ponerle al mal tiempo buena cara y sonr¨ªe con esa cara de bonach¨®n gal¨¦s que contaba ovejas de ni?o, pero que todav¨ªa convive con las secuelas de nueve d¨ªas en la UCI y un mes y medio largo en el hospital. Acepta el di¨¢logo como reconocimiento a una antigua y mantenida relaci¨®n y porque hablar de f¨²tbol siempre es una terapia.
Ma?ana se enfrentan dos de sus clubes de preferencia: el Liverpool en el que jug¨® siete a?os y gan¨® todo lo que se pod¨ªa ganar entonces, y el Real Madrid, al que entren¨® en dos etapas y con el que gan¨® la Liga de los 107 goles¡ ?Se podr¨ªa decir que tiene el coraz¨®n ¡®part¨ªo¡¯, como reza una canci¨®n espa?ola?
No, no, que no se me enfade nadie del Real Madrid porque siempre le estar¨¦ muy agradecido porque tropezaron dos veces en mi misma piedra y me llamaron dos veces para ser entrenador, pero mi coraz¨®n es red. Es rojo. Enti¨¦ndame, llegu¨¦ all¨ª con 20 a?os¡ Gan¨¦ una Copa de Europa en el Ol¨ªmpico de Roma, en la que no pude jugar la final por lesi¨®n. Al a?o siguiente (78) pod¨ªa haber ganado una segunda en Wembley al Brujas, pero no pod¨ªa seguir en un equipo con tanta exigencia y decid¨ª irme al Swansea de entrenador-jugador¡ Tambi¨¦n gan¨¦ dos Copas de la UEFA, tres Ligas, una Copa, una Supercopa¡
Entremos en el terreno de las suposiciones. ?Qu¨¦ preferir¨ªa en la final, ser el delantero centro del Liverpool o entrenador del Real Madrid?
Delantero del Liverpool, sin discusi¨®n. No hay nada mejor en el f¨²tbol que ser futbolista. Si eres jugador puedes culpar a los otros diez, pero como entrenador, te matan, eres el culpable de todo. Claro, ahora con 73 a?os y, despu¨¦s de 40 a?os como entrenador, me siento m¨¢s cerca de los entrenadores. Como futbolista debut¨¦ con 16 a?os en el Cardiff y mi ¨²ltimo partido con la selecci¨®n galesa fue con 30, en 1979. Contra Escocia. Marqu¨¦ los tres goles. Uno con la derecha, otro con la izquierda y otro con la cabeza. No pod¨ªa seguir jugando. Desde 1974 arrastraba una lesi¨®n. Poca gente lo sabe eso¡ ?Se lo cuento?
Adelante.
El Liverpool me iba a vender al Leicester por 160.000 libras. Ellos sab¨ªan que yo estaba un poco tocado, pero era una gran operaci¨®n econ¨®mica y se callaron. No pod¨ªa jugar tres partidos seguidos y entonces era un jugador importante porque no ten¨ªan otro como yo: fuerte, alto, que tocara todas de cabeza. El caso es que los m¨¦dicos del Leicester cazaron mi lesi¨®n. Ten¨ªa una calcificaci¨®n en el m¨²sculo, aqu¨ª en el muslo (se toca la parte anterior). ?Ten¨ªa que volver al Liverpool! Fue muy duro. Una frustraci¨®n enorme. No volv¨ª nunca a ser titular como antes. Ten¨ªa que ir a la piscina, al gimnasio, que nunca me gust¨®. Ya s¨¦ que ahora hay jugadores que se pasan horas en el gimnasio y parecen m¨¢s boxeadores que futbolistas¡ pero a m¨ª nunca me gust¨®.
Esa lesi¨®n adelant¨® mucho su retirada y le indujo a acabar su carrera como entrenador-jugador.
Claro, es que es muy f¨¢cil que un especialista te diga que te quedan 12 meses de f¨²tbol. ?Pero 12 meses c¨®mo? ?Jugando tres partidos a la semana? ?Jugando uno? ?Al 60 por ciento? ?Al 100 por cien? Ten¨ªa por delante tantos interrogantes que no sab¨ªa qu¨¦ hacer. Ten¨ªa 25 a?os. Jugu¨¦ tres m¨¢s en el Liverpool. Ah¨ª se puede decir que comenc¨¦ a pensar tambi¨¦n como entrenador. Me ten¨ªa que mentalizar que tocaba a pensar m¨¢s y correr menos.
El juego de aquel Liverpool de Shankly era muy sencillo¡
Tan sencillo. El portero, Clemence, botaba tres veces el bal¨®n, sacaba fuerte a la cabeza de Toshack y John la prolongaba hacia delante para que Keegan marcara gol.
A lo mejor hay mucha gente que no sabe que en plena efervescencia futbol¨ªstica, le dio por escribir poes¨ªa. En 1976 public¨® un libro: ¡°Hosh, its Tosh, m¨¢nager y poeta¡± con pr¨®logo, c¨®mo no, de Kevin Keegan.
S¨ª. Se me daba bien. Vend¨ª seis o siete mil ejemplares. No est¨¢ mal, pero no era un gran autor. Lo hac¨ªa en los tiempos libres y los futbolistas tenemos mucho tiempo libre. ?Lo ha le¨ªdo? Contaba mis andanzas. Era complicado. Siempre tuve buena memoria, ahora menos. Era una forma tambi¨¦n de pasar el tiempo y contar los partidos importantes. Hice una poes¨ªa de uno que ganamos con un gol m¨ªo, en el 76, en el Camp Nou contra el Bar?a de Cruyff. Una noche dorada, lo titul¨¦.
Tanto como jugador como entrenador siempre fue por delante de los de su edad. Era un alumno aventajado.
Jugu¨¦ en el Cardiff con 16 a?os en Segunda y me enfrentaba a unos centrales-gigantes. Me pegaban unas ¡®hostias¡¯¡ que ahora ya no se dan. Te avisaban que te la iban a dar y te la daban. Ahora los centrales son m¨¢s guapos que los delanteros y se pasan el partido tocando el bal¨®n. Yo a ti, t¨² a m¨ª¡ No hacen ni una falta. Todo el bal¨®n controlado, provocando el fuera de juego. Debut¨¦ con la selecci¨®n de Gales con 20 a?os contra Alemania y me pas¨¦ el partido viendo c¨®mo tocaban el bal¨®n entre ellos. Luego fui entrenador con 28 a?os. Siempre fui por delante de los de mi edad, que no quiere decir que fuera un adelantando¡
?Por qu¨¦ siempre dice que todo lo que ha sido en la vida es gracias al Liverpool?
Porque es lo m¨¢s importante que me ha pasado en la vida. Aprend¨ª todo lo que s¨¦. Fui como un ni?o y sal¨ª como un hombre. Llegu¨¦ a la ciudad con 20 a?os. Fui en el tren, no ten¨ªa todav¨ªa carn¨¦ de conducir y en la estaci¨®n estaba esper¨¢ndome el gran Bill Shankly, el m¨¢nager, con su elegante sombrero. Me dio la mano y me dijo textualmente. ¡®Bienvenido a Liverpool, John, has salido del colegio de los domingos y has venido a la iglesia¡¯. Los ni?os all¨ª, se dice, que van al colegio de los domingos y los hombres ya van a la iglesia. Era su manera de decirme que iba a pasar de la Championship del Cardiff al Liverpool que luchaba por ganar todos los t¨ªtulos. Mi traspaso fue un r¨¦cord de la ¨¦poca. Pag¨® por m¨ª al Cardiff 110.000 libras.
Una curiosidad que siempre he tenido. ?Son verdad todas esas frases e historietas que se imputan a Shankly o existe un poco de literatura y liturgia sobre ¨¦l?
Esas que se saben y muchas m¨¢s. ?l s¨ª que podr¨ªa haber escrito un libro. Sus charlas eran extraordinarias. Le ten¨ªamos cierto miedo. Siempre con su traje, su sombrero, sus ayudantes¡ Entonces se dec¨ªa que, si pod¨ªas hablar como Shankly y pensar como Paisley, que era su mano derecha, con el que se ganaron despu¨¦s las Copas de Europa, nadie te podr¨ªa ganar. Yo tengo una muy buena con Bill que me cambi¨® la vida. No s¨¦ si estar¨¢ bien contarla¡
Han pasado 50 a?os, no se preocupe.
Final de la Copa de la UEFA, 1972-73, contra el Borussia M?nchengladbach. Jug¨¢bamos primero en casa. Ellos ten¨ªan un equipazo: Heynckes, Bonhof, Wimmer, Netzer, Vogts¡ Yo ya ten¨ªa esa lesi¨®n de la que hemos hablado. Shankly quer¨ªa que yo jugara porque era importante para el juego a¨¦reo contra los alemanes, pero Paisley y Fagan, que era su otro ayudante, no quer¨ªan. Pensaban que no estaba totalmente recuperado. Trabaj¨¦, trabaj¨¦¡ pero me deja fuera. Empieza el partido y a los 20 minutos se abre el cielo y cae el diluvio. El ¨¢rbitro lo suspende. No rodaba el bal¨®n¡ Nos vamos a casa.
?Y el partido cuando se juega?
Al d¨ªa siguiente. Se decide que se juegue desde el principio, no lo que quedaba. Nos citan en Anfield a las 18:30, pero despu¨¦s de darle vueltas toda la noche, por la ma?ana me levanto y voy a ver a Shankly a su despacho. Respiro fuerte antes de entrar y llamo a su puerta. Entra John, me dice, y seg¨²n le doy la mano le suelto que es un cobarde. No se lo pod¨ªa creer. ?l era el m¨¢s grande. Yo le debo todo. Pero a mis 24 a?os ten¨ªa que hacer algo, no pod¨ªa quedarme sin jugar esa final. Le digo que no estoy contento, que hab¨ªa tenido mucha suerte el d¨ªa anterior con que se hubiera suspendido el partido. ?l estaba en shock. Nunca le hab¨ªa visto as¨ª. ¡®?C¨®mo me puedes dejar fuera?¡¯, le dec¨ªa. Me sorprendi¨® a m¨ª mismo todo lo que le dije. Nadie discut¨ªa con ¨¦l. Yo tampoco. Para m¨ª su palabra iba a misa, como se dice en Espa?a¡ Le ech¨¦ dos cojones. Vete, vete me dijo¡
Y en ese momento pens¨® que no iba a volver a jugar en el Liverpool.
M¨¢s o menos. Volv¨ª a casa y le dije a mi mujer ya puedes arreglar los muebles y todo eso porque nos van a echar. Se lo explico todo. Y a los 15 minutos suena el tel¨¦fono de casa. Cojo y era Bill. Pensaba que me iba a decir que ya ten¨ªa un equipo que me interesaba, pero me dice: ¡®No est¨¢s en la cama, descansando¡ Pues vete a la cama ahora mismo porque hay muchas opciones de que juegues esta noche de titular¡¯. Me fui a descansar, claro. Llegamos al vestuario hora y media antes del partido y Shankly dice ¡®vamos a hacer un cambio: va a entrar John¡¯. No dice m¨¢s. No era de muchas palabras. Quit¨® a Phil Boersma. Y el cambio pill¨® a los alemanes por sorpresa. Esperaban el mismo equipo y metieron de central a Bonhof. El primer gol Toshack-Keegan, ¡®one-nul¡¯ (1-0). El segundo, Heyghway, Toshack, Keegan, ¡®two-nul¡¯ (2-0)¡ luego el ¡®three-nul¡¯ (3-0).
Le salvaron esos tres pases de gol¡
S¨ª, ?vaya si me salvaron! Los alemanes en el f¨²tbol son como en la vida, preparan todo muy bien, pero si les haces algo diferente a lo que esperan, les sorprendes y se la l¨ªas. Y eso hicimos nosotros. Despu¨¦s del partido, toda la Prensa preguntaba a Bill por qu¨¦ hab¨ªa hecho ese cambio. Tres pases m¨ªos hab¨ªan sido tres goles y Shankly dijo que la noche anterior hab¨ªan visto un punto d¨¦bil en el Borussia que pod¨ªa aprovechar y John era el ideal¡ ?Vaya mentira, pens¨¦ para m¨ª! Al final le gust¨® que un jugador cabreado como yo llamara a su puerta para discutir. Como entrenador me ha pasado y a veces era para tonter¨ªas, pero otras al escucharle, pens¨¦ que ten¨ªa raz¨®n¡ Pero no me acuerdo de los nombres. Tengo una an¨¦cdota tambi¨¦n muy buena con Bob Paisley.
Cortita y al pie.
Se jugaba la final de la Copa de la UEFA 75-76. A doble partido contra el Brujas. Primero en Anfield. Perdemos 0-2 en el descanso y Paisley me dice John, fuera. Yo le digo, m¨ªster, pero si soy el m¨¢ximo goleador del equipo, c¨®mo me va a quitar si vamos perdiendo. Estaba tan cabreado que me duch¨¦, me vest¨ª y cog¨ª el coche para irme para casa. Cuando iba por el camino con la radio puesta, escuch¨¦, gol del Liverpool (1-2), un poco m¨¢s adelante, 2-2¡ y entonces en la primera rotonda que veo doy la vuelta y me volv¨ª hacia el estadio. Cuando llegu¨¦, me sent¨¦ en el vestuario y 3-2 a favor de Liverpool. Entraron los jugadores, todos alegres y Paisley viene y me dice: ¡®Hab¨ªa pensado que a lo mejor te hab¨ªas ido para tu casa¡¯ y le tuve que responder la verdad. Me hab¨ªa ido m¨ªster, pero como iba escuchando la radio al ver el resultado, me he vuelto. Y ¨¦l me dijo: ¡®Ha sido el ¨²nico acierto que has tenido en toda la noche¡¯.
Conocidas sus historias en Anfield, ahora cu¨¦ntenos historias de su paso por el Bernab¨¦u.
Siempre valor¨¦ la importancia de ser entrenador del Real Madrid. Como jugador pas¨¦ del Cardiff al Liverpool; como entrenador, de la Real Sociedad al Real Madrid. Siempre entend¨ª la grandeza del club porque hab¨ªa jugado en otro grande como el Liverpool, pero no era igual. Adem¨¢s, la Real Sociedad hab¨ªa calado hondo en m¨ª. No es un desprecio, ni mucho menos, ni much¨ªsimo menos, pero me identifiqu¨¦ m¨¢s con la Real que con el Madrid porque su estilo de vida iba m¨¢s con mis principios. S¨¦ d¨®nde he nacido, s¨¦ d¨®nde he crecido. Siempre consider¨¦ que mi paso por el Madrid era pasajero, pero tambi¨¦n s¨¦ que no sales de la cama y llegas al Liverpool, ni sales de la cama y llegas al Real Madrid como entrenador.
Tambi¨¦n fue un salto importante pasar de la Real al Real, llegar y ser campe¨®n con 107 goles marcados. R¨¦cord entonces de la Liga.
Ya, as¨ª es. Luego lleg¨® a 121 con Mourinho. Muchos goles para ser un equipo defensivo, como me dec¨ªa al principio el presidente Mendoza. Un d¨ªa me cogi¨® del brazo y me dijo que c¨®mo pod¨ªa jugar con cinco defensas, que aquello no era la Real, que era el Madrid. Tambi¨¦n la Prensa critic¨® al principio mi sistema. El dibujo era el mismo, pero en agosto era defensa de cinco y en mayo, defensa de tres. ?Cu¨¢l era la diferencia? Que hab¨ªamos ganado la Liga. Se dieron cuenta de que Chendo y Gordillo eran extremos¡ y que Schuster lanzaba a M¨ªchel y Mart¨ªn V¨¢zquez y arriba estaban Butrague?o y Hugo¡
Los jugadores tampoco estaban de acuerdo con ese sistema¡
Ya lo sab¨ªa y por eso lo trabaj¨¦ con ellos, se lo explicaba. Hab¨ªa llegado Ruggeri y yo temblaba pensando lo que pod¨ªa pasar jugando con cuatro atr¨¢s. Hierro tampoco estaba para jugar con cuatro, no es lo mismo el Valladolid que el Real Madrid. Pens¨¦ que entre ellos se pod¨ªan ayudar mucho y adem¨¢s les puse a Sanch¨ªs al lado. Ya ten¨ªamos los tres centrales. Schuster por delante con su cabeza y calidad para superar su falta de velocidad. M¨ªchel, V¨¢zquez, Butrague?o y Hugo no ten¨ªan que pensar en defender. Atr¨¢s, el bloque estaba armado.
?Tiene alguna explicaci¨®n l¨®gica de por qu¨¦ aquel Real Madrid de la Quinta del Buitre y la Quinta de los machos (Hugo, Maceda, Gordillo...) nunca pudo ganar Champions?
Hay que tener en cuenta, lo primero, que el sorteo entonces era abierto y por eliminatorias. No hab¨ªa grupos. S¨¦ que quedar eliminados en octubre econ¨®micamente fue muy duro para el Real Madrid, pero nos encontramos con el Milan de Sacchi que era de los mejores de aquella d¨¦cada, con los tres holandeses, Van Basten, Gullit, Rijkaard y los italianos que ten¨ªa, Baresi, Ancelotti, Donadoni¡ En mi primera temporada (88-89) al menos le ganamos en la vuelta con un gol de Butrague?o. Perdimos all¨ª 2-0 y la vuelta no debimos estar muy lejos. El a?o anterior, que yo no estaba, hab¨ªan ganado 5-0¡ Me acuerdo que me hicieron alguna entrevista entonces y dije que nuestro 2-1 no hab¨ªa sido tan malo.
Pero aquel equipo era muy bueno, gan¨® cinco Ligas con poder¨ªo y estaba obsesionado con la Copa de Europa.
S¨ª, pero pienso que ganar las Ligas como las ganaron no ayud¨®. Les pudo dar cierta comodidad. Yo s¨¦ que ellos pensaban en la Copa de Europa. Lo hablaban¡ Pero aquel Milan era mejor, punto.
La final de Par¨ªs. ?Como entrenador, est¨¢ m¨¢s cerca de Klopp o de Ancelotti? El alem¨¢n es rock, genio, car¨¢cter. El italiano es ¨®pera, pausa, tranquilidad¡
Creo que ten¨ªa un poco de los dos. No quiero ser presumido. Depend¨ªa del momento. Yo ten¨ªa car¨¢cter, mucho genio, pero tambi¨¦n la tranquilidad brit¨¢nica. Mis ¨¦xitos como entrenador est¨¢n ah¨ª y que la gente lo analice como quiera. Todo en mi vida no han sido el Liverpool y el Real Madrid. Para ganar las medallas tuve que empezar desde abajo, tanto de jugador como de entrenador. Y de eso estoy muy orgulloso. Klopp se ha implicado desde el primer momento con la identidad del Liverpool, con el club, con la gente, con el vestuario. No es f¨¢cil para un alem¨¢n. Ancelotti come chicle (le imita) y le han ayudado mucho sus a?os de jugador y luego entrenador en el Milan. No todos los jugadores del Milan fueron grandes entrenadores. Nunca hubo una garant¨ªa.
Aunque su coraz¨®n elija al Liverpool, su cabeza, en un an¨¢lisis m¨¢s futbol¨ªstico, por qui¨¦n apuesta.
(Mira las dos camisetas que tiene delante)
Entre este y este¡ Si tuviera que apostar, apostar¨ªa por el Liverpool. En las finales suelen pasar cosas raras, pero tengo la sensaci¨®n que ganan ¡®estos¡¯. S¨¦ que el Real Madrid ha hecho grandes remontadas esta temporada en la Champions. Siempre las han hecho. Es historia. Yo digo que en el Bernab¨¦u el reloj se para y el rival, que sabe que se para, se queda mirando a ver si avanza¡ y le remontan. A nivel futbol¨ªstico algo tiene que tener este equipo de ahora, adem¨¢s de que haya algo m¨ªstico de siempre que consigue que el rival quede impresionado ante ellos. El Madrid tiene fe en su camiseta. Creen que pueden ganar en cualquier momento y a cualquier rival. En mi ¨¦poca tambi¨¦n hemos ganado en el minuto 90 y en el minuto 93. El adversario lo sabe y se echa atr¨¢s. Es instintivo. Los clubes grandes suelen ganar, por lo general, m¨¢s partidos en los ¨²ltimos minutos, que los peque?os, que no creen tanto en ellos mismos. Es la diferencia entre el ganador y el perdedor.