Una pu?alada al estilo
El final del Bar?a ante el Granada, colgando balones desde las bandas (54 centros), supuso una renuncia total al f¨²tbol de asociaci¨®n que fue la imagen de marca que le encumbr¨®.
La imagen del Bar?a al final del partido contra el Granada result¨® chocante. Desde una banda Mingueza, desde la otra Sergi?o Dest, colgaban balones (hasta 54 centros hizo el Bar?a en el partido) para que Piqu¨¦, De Jong y Ara¨²jo, que estaba en todos lados, adelante y atr¨¢s, intentasen luchar, tocar, dejar a un compa?ero, peinar o rematar. As¨ª lleg¨® el 1-1 despu¨¦s de un centro de Gavi y un cabezazo del uruguayo. Y el Bar?a empat¨®, pero durante muchos minutos hab¨ªa que frotarse los ojos para hacerse a la idea de que este era el Bar?a que durante d¨¦cadas ha hecho del juego de toque, paredes y asociaci¨®n su imagen de marca.
El debate es encendido. Koeman se defendi¨®. Primero, explic¨® que el espacio en el partido estaba en las bandas, no en el centro. As¨ª justific¨® los centros y la decisi¨®n de meter a Piqu¨¦ y Ara¨²jo como nueves. Algo as¨ª como triplicar la apuesta de Cruyff cuando colocaba a Alexanco como delantero de urgencia. Luego, cuando los periodistas le apretaron en la sala de prensa, se?al¨® a la plantilla: "C¨®mo voy a jugar al tiki taki (sic) si no hay espacios. Mira la convocatoria. No tengo jugadores de uno contra uno o velocidad". Y, finalmente, se derrumb¨®: "El Bar?a de hoy no es el Bar?a de hace ocho a?os...".
Koeman est¨¢ en el centro del debate. Una parte de la afici¨®n, de la cr¨ªtica y de la directiva le acusa directamente de haber tirado el edificio y de haber convertido al Bar?a en un equipo de urgencias, sin ideas y para salir del paso. La temporada pasada, Koeman lleg¨® convencido de usar un 4-2-3-1 y termin¨® jugando un 3-4-2-1 despu¨¦s de pasar por el 4-2-3-1. Esta semana, ha pasado del 3-5-2 contra el Bayern al partido contra el Granada en el que empez¨® con un 4-3-3, sigui¨® con un 4-2-3-1 y acab¨® con un sistema casi loco, con Eric Garc¨ªa como ¨²nico defensa, De Jong con Riqui y Gavi en el medio, Mingueza y Dest en las bandas y Ara¨²jo, Piqu¨¦, Luuk de Jong y Memphis en la delantera. Koeman insiste que el sistema de salida es el 4-3-3. El problema, no obstante, no es el dibujo sino la ejecuci¨®n.
Despu¨¦s del caviar de tantos a?os, al Bar?a le toca masticar tornillos. El Bar?a de los Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc y Thiago, que sublim¨® el f¨²tbol de toque en aquella final del Mundial de Clubes ante el Santos de Neymar, ha terminado en esto. Es seguro que hay una renuncia al juego, pero Koeman tambi¨¦n acierta en la denuncia sobre la calidad de la plantilla. El mejor Busquets pas¨®, Pedri no puede con todo a d¨ªa de hoy, Coutinho a¨²n no tiene ritmo y tampoco es que se le espere, Gavi est¨¢ muy verde y futbolistas como Riqui y Demir tienen que demostrar si tienen nivel para estar en el Bar?a y, en tiempos mejores, nunca hubieran formado parte de la plantilla. De Jong es el ¨²nico centrocampista fiable y parece tan desorientado como el resto por la situaci¨®n.
Para gran parte del barcelonismo, la idea que ha llevado a la gloria al club y que le ha hecho reconocible universalmente es inviolable, aunque lleguen las derrotas. De hecho, el debate ha existido incluso en t¨¦rminos de vacas gordas. El Bar?a del tridente ya fue discutido por su juego menos asociativo y m¨¢s directo. Es dif¨ªcil saber qu¨¦ fue antes, si el huevo o la gallina, pero el caso es que el Bar?a apu?al¨® a base de bien su imagen de marca contra el Granada. Y ni siquiera le sirvi¨® para ganar. Claro que la gran pregunta es qui¨¦n es la cruz de gu¨ªa que impone el patr¨®n de juego y club en este Bar?a. No s¨®lo est¨¢ apu?alado el estilo, el club tambi¨¦n da una escalofriante sensaci¨®n de desquiciamiento.