Perseguidor hasta el ¨²ltimo d¨ªa
Un gol de Nacho en San Mam¨¦s mantiene al Madrid con opciones de ser campe¨®n hasta la jornada final. Mateu ignor¨® un penalti claro de Morcillo.
Por resistente m¨¢s que por excelente el Madrid sigue teniendo la Liga a tiro. All¨¢ donde no llega el f¨²tbol alcanza la fe del misionero. Para cuando el Atl¨¦tico promocion¨® su acertad¨ªsimo 'nunca dejes de creer' el Madrid llevaba d¨¦cadas aplic¨¢ndolo. Tambi¨¦n lo hizo en San Mam¨¦s, cansado, mermado, con una invitaci¨®n a sacar bandera blanca en el bolsillo. Esa tradici¨®n ha sabido mantenerla Zidane, adem¨¢s de acertar a maniobrar el cami¨®n de doce ruedas que es el vestuario blanco. Costar¨¢ encontrar un sucesor que no sea Ra¨²l que explique tan bien la historia del club. Todo sucedi¨® en un partido muy amarrado, de poca alegr¨ªa, con esa solemnidad aburrida de cuando hay tanto en juego, resuelto con un tanto de rebote, quien sabe si el ¨²ltimo de esta Liga fuera de sus cabales.
El Madrid ha probado en siete meses todas las cepas del COVID y todas las modalidades de bajas, excepto las maternales. As¨ª que Zidane anda en un sinvivir hasta que llega el d¨ªa del partido, la parte f¨¢cil: ah¨ª pone lo que queda. Y hay poco donde elegir. Ante el Athletic, el lateral izquierdo y la escolta de Benzema. Miguel Guti¨¦rrez tambi¨¦n empieza a dejar atr¨¢s a Marcelo. En realidad, el Madrid empieza a dejar atr¨¢s a Marcelo. El brasile?o pas¨® de la excelencia a la suplencia, luego hubo que poner tres centrales y media guardia real para darle partidos. Ahora ya ni eso vale. Y arriba, la cosa anda en empate t¨¦cnico. As¨ª que el franc¨¦s tir¨® de los m¨¢s vigorosos, como en Granada. Todo para un partido crucial al que sac¨® de la conversaci¨®n la casi segura salida del t¨¦cnico. De Zidane ya se habla en pasado y pareci¨® que de esta Liga tambi¨¦n.
El Athletic empez¨® el a?o en el cielo y acabar¨¢ la temporada en el suelo. Con dos copas de menos se le fueron cayendo los principales y lo que viene por detr¨¢s tampoco entusiasma. As¨ª que al partido lleg¨® en zona desmilitarizada y sin la grada de San Mam¨¦s que le recordar¨¢ que ah¨ª estaba el Madrid, enemigo eterno diga lo que diga la clasificaci¨®n.
Con las manos en la cabeza
No lo necesit¨® a la vista de su primera presi¨®n, alta, ambiciosa, expansiva sobre un rival menos despierto que en Los C¨¢rmenes. El Athletic de siempre con menos alicientes que nunca. Todo qued¨® en un chupinazo de salida, porque el equipo de Marcelino cedi¨® pronto el bal¨®n y el terreno, hecho tan atribuible a su p¨¦rdida de empuje como a la llegada al partido de Benzema y Modric, los dos mejores domadores del Madrid.
En cualquier caso, el cambio de viento fue inapreciable en las ¨¢reas. El Athletic no encontr¨® a Williams, que regresaba como titular, en ese f¨²tbol al espacio que tan bien le sienta. Y al Madrid le cerraron bien las bandas los laterales rojiblancos. A Vinicius siempre le falt¨® el ¨²ltimo paso. Es costumbre que sus jugadas vayan a menos seg¨²n avanzan. Esa p¨¦rdida progresiva de visi¨®n parece, de momento, incorregible.
El partido despert¨® por el lado habitual: el sindi¨®s del arbitraje. Odriozola profundiz¨® por la derecha y su centro lo intercept¨® Morcillo con el brazo derecho despegado, con intenci¨®n invasiva. Un penalti de los de antes, de los de siempre. Una mano un 90% m¨¢s punible la mayor¨ªa de las que las que se han se?alado en esta y en muchas Ligas. Iglesias Villanueva necesit¨® dos minutos para decirle a Mateu que lo que vio el mundo no lo vieron sus ojos. Sal en la herida del Madrid. Sal en la herida del VAR, porque aqu¨ª no hab¨ªa letra peque?a en la regla por donde escaparse. Apenas quedan ya creyentes de ese segundo tribunal. Y casi ninguno en el Madrid.
Tras el sobresalto volvi¨® la modorra anterior. Un dominio sosote del Madrid, que ni por el centro ni por fuera encontraba por donde colarse, y un Athletic tan bien protegido como desamparado en ataque. S¨®lo registr¨® un lanzamiento de falta de Berenguer que no encontr¨® porter¨ªa.
La agitaci¨®n
Ese ritmo estaba matando al Madrid, el ¨²nico con una necesidad real, y lleg¨® la agitaci¨®n esperada. Un cabezazo de Militao, un zurdazo de Morcillo contra los guantes de Courtois, un zapatazo alto de ??igo Mart¨ªnez, otro m¨¢s atinado de Modric rechazado por Unai Sim¨®n... Los primeros indicios del cambio a mejor de un partido que estaba siendo un pelmazo.
Zidane meti¨® a Asensio por Vinicius. Remate por desborde, ambos intermitentes, y el Madrid empez¨® a apretar de verdad, con m¨¢s espacios y m¨¢s intenci¨®n, aunque su mejor ocasi¨®n lleg¨® en un c¨®rner cabeceado al larguero por Casemiro. Nada que no hayamos visto en este curso. Eso tambi¨¦n le abri¨® corredores al Athletic.
Y en ese dif¨ªcil equilibrio marc¨® el Madrid en una jugada sin demasiada est¨¦tica: un remate cruzado de Casemiro que se iba al c¨®rner top¨® con la rodilla derecha de Nacho y acab¨® en la red del Athletic. Un gol digno de un partido tan cerrado durante demasiado tiempo.
Con ese tesoro en el bolsillo el Madrid se volvi¨® administrador. As¨ª gan¨® la pasada Liga y as¨ª puede conquistar esta. El plan pas¨® por alejar al Athletic, aunque Vesga tuvo el gol en su cabeza, m¨¢s que por rematar su triunfo. Ah¨ª se salv¨® el Madrid, como tantas veces se ha salvado en esta Liga, en la que volvi¨® a ser l¨ªder ef¨ªmero. En el peor de los casos su derrota ser¨¢ admirable.