COPA (SEMIFINAL) I RAYO - BETIS
¡°Vallecas evoluciona, pero su esencia de barrio es la misma¡±
El Rayo regresa a una semifinal de Copa 40 a?os despu¨¦s y AS repasa con su gente c¨®mo ha cambiado la vida. Una radiograf¨ªa social y deportiva, regada por la ilusi¨®n de este reencuentro.
Vallecas se reencuentra con una semifinal de Copa 40 a?os despu¨¦s. A primera vista, les costar¨¢ reconocerse porque muchas cosas han cambiado. Ning¨²n jugador de este Rayo hab¨ªa nacido en marzo de 1982, cuando le elimin¨® el Sporting. Ni siquiera el t¨¦cnico Iraola, que lo har¨ªa a finales de junio de ese a?o. Tampoco llegan a la decena los establecimientos que han aguantado el envite del tiempo en las inmediaciones del estadio. La ferreter¨ªa Numancia resiste desde antes de la guerra (¡°90 a?os y tres generaciones despu¨¦s¡±, confirma Federico) y un cartel de Mirinda advierte de otro hist¨®rico, la taberna Fernando, aunque en su caso s¨ª cambi¨® de due?o. ¡°El comercio era m¨¢s de proximidad y el primer s¨²per del barrio fue el Alcampo que se inaugur¨® entonces. En los soportales de la calle de la Sierra del Cad¨ª hab¨ªa poller¨ªa, carnicer¨ªa, ultramarinos¡ Y alg¨²n bar m¨¢s que ahora¡±, recuerda Rafa Alameda de la pe?a Los Desperdigaos.
All¨¢ por 1982, Vallecas superaba los 200.000 habitantes y estaba en constante cambio. "El Puente se encontraba en plena remodelaci¨®n, sobre todo Palomeras, y le dieron un premio internacional porque fue un hito urban¨ªstico", explica Juan Jim¨¦nez Mancha, archivero bibliotecario y autor de 'Los or¨ªgenes del Rayo'. Toma el testigo el periodista de Vallecasweb, Antonio Luquero: "Las casas bajas ocupaban muchas hect¨¢reas y para tener espacio hab¨ªa que construir en altura. Eso permiti¨® meter 40 viviendas por portal y tener parques, bibliotecas, centros de salud, carreteras¡ M¨ªchel contaba que cuando se fue a un piso se pasaba las horas subiendo y bajando en el ascensor".
Adem¨¢s, el barrio viv¨ªa en plena efervescencia cultural. "La primera actuaci¨®n m¨ªtica en el estadio fue ese a?o, la de Simon & Garfunkel. Tambi¨¦n nac¨ªa la batalla naval de las Fiestas del Carmen, se celebraba el V festival Vallecas Rock, daba sus primeros pasos la sala Hebe, se consagraba la compa?¨ªa de teatro El Gayo Vallecano...", apunta Juan, a lo que Antonio prosigue: "En Vallecas hab¨ªa much¨ªsimos cines, pero no salas de teatro. En el barrio se instala una compa?¨ªa de vanguardia. Sol¨ªan poner nombres de animales y a alguien se le ocurri¨® elegir un Gallo para jugar con el doble sentido y con el equipo, que ya era conocido. Adquirieron un autocar del Ej¨¦rcito de Salvaci¨®n y le pusieron un frontal que dec¨ªa: 'A sangre y fuego'. Y en el lateral: 'El Gayo Vallecano'. Cuando sal¨ªan a las provincias a hacer sus representaciones, la gente ve¨ªa el bus y al bajar gritaba: 'Eh, que ya est¨¢n los del f¨²tbol".
Ambos coinciden en que aquellos a?os "ya se ve¨ªa gente de Vallecas, hijos de obreros, que acced¨ªan a la universidad por primera vez". El metro terminaba en Portazgo y all¨ª aparcaba su coche Antonio para ir a la facultad. "Una vez ten¨ªa un Mercedes en doble fila. Entr¨¦ por la puerta de vestuarios, pregunt¨¦ mientras se cambiaban y baj¨® Hugo S¨¢nchez a moverlo", r¨ªe.
En sus calles se hab¨ªa criado el campe¨®n del mundo de motociclismo ?ngel Nieto ("Se met¨ªa en la emblem¨¢tica sala Sol y Aire para bailar en las bodas") y viv¨ªa el campe¨®n mundial del superwelter Pepe Dur¨¢n ("Iba tomando forma la escuela de boxeo..."). Entonces, como ahora, el f¨²tbol era un acto social: "Tras los partidos matinales, te tomabas el aperitivo. Era tan importante como lo que pasaba en el campo. En esa ¨¦poca hab¨ªa tantos bares en Vallecas como en toda Noruega".
Aquel Rayo, que cay¨® 0-1 en Vallecas y 3-0 en El Molin¨®n, estaba dirigido por el hist¨®rico Pe?alva, quien tom¨® el testigo de Chato Gonz¨¢lez en la 16? jornada de Liga y abord¨® octavos (Atl¨¦tico Madrile?o), cuartos (Zaragoza) y semis (Sporting) de la Copa. Empez¨® de forma interina y termin¨® el curso. Sus hijos, Marta y Manolo, con 16 y 13 a?os respectivamente, estuvieron ese 10 de marzo del 82 en el campo. "Era el a?o del Mundial de Espa?a. A nivel familiar, hemos rememorado m¨¢s la eliminatoria del Zaragoza. El Rayo no tuvo ese juego tan directo ante el Sporting. Presenciamos la ida, pero no vimos la vuelta. Nos enteramos, por lo que coment¨® mi padre, que el arbitraje fue un poco rarito. Aqu¨ª hubo un penalti que no se pit¨® y una cosa extra?a, S¨¢nchez Arminio arbitr¨® tanto en casa como fuera. Era de Cantabria... Fue frustrante porque nos quedamos a un paso de la final", narra Manolo, abonado franjirrojo desde los siete d¨ªas de nacer.
Su hermana contin¨²a: ¡°Mi padre se dedic¨® toda la vida al Rayo, pero no viv¨ªa de ¨¦l. Le pagaban algo o nada. Ten¨ªa una pajarer¨ªa en Men¨¦ndez Pelayo. Nos vinimos a vivir aqu¨ª porque as¨ª est¨¢bamos cerca del club. Los fines de semana se iba a ver partidos, tra¨ªa jugadores¡ Por eso nunca hemos tenido casa fuera y las vacaciones eran quince d¨ªas en verano. Pas¨® por todos los puestos, de delegado del primer equipo a coordinador de las categor¨ªas inferiores¡±. Marta sigue yendo al f¨²tbol con el abono de su madre, Manuela Arregui. ¡°Su padre, nuestro abuelo, estuvo en la directiva con Rodr¨ªguez Alzola y luego fue presidente unos meses¡±, contextualiza Manolo, que a?ade: ¡°Tambi¨¦n nuestro t¨ªo ?ngel visti¨® la Franja y fue entrenador de f¨²tbol base. Cota empez¨® con ¨¦l¡±.
Los Pe?alva siempre han estado ligados al Rayo y a Vallecas. "El barrio ha evolucionado mucho a nivel social y ha envejecido bastante. De peque?os jug¨¢bamos hasta las doce o la una y hoy en d¨ªa apenas hay ni?os. El nuevo f¨²tbol y la profesionalizaci¨®n ha llevado a que los aficionados no cuenten tanto, ni los valores de un barrio como ¨¦ste", reflexionan.
"?Manolo era el t¨¦cnico de mi hijo en los alevines del Rayo!", indica ?ngel Pat¨®n de El Cencerro, el abonado 90 del club, testigo de grandes noches como aquella de Copa: "Fue nuestra primera semifinal y est¨¢bamos locos, como si nos hubieran dicho que ¨ªbamos a subir a la Luna. Lo celebramos en los bares de la zona de abajo de Payaso Fof¨® y Arroyo del Olivar. Nos dieron las tantas. Nos junt¨¢bamos con los jugadores, nos abraz¨¢bamos, nos tir¨¢bamos vino... Hab¨ªa menos maldad que ahora".
Otra cosa que hubo entonces fue un ambiente festivo: "Estaba todo lleno de banderas, bufandas, camisetas... Las colgaron en todos los balcones y las ventanas". Tambi¨¦n Tano, de Planeta Rayista, tiene grabada aquella imagen. ?l ten¨ªa 18 a?os y estaba en el ¨²ltimo curso de FP. A pesar de los precios ¡ªla entrada para los socios era de 600 pesetas¡ª, ¨¦l no falt¨®: "Me debi¨® prestar el dinero mi padre, pero mereci¨® la pena. F¨ªjate lo que es la ilusi¨®n... pint¨¦ una vi?eta de lo que hubiera sido el desplazamiento para la final en un libro de ingl¨¦s".
La Copa enfrent¨® en esa 81-82 a un Rayo, que militaba en Segunda, con un Sporting, de Primera. "Hicimos una campa?a muy irregular, por eso se cambi¨® de entrenador", analiza ?ngel Garc¨ªa, mientras su compa?ero de la Pe?a 2004, Alfredo del R¨ªo, puntualiza: "Salvamos la temporada por la Copa. Este equipo no tiene nada que ver con el de entonces. Aquel era m¨¢s entra?able. Ahora est¨¢ todo tan profesionalizado¡ Los quieres un rato cuando antes era un amor eterno". Aunque ?ngel pone el foco en otro aspecto: "Estos jugadores se identifican con el barrio, cuya esencia sigue siendo la misma 40 a?os despu¨¦s".
Tom¨¢s Cano, tambi¨¦n de la 2004, da otro detalle: "La taquilla de la semi se embarg¨® porque el anterior presidente, Encinas, deb¨ªa dinero". Y es que, seg¨²n afirma Javier Garc¨ªa: "Hab¨ªa un d¨¦ficit de 150 millones de pesetas y se tuvieron que ir dos jugadores: Fraile y Mari¨¢n". D¨¢maso Barroso reaviva el debate detallando c¨®mo era el campo entonces: "Est¨¢bamos de pie en el fondo y toda la lateral y la tribuna cubierta de la Albufera, por eso la capacidad era de 23.000 espectadores". En lo que todos coinciden es en el n¨²mero de pe?as: "?35! Pe?a Morena, El Pa?uelo, Pe?a Benito¡".
Antonio Mora, de la Pe?a Rivas, lo revive con la ilusi¨®n de anta?o: "Llegamos con esperanza, el equipo estaba jugando bien¡ Lo intentamos. No fue como esper¨¢bamos, pero s¨ª un hito. A ver si hay suerte esta vez". Para Lola Barraza y su marido Antonio Hita, de la Pe?a Piti, la clave est¨¢ en Iraola: "Es buen estratega. Esto es dif¨ªcil, no imposible".
Javier se sac¨® su primer abono aquella hist¨®rica 81-82
Podr¨ªa ser una pieza de museo. Todas las miradas se fijan en el carnet infantil que Javier Garc¨ªa muestra entre sus manos. Su primer abono, el correspondiente a aquella 81-82, la temporada de la hist¨®rica semifinal contra el Sporting. "Ten¨ªa un amiguete que era socio y el padre estaba en la Pe?a de la Albufera. Me anim¨® a abonarme, con 11 a?os. Lo expuse en casa y me dijeron que s¨ª mientras fuera bien en los estudios. Desde ah¨ª hasta ahora", cuenta.
La experiencia del Sporting pudo con la ilusi¨®n del Rayo
Aquel d¨ªa, el Rayo acorral¨® al Sporting en muchas fases, pero careci¨® de remate. El equipo vallecano, que marchaba 11? en Segunda, puso ilusi¨®n y garra, pero el Sporting (de Primera) castig¨® en la segunda parte. El 0-1 lleg¨® gracias a un punterazo de Doria (76¡¯) en un golpe franco que se col¨® entre la barrera. Los asturianos tiraron de oficio para mantener la ventaja y fueron un muro infranqueable para una Franja que goz¨® de m¨¢s dominio y ocasiones (Aguilar, Mor¨®n, Garc¨ªa Jim¨¦nez, Juan...). Incluso el ¨¢rbitro S¨¢nchez Arminio obvi¨® un posible penalti por un empuj¨®n de Pereda al local Aguilar en el 61'.