El Depor se empe?a en sufrir
Un triste Deportivo carente de ambici¨®n y juego solo logra empatar ante el Marino, pierde el liderato y vuelve a complicarse su futuro para la Primera RFEF.
El Deportivo llegaba al Municipal de Miramar conociendo los resultados de Numancia y Racing de Ferrol. Sabiendo que sus perseguidores hab¨ªan ganado y que un nuevo tropiezo abrir¨ªa otra vez la caja de Pandora del sufrimiento blanquiazul, que est¨¢ m¨¢s abarrotada que las fiestas ilegales de cada fin de semana. Y la respuesta fue un trist¨ªsimo partido carente de ambici¨®n y sangre en la que se acord¨® de lo que se jugaba, y no en demas¨ªa, en el ¨²ltimo cuarto de hora. Un empate ante un Marino que ya no se jugaba nada que condena a los blanquiazules a sudar hasta el final. Porque ahora el l¨ªder por el golaverage es el Racing de Ferrol y el Numancia, el otro perseguidor, se queda a dos puntos. Quedan dos jornadas y los coru?eses parecen empe?ados en alargar la agon¨ªa de una temporada para el olvido que pod¨ªan haber dejado casi resuelta en Luanco.
De arranque, y tal y como se esperaba, el Marino se plant¨® en el campo con su habitual defensa de cinco dej¨¢ndole la iniciativa y la responsabilidad al Deportivo. Tras veinte minutos de ida y vuelta sin control, la primera ocasi¨®n fue local, para un Enol al que Lucho logr¨® frenar en el mano a mano. La incomodidad de los blanquiazules, o m¨¢s la impotencia para encontrar el camino hacia la porter¨ªa rival, dej¨® todo el peligro al bal¨®n parado, y fue m¨¢s bien poco. De nuevo horrible cara del Depor fuera de casa. De nuevo un equipo sin saber adaptarse al campo, paquid¨¦rmico en la circulaci¨®n ante un rival que acab¨® asustando y acosando de forma intermitente. Si la obligaci¨®n de los coru?eses era ganar, alguien se olvid¨® de contarlo o m¨¢s de uno ni siquiera se enter¨®.
Rub¨¦n de la Barrera agit¨® el ¨¢rbol en el descanso sustituyendo a un despistado y amonestado Salva Ruiz y a un intrascendente Borges para dar entrada a H¨¦ctor Ruiz y Ra¨ª. Dos cambios a los que se uni¨® un tercero dos minutos despu¨¦s con la entrada de Rayco tras lesi¨®n de Keko, todo un problema para el tramo final. Triple movimiento para que no cambiase nada, para que siguiese pareciendo que el que se jugaba la vida era el Marino. Y as¨ª hasta el minuto 66, en el que Ra¨ª dispar¨® alto en la primera ocasi¨®n deportivista en todo el partido. La llegada y el peso del reloj despertaron a los blanquiazules, que recordaron el castigo que supondr¨ªa no ganar. Y en el 76, un gran cabezazo de Villares tuvo una espectacular respuesta del meta Grana. Empujoncito final que no alcanz¨® a arre¨®n que, como suele suceder, lleg¨® tarde. Merecido castigo, casi buscado por lo planteado casi de principio a fin.