El Madrid va hasta el final
Triunfo de autoridad del equipo de Zidane en Granada para mantener el pulso por la Liga. Marvin y Miguel Guti¨¦rrez fueron titulares. Partido extraordinario de Modric.
Hace tiempo que el Madrid deber¨ªa estar muerto. Elijan la causa porque valen casi todas: el agotamiento (50 partidos mal repartidos), el des¨¢nimo (lleg¨® a perder de vista al Atl¨¦tico) o la inanici¨®n (un monogoleador). Pero nadie persigue tan bien como ¨¦l. Est¨¢ en el acta fundacional del club. Tambi¨¦n en el himno y compete a veteranos y noveles. Ayer, con m¨¢s de los segundos que de los primeros, liquid¨® a un Granada que mira ya a las vacaciones con el curso aprobado en Espa?a y cerca del sobresaliente en Europa. Fue un triunfo sin replica, incluso desde el punto de vista f¨ªsico. A estas alturas, las endorfinas le pueden a los isquios. Lo puede explicar bien Modric, jefe del partido despu¨¦s de haberle dado dos vueltas al cuentakil¨®metros.
Si miraron a la derecha, Marvin. Si lo hicieron a la izquierda, Miguel Guti¨¦rrez. Los laterales de tercera instancia. Y cinco sub-23 en el once que deb¨ªa mantenerle con vida en la Liga. La nueva normalidad de un equipo que le sigue dando carrete a la persecuci¨®n. El Madrid ha construido buena parte de su grandeza con un comportamiento de aldea gala: resistir es ganar. Y as¨ª anda, como si no pasaran los a?os. A Los C¨¢rmenes sali¨® como si de verdad creyese que a¨²n todo es posible, como si el Atl¨¦tico no le hubiese ganado a la Real, como si no hubiese existido el pleito del brazo incorrupto de Militao, alargando mucho el viaje de sus cohetes por las bandas, Rodrygo y Vinicius, y con Kroos sentado en la grada. Qued¨® claro que el plan era salir pitando, descolocar al Granada, aun a costa de perder el caudillaje del alem¨¢n.
La 'cuchara' de Miguel Guti¨¦rrez
El Granada, que en el autob¨²s que le llevaba al estadio confirm¨® que no volver¨¢ a Europa el pr¨®ximo curso, apret¨® poco. Fue evidente que no sent¨ªa fr¨ªo ni calor, porque de esa carnicer¨ªa del descenso se libr¨® ya hace unas cuantas jornadas. Le falt¨® ese empe?o que le ha tenido en las alturas durante buena parte de la temporada, aunque podr¨¢ justificarse sobradamente con las bajas, tan numerosas y significativas como las del Madrid.
El equipo de Zidane fue pronto al grano. Primero con un cabezazo de Benzema en el que todos merecieron medalla: Rodrygo como asistente, el franc¨¦s como rematador y Ruis Silva como barrera. El Granada no atendi¨® al aviso y de inmediato se vio por debajo en el marcador. El gol fue un canto a la cantera, la ¨²nica planta que m¨¢s crece cuanto m¨¢s yermo es el terreno. Miguel Guti¨¦rrez se abri¨® paso en la izquierda y se sac¨® un pase de cuchara a Modric que el croata tramit¨® con la izquierda sin demasiado ¨¢ngulo. La asistencia tuvo tanto de precisi¨®n como de atrevimiento. En el mejor Marcelo no hubiera extra?ado. En un chaval de 19 a?os que jugaba su primer partido como titular caus¨® un esperanzador asombro. El tanto acomod¨® a¨²n m¨¢s al Madrid porque el Granada no encontr¨® a Puertas ni a Mach¨ªs y menos a¨²n a Fede Vico o Jorge Molina. El once de Diego Mart¨ªnez ten¨ªa pretensiones ofensivas, con tres mediapuntas y un nueve de referencia, pero en el f¨²tbol, a menudo, no se caza m¨¢s por llevar m¨¢s munici¨®n.
Un suspense ef¨ªmero
En cualquier caso, alcanzada la ventaja, el Madrid moder¨® el discurso. Utiliz¨® la pelota como escudo y consigui¨® que nada sucediese cerca de Courtois hasta que meti¨® el segundo zarpazo, antes del descanso. Rodrygo sac¨® ventaja de una disputa ganada por Marvin y fue busc¨¢ndose el hueco en el ¨¢rea hasta que asom¨®. Su disparo cruzado fue inapelable. Tiene menos cascabeles que Vinicius, pero su temple en el ¨¢rea es notablemente superior. Una l¨¢stima esa frialdad que afea mucho sus virtudes.
En la segunda mitad el Granada dej¨® su papel de oyente y el Madrid se puso en autom¨¢tico tras un r¨¢pido c¨¢lculo de la paliza del viaje de vuelta y lo cerca que anda San Mam¨¦s. Y los cambios de Diego Mart¨ªnez tuvieron m¨¢s efecto que los de Zidane, cuya intenci¨®n era masajear al equipo. Soro y Su¨¢rez le dieron presencia ofensiva al Granada. El colombiano pifi¨® un remate asomado a la linea de gol, pero el segundo lo enganch¨® de lleno y el rechace de Courtois le sirvi¨® a Jorge Molina para poner el partido al alcance de los suyos. Dur¨® un suspiro, lo que tardaron Odriozola en aplicar un trallazo a una cesi¨®n de Hazard, obligado al centro tras un mal control, y Benzema en aprovechar una salida estrafalaria de Rui Silva. Fue el ¨²ltimo servicio del franc¨¦s, al que de inmediato se guard¨® Zidane. Es un metal precioso. Y el Madrid se march¨® de Granada dejando un mensaje repetido a lo largo de su historia: acabar¨¢ esta Liga en Cibeles o en Little Bighorn.