El infortunio de Reguil¨®n condena a un Tottenham al que se le escapa Europa

Hay d¨ªas en que parece que Reguil¨®n puede ser uno de los mejores laterales del mundo. Otros, su cabeza desconecta y no hay manera de que vuelva a enchufarse al partido. Su tarde, la m¨¢s negra sin duda desde que lleg¨® a Londres, coincidi¨® con un partido gris, triste, pobre y todos los adjetivos que puedan explicar la falta de magia, chispa y alegr¨ªa de la que adolece este Tottenham. Si finalmente no se clasifica ni siquiera para la Europa League, como puede suceder si el West Ham, el Everton o incluso el Arsenal le ponen m¨¢s ganas, que no es dif¨ªcil, los spurs confirmar¨¢n el final del periodo m¨¢s glorioso de su historia.

Porque, por mucho que Bergwijn adelant¨® pronto a los spurs, estaba claro que a los londinenses no les enchufaba ni la vuelta del p¨²blico a sus gradas. Al malestar general se sum¨® el derrumbe de Reguil¨®n, que, intentando despejar un disparo con un pelotazo de lo m¨¢s extra?o, termin¨® mandando el gol contra su propia porter¨ªa. Enterr¨® la cabeza en el c¨¦sped el canterano del Real Madrid, pero Dier, que no est¨¢ para mucha fiesta, se encarg¨® de levantarle por la camiseta cuando estaba en el suelo. Palmadita y para adelante.

El problema es que el espa?ol parec¨ªa empe?ado en seguir enterrando la cabeza, y, entre los errores continuos que cometi¨® durante todo el partido, se col¨® uno que fue fatal para los suyos. Tras intentar despejar indolentemente dos balones contra el cuerpo de Bertrand Traor¨¦, el de Burkina Faso, que hizo un buen partido, aunque le faltase el gol, dio el pase a Watkins para que remontase definitivamente el partido. Los spurs se jugar¨¢n, por tanto, la posibilidad de clasificarse para la Europa League contra el Leicester, que saldr¨¢ con el cuchillo entre los dientes para defender su puesto en la pr¨®xima Champions League.