La isla de las turbaciones para el Espanyol
El equipo blanquiazul pierde el primer partido en Mallorca en un encuentro alejado de los dos anteriores y con algunas im¨¢genes desconcertantes.
Solo un desliz... Un ¡°mal d¨ªa¡±, como coment¨® Vicente Moreno despu¨¦s del desliz del Espanyol en Mallorca, lo tiene cualquiera. Un mal d¨ªa puede desaparecer a la ma?ana siguiente (o el s¨¢bado 11), cuando uno se despierta y todo vuelve a rodar. Un mal d¨ªa puede suponer un aviso de otros malos d¨ªas que est¨¢n por llegar. Y hay d¨ªas malos que conllevan consecuencias, y entonces aquellos malos d¨ªas se transforman en buenos en el futuro porque se esperan incluso peores. Aventurar cualquiera de estos escenarios es osado a estas alturas. Pero el partido de Mallorca s¨ª deja algunas advertencias y otras im¨¢genes un cierto desconcertantes.
Una mano menos. Fue la secuencia del partido. Un Adri¨¢n Embarba que hab¨ªa completado 55 minutos igual de grises que el resto de atacantes (siete pases err¨®neos y solo cuatro acertados) y que hab¨ªa estado durante la semana ¡®tocado¡¯ de un tobillo (jug¨® infiltrado) se march¨® del campo jurando en arameo y con cara de mustio. No salud¨® a sus compa?eros del banquillo y, cuando Vicente Moreno le fue a tender la mano, este se la neg¨®, se dio la vuelta y se fue enfadado. Por mucho que a los jugadores no les gusta que les cambien, el f¨²tbol solo se entiende desde el compromiso colectivo. El gesto de Embarba es una falta de respeto al t¨¦cnico y a los compa?eros del banquillo. Seguramente pedir¨¢ perd¨®n y todo debe quedar ah¨ª. Errar es humano, pero sorprendi¨® ese desplante en un vestuario catalogado como ¡°ideal¡± y con un Vicente Moreno que tiene un ¡°liderazgo¡± s¨®lido.
Sin gol. Detr¨¢s de la ¡®pataleta¡¯ de Embarba pueden esconderse otros supuestos, y es el papel de los delanteros y extremos en el retorno a Primera. Ha sido (hasta ese viernes negro) el Espanyol un equipo solidario en defensa: de hecho, hasta el viernes, era el conjunto que defend¨ªa m¨¢s cerca de la porter¨ªa de toda LaLiga. Los extremos se compromet¨ªan en ayudar a los laterales, incluso Dimata y RdT han destacado m¨¢s por ese trabajo que por sus goles, de momento una estad¨ªstica vac¨ªa despu¨¦s de 270 minutos. Hasta el momento, ya sea porque llevan tres malos d¨ªas o por otros menesteres, ninguno de los atacantes ha ofrecido su mejor versi¨®n.
Desquiciados. Pero Mallorca, una especie de isla de las turbaciones para el Espanyol, dej¨® otras im¨¢genes. Desde el recibimiento hostil de algunos aficionados al autocar del equipo perico, a los silbidos a Vicente Moreno o a la huida del t¨¦cnico despu¨¦s del encuentro sin saludar a un Luis Garc¨ªa que se lo ech¨® en cara a Dani Pend¨ªn. Demasiadas intrahistorias se deben esconder entre t¨¦cnicos. Al valenciano a¨²n se le recuerda su marcha del club, lo que cop¨® media conferencia de prensa posterior. ¡°Nombro al Mallorca cuando quiero¡±, subray¨® en una de sus intervenciones.
Qui¨¦n sabe. Pero m¨¢s all¨¢ de esa atm¨®sfera da?ina en lo emocional para el Espanyol, en lo futbol¨ªstico el equipo perico se vio superado, desubicado, descosido¡ P¨®ngale el adjetivo que quieran. Quiz¨¢s el encuentro (es f¨¢cil hablar a toro pasado) requer¨ªa un tercer centrocampista y la renuncia a un delantero, para quitarle el bal¨®n al equipo de Luis Garc¨ªa, poder destartalar la presi¨®n bermellona y evitar que Kubo se quedara siempre emparejado con D¨ªdac, que apenas cont¨® con ayudas. Eso provoc¨® que la solidez defensiva se derritiera, y ya no vi¨¦ramos tan fuertes a G¨®mez y Cabrera. El primero acab¨® expulsado y fotografiado en el gol. Su imagen fue la del Espanyol. Un mal d¨ªa. Qui¨¦n sabe.