Carlino y el Inter: un sue?o, un partido, una llamada
El adversario del martes en la Champions est¨¢ presente en la vida de Ancelotti sin haber nunca defendido su escudo. Tres momentos especiales y toda una vida como rival.
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Carlo Erminio, como su abuelo, nunca lo ha negado y lo ha reconocido p¨²blicamente. De peque?o, su coraz¨®n era nerazzurro. Nunca lo supo con exactitud porque su padre, Giuseppe, era de la Fiorentina, pero el caso es que ¨¦l, Carlino, como le llamaban en la v¨ªa Vallicella, en su Reggiolo natal, tifava por el Inter y su jugador preferido era Sandro Mazzola, aunque tambi¨¦n vibrara con los goles de Boninsegna. "Con seis a?os, la primera camiseta que tuve fue la de Mazzola. En la vida es importante tener puntos de referencia. Personas que son modelo de comportamiento y el m¨ªo, de peque?o, despu¨¦s de mi padre, obviamente, era Mazzola. Para m¨ª era el mejor del mundo".
Posiblemente por ese pasado interista, todo lo relacionado con ese club ha quedado marcado en su memoria a pesar de que nunca ha llegado a defender su escudo. Tres momentos. El primero, cuando era ni?o, 12 a?os, la primera vez que vio en directo a su equipo. El segundo, 19 a?os, cuando era jugador del Parma y jug¨® un amistoso de prueba con el Inter. Y el tercero, cuando todav¨ªa no hab¨ªa comenzado a andar solo como entrenador y recibi¨® la llamada del presidente interista, Massimo Moratti, para saber hasta qu¨¦ punto le interesar¨ªa sentarse en el banquillo del club que acababa de comprar.
Mantova. Reggiolo no estaba lejos de Mil¨¢n, apenas a 170 kil¨®metros, traducidos en un par de horas de autopista, pero Carlino no lograba nunca que su padre, siempre ocupado con su granja de ocho hect¨¢reas, le llevara a San Siro para presenciar en directo un partido de su Inter. Tanto debi¨® insistir que con 12 a?os cumplidos su progenitor hizo un hueco en sus tareas con el trigo, el ma¨ªz, la remolacha, los vi?edos, las vacas y las gallinas y tuvo a bien llevarle a Mantova (40 kil¨®metros), entonces con el club en la Serie A, donde el Inter entrenado por Giovanni Invernizzi llegaba como visitante. Estadio Danilo Martelli, 16 de enero de 1972. Domingo. Padre e hijo se encuentran con la desagradable noticia de que no hay entradas.
A Carlino se le ca¨ªan las l¨¢grimas, seg¨²n ¨¦l mismo cont¨® en 2009 a La Repubblica. Realmente, el llanto era provocado. Intentaba ablandar el coraz¨®n del portero de turno. No lo consigui¨® hasta el segundo tiempo. Por fin le dej¨® entrar. Fue la primera vez que vio a su equipo del alma en directo. All¨ª estaban su admirado Mazzola, con el 10 a la espalda y el brazalete de capit¨¢n, Boninsegna, que marc¨® dos goles, Burgnich, el gran Facchetti, el artista Corso, Oriali... Victoria de set por 1-6. Carlino nunca fue tanto del Inter como aquella tarde fr¨ªa y nublada.
Buena impresi¨®n. Pasaron los a?os. Mayo de 1978. A pocos d¨ªas de cumplir los 19, Ancelotti jugaba en el Parma en Serie C y estaba entonces en plena lucha por el ascenso a la Serie B, que al final consigui¨® con dos goles de nuestro protagonista (3-1) en el partido de promoci¨®n contra la Triestina en Vicenza. Ya destacaba como centrocampista y en algunos partidos, Cesare Maldini, el padre de Paolo, que era el entrenador, le colocaba por detr¨¢s del delantero de referencia, Scarpa. Esa temporada marc¨® siete goles. En pleno apogeo, el Parma dej¨® a Ancelotti que jugara un amistoso con el Inter, que le hab¨ªa echado el ojo y pretend¨ªa su fichaje.
San Siro, 20 de mayo. El rival, el Hertha de Berl¨ªn, en el que jugaban tres futbolistas que tambi¨¦n estaban en el radar del club neroazurro: Granitza, Kristensen y Hans-Joachim Forster. A la hora de la verdad no jug¨® ninguno de los tres y el partido se convirti¨® en la gran prueba de Carlo. Bersellini estaba en el banquillo y Beltrami, secretario t¨¦cnico, y Mazzola, su ayudante, en el palco. Los tres eran los responsables de emitir el informe.
"Mi emoci¨®n era enorme. Iba a jugar delante de Mazzola. Casi me hago caca encima", coment¨® un d¨ªa entre carcajadas. Su gran ¨ªdolo, retirado un a?o antes, era quien ten¨ªa que valorar sus evoluciones. Para la historia queda la alineaci¨®n del ¨²nico partido de Carlo con la camiseta del Inter y el 10 a la espalda. Cipollini; Canuti, Fedele; Oriali (F. Baresi), Gasperini, Bini; Pavoni, Roselli, Anastasi, Ancellotti (Tricella) y Altobelli (Vigano). S¨ª. Ancellotti, con doble 'ele' apareci¨® aquel d¨ªa en la tablilla de las alineaciones. El Inter gan¨® 2-0 con tantos de Altobelli y Anastasi. Antes se hab¨ªa disputado un Inter-Milan de veteranos y tambi¨¦n pudo ver a otro pu?ado de exfutbolistas que hab¨ªan marcado su infancia.
Varios peri¨®dicos italianos se hicieron eco del encuentro. La Gazzetta dello Sport, en cr¨®nica de Alberto Cerrutti, destac¨® sus evoluciones: "Longil¨ªneo mediapunta dotado de buena t¨¦cnica. Muy interesante. Inmediatamente destac¨® por su ingenio en la fase ofensiva". Esa buena impresi¨®n ratific¨® a¨²n m¨¢s el inter¨¦s del Inter. De hecho, se entren¨® durante una semana en La Pinetina a petici¨®n del entrenador, Bersellini. Carlo no olvida, por negativa, la experiencia: "Lo pas¨¦ mal, me quer¨ªa ir todos los d¨ªas. Quer¨ªa que me descartaran. El t¨¦cnico me pesaba a diario y no pod¨ªa m¨¢s. Me dijo que si me quedaba iba a ponerme una dieta especial y finalmente volv¨ª al Parma". No hubo acuerdo entre su club y el Inter. El Parma ped¨ªa 750 millones de liras por la mitad del pase. En su lugar, el Inter fich¨® a Beccalossi, el otro jugador emergente en Italia. Ancelotti sigui¨® un a?o en el Parma, ya en Serie B, y al siguiente fich¨® por la Roma.
Respetado por todos. Ancelotti finaliz¨® su carrera profesional como futbolista en 1992 y ya ten¨ªa muy claro que quer¨ªa ser entrenador. La primera oportunidad se la concedi¨® Arrigo Sacchi, que le llam¨® para trabajar a su lado en la squadra azzurra. Tres a?os. El t¨¦cnico ya valoraba la posibilidad de volar solo cuando recibi¨® la llamada de Massimo Moratti, que en febrero del 95 compr¨® el club en el que su padre, ?ngelo, hab¨ªa hecho historia como presidente al ganar dos Copas de Europa.
"Me llam¨® a su despacho y me dijo que estaba buscando entrenador. Me sorprendi¨® y me tom¨¦ mi tiempo. Yo llevaba un jugador del Milan dentro y le dije que ten¨ªa que hablar con Sacchi y saber qu¨¦ opinaba ¨¦l. Finalmente, se qued¨® con Ottavio Bianchi y yo dej¨¦ la selecci¨®n para hacerme cargo de la Reggiana, mi primer club como entrenador. Qui¨¦n sabe qu¨¦ hubiese pasado si Moratti y yo llegamos a un acuerdo".
No fue la ¨²nica vez que Moratti tuvo al t¨¦cnico de Reggiolo en sus oraciones. Por ejemplo, cuando destituy¨® a Rafa Ben¨ªtez (2011) y Carlo hab¨ªa acabado su aventura en el Chelsea. As¨ª lo reconoci¨® en Sky News: "Cuando se quieren cambiar las cosas se piensa siempre en grandes entrenadores y Ancelotti lo es. Es alguien respetado por todos y tiene el m¨¦rito de que con todos sus clubes ha obtenido excelentes resultados".
Cara a cara. Como jugador y entrenador, Ancelotti presenta un balance positivo contra el Inter. Como futbolista de la Roma y del Milan se enfrent¨® en 17 ocasiones con 9 victorias, 4 empates y 4 derrotas. Como romanista lo hizo en 13 (7-3-3) y como milanista, en 4 (2-1-1). Como entrenador, el Inter ha sido su tercer rival preferido despu¨¦s de la Lazio y de la Roma, a los que se ha enfrentado en 34 encuentros. Hasta con seis equipos distintos se ha visto las caras contra los nerazzurri, con un total de 33 partidos: 17 victorias, 5 empates y 11 derrotas. Son mayor¨ªa sus duelos siendo t¨¦cnico rossonero: 19 (10-3-6). Parma (4 partidos), Juventus (5), Chelsea (2), N¨¢poles (2) y Real Madrid (1) son los otros cinco clubes con los que ha vivido su particular rivalidad con el Inter. En el caso de su actual club, el duelo data del 15-9: triunfo en San Siro con gol de Rodrygo.
El primer verdugo italiano del Madrid
El Inter, rival del martes del Real Madrid, fue el primer club italiano que gan¨® al equipo blanco en la Copa de Europa. Ese triunfo no lleg¨® hasta la final de la novena edici¨®n y, adem¨¢s, caus¨® un cataclismo en el club presidido por Santiago Bernab¨¦u. Tras la derrota de Viena (3-1), se prescindi¨® de los servicios de Alfredo di St¨¦fano despu¨¦s de once temporadas triunfales en las que hab¨ªa ganado cinco orejonas, ocho Ligas, una Copa y una Copa Intercontinental.
Antes de cruzarse con su primer verdugo italiano en aquella final del Prater, el Real Madrid hab¨ªa salido siempre vencedor de sus duelos con los clubes italianos de la bota. En la primera edici¨®n (1955-56) elimin¨® al Milan en semifinales. Despu¨¦s de un 4-2 en el Bernab¨¦u, una derrota m¨ªnima en San Siro (2-1) catapult¨® a los blancos a su primera final¨ªsima.

En la segunda (56-57), el rival italiano lleg¨® directamente en el partido decisivo. Como campe¨®n en ejercicio, el Real Madrid hizo de anfitri¨®n en la final y derrot¨® a la Fiorentina (2-0). Tambi¨¦n la tercera Copa de Europa depar¨® otra final con un representante transalpino. El Milan volvi¨® a aparecer en escena en Bruselas en un partido cerrad¨ªsimo que resolvi¨® Paco Gento con un gol en la pr¨®rroga (3-2).
Despu¨¦s del triple enfrentamiento en las tres primeras ediciones, en las tres siguientes el Real Madrid no divis¨® ning¨²n club italiano en su horizonte y tuvo que esperar a la temporada 61-62 para encontrarse con un nuevo rival, la Juventus. La eliminatoria no se resolvi¨® hasta un tercer partido. Cuartos de final. Ambos equipos ganaron a domicilio (0-1) en el Comunale y en el Bernab¨¦u y en el desempate, en el Parque de los Pr¨ªncipes de Par¨ªs, los de Mu?oz se impusieron por 3-1.
Tras el descalabro de la temporada siguiente (62-63), en la que el Real Madrid cay¨® ante el Anderlecht a las primeras de cambio, el curso consecutivo volvi¨® a poner en escena la directa rivalidad contra los clubes italianos y en esa ocasi¨®n por partida doble. En cuartos de final, el enemigo fue el Milan. Un 4-1 en el Bernab¨¦u es casi estropeado en la vuelta, donde los rossoneri ganaron 2-0. Tr¨¢mite en las semifinales, con un global de 8-1 contra el Z¨²rich suizo para que los blancos se clasificaran para su s¨¦ptima final de la m¨¢xima competici¨®n europea en nueve a?os.
Tras la primera derrota ante el Benfica en el 62, en ?msterdam (5-3), los blancos ten¨ªan ¨¢nimo de revancha, pero se encontraron un Inter plet¨®rico que de la mano de Helenio Herrera se iba a convertir en el mejor equipo del continente. Luis Su¨¢rez Miramontes, que cuatro a?os antes hab¨ªa recibido el Bal¨®n de Oro, era una de las estrellas de aquel rutilante Inter. La final del Prater est¨¢ grabada en su memoria con todo tipo de detalles.
"Mis compa?eros estaban impresionados porque enfrente estaba el gran Real, como se dec¨ªa en Italia. Yo estaba un poco menos nervioso que ellos porque con el Barcelona ya hab¨ªa mantenido la rivalidad. Nos sali¨® un gran partido. Perdimos r¨¢pido el miedo y merecimos el triunfo. Nos pusimos 2-0. Marc¨® Felo, un canario que ten¨ªa el Madrid, y Mazzola, que ya hab¨ªa hecho uno, marc¨® el tercero. Sandro hizo un gran partido y nosotros nos dimos a conocer internacionalmente porque hasta entonces ¨¦ramos un equipo para andar por casa".
La rivalidad directa Inter-Real Madrid ha continuado a lo largo de las d¨¦cadas tanto en el siglo pasado como en ¨¦ste con enfrentamientos en las tres competiciones continentales. Solo contra otros dos clubes europeos, los blancos han hecho el triplete: PSV y PSG. En la Copa de Europa/Champions se han visto la cara en 12 partidos con seis triunfos blancos, cinco interistas y un empate. En la Copa de la UEFA, cuatro encuentros con dos triunfos y una eliminatoria para cada uno. En la Recopa, dos partidos con color blanco en la eliminatoria de cuartos de final de la 82-83.