Un Real Valladolid m¨¢s nublado
Los de Pacheta han encontrado una solidez mayor que la del inicio de curso que contrasta con la sensaci¨®n de menor fluidez de los ¨²ltimos partidos.
El Real Valladolid puso un punto seguido a su buena racha con un empate en La Romareda, donde el env¨ªo al larguero de Weissman le acerc¨® m¨¢s a la victoria que a la derrota el bagaje de un yermo aunque ordenado Real Zaragoza. Elev¨® as¨ª su bagaje reciente a 13 puntos de los ¨²ltimos 15, tras encontrar una solidez que no hall¨® en el inicio de curso, y se ha metido de lleno en la lucha por el ascenso directo a pesar de haber perdido parte de la brillantez que le llev¨® a estar ah¨ª.
No es esto algo a lo que Pacheta sea ajeno, puesto que el t¨¦cnico ha reconocido que as¨ª ha sido en varias de sus ¨²ltimas comparecencias. Ser¨¢ algo que le ocupe, que no preocupe, teniendo en cuenta su satisfacci¨®n con 'El Proceso', manifestada tambi¨¦n en varias ocasiones. Sin embargo, cabe buscar, si no las causas, por lo menos s¨ª alguna raz¨®n a esto. Y la primera es obvia: todos los equipos atraviesan momentos de mayor y menor brillo, y el Pucela no iba a ser menos.
Perogrulladas al margen, uno puede detenerse en c¨®mo el Real Zaragoza neutraliz¨® algunas de las habilidades de los blanquivioletas, empezando por su disposici¨®n sobre el terreno de juego. En la pizarra Juan Ignacio Mart¨ªnez esboz¨® un 4-3-3 que pod¨ªa sonar a promesa de bal¨®n, aunque no fue a menudo as¨ª. De hecho, casi al contrario; como hizo el Burgos en Zorrilla, permiti¨® a Mesa y a Aguado la tenencia del cuero, eso s¨ª, en campo propio, por lo menos en el primer tiempo.
Como se demuestra en el mapa de posiciones medias [ver abajo], era en las bandas donde oscurec¨ªa el escenario, con unas ayudas continuas de los extremos a los laterales que evitaban la activaci¨®n exterior que suelen hacer los mediocentros blanquivioletas buscando a los laterales en ruptura o a sus alas picando por dentro. Esto lo sufri¨® sobre todo Nacho, sin espacio por la ubicaci¨®n de Morcillo y por la superpoblaci¨®n aragonesa, pero tambi¨¦n Luis P¨¦rez.
Esto no es balad¨ª, pues es un habitual que al menos uno de los dos laterales 'viva' en campo rival, cosa que no sucedi¨® esta vez por culpa del tap¨®n blanquillo, evidente sobre todo en ese perfil derecho defensivo, donde conflu¨ªan a menudo Fran G¨¢mez, Bermejo y Borja Sainz. Sobre el papel parece que el lado de Luis P¨¦rez era m¨¢s d¨¦bil, pero nada m¨¢s lejos, pues entre Petrovic, de vocaci¨®n m¨¢s defensiva, y Francho, que se descolgaba, abarcaron mucho terreno.
Siendo las cosas as¨ª, ?qu¨¦ le quedaba al Real Valladolid? Esperar a que la fatiga hiciera mella en los pupilos de JIM, que bajaron el nivel de atenci¨®n en la segunda parte, y esperar el acierto de los jugadores de tres cuartos de campo cuando fueran capaces de activarlos. Sucedi¨® poco: entre Morcillo, Plata y Plano completaron cuatro regates de ocho, seg¨²n los datos de Opta, y entre sus env¨ªos solo aparecen dos acertados al ¨¢rea, uno de Plata y otro de Plano.
Volviendo a Roque Mesa y Aguado, sumaron 119 pases acertados de 132, hasta un 90,15% de pases buenos. Y sin embargo, la sensaci¨®n fue otra, seguramente por lo narrado, por cuanto pas¨® alrededor. Esto vari¨® con Toni Villa en el campo, dado que mediapunte¨® bastante, pero sigui¨® sin bastar. De hecho, se acrecent¨® algo que ya sucedi¨® contra el Burgos: que sus asociaciones fueron m¨¢s escasas por dentro y cuanto m¨¢s cerca del ¨¢rea se miren.
Esto, de por s¨ª, no tiene por qu¨¦ ser grave en un equipo si otros futbolistas adoptan ese rol. Sin embargo, el Pucela no fluy¨® ni con Plano por detr¨¢s Weissman ni con dos delanteros m¨¢s claros, algo que seguramente haya que apuntar en el haber tanto del Burgos como del Real Zaragoza. Si contra los blanquinegros apareci¨® Cristo para decidir, no fue as¨ª en La Romareda, donde, adem¨¢s, el estado del c¨¦sped desluci¨® el talento individual, por ejemplo, del canario, que err¨® en dos acciones prometedoras.
En contraste con las cuatro victorias que logr¨® consecutivamente el conjunto blanquivioleta o en anteriores contra Fuenlabrada o Mirand¨¦s, el mapa de calor refleja una actividad escasa en zona atacante, con apenas un ligero sombreado en un costado bastante inferior al de d¨ªas m¨¢s lustrosos, incluso con un peque?o 'blanco' en la frontal que refleja lo anterior. No refleja, claro, algo muy valorado por Pacheta, y es la mejor¨ªa defensiva, plasmada en cuatro porter¨ªas a cero en cinco jornadas y clave para que el equipo haya adquirido un empaque que trasciende (o debe hacer) a momentos como el actual, en los que bien la est¨¦tica se emborrona o bien la producci¨®n ofensiva parece nublarse.