El 'Engorde del Madrid estaba en Cedeira'
Santiago Bernab¨¦u decidi¨® que los jugadores de la cantera m¨¢s 'flaquitos' tuviesen un retiro en verano en un sitio que permitiese conjuntar una alimentaci¨®n fuerte y s¨®lida.
No hace tantos a?os, en Espa?a la nutrici¨®n no era tan equilibrada como afortunadamente es ahora ni los ni?os com¨ªan con el rigor y el equilibrio que ahora acostumbramos. Todos eso me vino a la cabeza estos d¨ªas en los que visit¨¦ a su coqueta pe?a del Real Madrid y pas¨¦ por Cedeira, un cuidado pueblo coru?¨¦s que tiene una r¨ªa preciosa y una playa estupenda, escoltada por la monta?a y un paisaje gallego que lo convierten en un sitio paradis¨ªaco.
Pues en Cedeira se esconde una preciosa historia de f¨²tbol y de nutrici¨®n, que protagoniza por entero el Real Madrid. Me lo coment¨® en su d¨ªa Alfredo Rela?o, a ra¨ªz de mi primer viaje a este pueblecito lleno de encanto. En los a?os 60, Santiago Bernab¨¦u decidi¨® que los jugadores de la cantera m¨¢s 'flaquitos', aquellos que por la humildad de sus familias no tuvieron una infancia que les permitiese haberse desarrollado en plenitud f¨ªsica, tuviesen un retiro en verano en un sitio que permitiese conjuntar una alimentaci¨®n fuerte y s¨®lida y un lugar perfecto para entrenar y oxigenar los pulmones.
Un empleado del Madrid de la ¨¦poca, Francisco Alfonso Calder¨®n, veraneaba all¨ª al ser natural de Cedeira y lo recomend¨®. En 1964 empez¨® esta experiencia con Ram¨®n Grosso, que dos a?os despu¨¦s gan¨® la sexta Copa de Europa con el Madrid de los Ye-Y¨¦s. En Cedeira le acompa?aron Lasheras, Gull¨®n y Sorribas. La conjunci¨®n era perfecta. Viv¨ªan en una pensi¨®n en la que desayunaban fuerte, luego sub¨ªan corriendo el camini?o de San Ant¨®n, en el monte hac¨ªan tabla de gimnasia, carreras y levantabas troncos, antes de volver exhaustos a comer otra vez fuerte. Com¨ªan en el restaurante El Amable, cuyo hijo acab¨® siendo presidente del Tribunal Constitucional. Tras la siesta reparadora, todos a la playa a correr y a jugar al f¨²tbol, su gran pasi¨®n, para regresar a cenar al anochecer con el hambre de un Regimiento. Tanto en la comida como en la cena no hab¨ªa recortes ni sem¨¢foros en rojo. Pote gallego, ternera de vaca en modo chulet¨®n, pescado blanco (no pod¨ªa ser de otro color), percebes que en Cedeira son objeto de culto y postres caseros sin trabas. Todos regresaban a Madrid con varios kilos de m¨¢s. Mejor para ellos, dado que el que no sub¨ªa de peso perd¨ªa las 50 pesetas diarias de dieta que ten¨ªan los que hasta all¨ª viajaban.
El ¨¦xito de la iniciativa hizo que los a?os siguientes el n¨²mero de canteranos que se pasaban un mes all¨ª en periodos vacacional fuese creciendo exponencialmente hasta pasar de la veintena. Viajaban en tren hasta El Ferrol del Caudillo y por carretera hac¨ªan los 33 kil¨®metros que separaban ambas poblaciones. En esas remesas siguientes fueron llegando jugadores m¨¢s conocidos despu¨¦s como Caparr¨®s (el t¨¦cnico de Sevilla, Athletic, Deportivo y seleccionador de Armenia, entre otros), el Tronquito Magdaleno, San Jos¨¦, Escribano,?Uceda, De Diego, Macua, Garc¨ªa Castro o el t¨¢ndem que luego nos dio un Mundial inolvidable desde el banquillo, el formado por Vicente Del Bosque y Toni Grande. Al final, en feliz regreso con mejores colores, m¨¢s hombros y barriga y piernas m¨¢s robustas, hizo que se bautizase la experiencia como 'El Engorde de Cedeira'. El ¨²nico pero es que el escudo del Real Madrid tiene mucho gancho y con el paso de los a?os las algunas lugare?as acabaron emparej¨¢ndose con algunos de esos canteranos madridistas en edad de merecer. Los mozos del pueblo empezaron a verlo con resquemor antes que con devoci¨®n y en 1973 acab¨® la gastron¨®mica aventura. Pero durante una d¨¦cada preciosa muchos futbolistas criados en la cantera blanca pueden decir que disfrutaron del paisaje, la gastronom¨ªa y el ox¨ªgeno puro de un lugar de A Coru?a de cuyo nombre siempre querr¨¢n acordarse: Cedeira. All¨ª nadie discut¨ªa con la b¨¢scula...