FINAL DE COPA | ATHLETIC-BARCELONA
La pasi¨®n del Marcelino jugador se ha trasladado a la pizarra
Excompa?eros del actual t¨¦cnico del Athletic hablan de su etapa en el Sporting, Racing, Levante y Elche. "Era un chico con car¨¢cter, le encantaba el f¨²tbol¡±.
En La Cartuja se miden dos entrenadores que antes han cubierto una interesante etapa como futbolistas. Mucho m¨¢s brillante en el caso de Koeman. Pero no conviene despreciar a Marcelino, que hace 15 d¨ªas ya se enfrent¨® a otro exjugador, Imanol, h¨¦roe de la Real en la actualidad. El asturiano particip¨® en el Mundial juvenil (Sub-20) en Rusia en 1985. La Rojita, dirigida por Chus Pereda, fue subcampeona tras caer en la pr¨®rroga frente a Brasil (1-0), tras gol de Henrique. Ah¨ª, a principios de los 80, es cuando se gest¨® la cadena de ¨¦xitos que deriv¨® en la Eurocopa de 2008 y todo lo que vino despu¨¦s. Interior derecho, peque?o (1,70), muy din¨¢mico, de calidad, delgado, de ojos inquietos, peinado a raya, buena pegada desde fuera del ¨¢rea¡ Vamos, que era como ahora.
Ese combinado de promesas lleg¨® a cuartos de final del Mundial de 1985 contra Bulgaria. Marcelino, por entonces un joven centrocampista de la escuela sportinguista de Mareo, hijo de un le?ador de eucaliptos asturiano, corr¨ªa la banda derecha con desparpajo. Marc¨® el 1-0, empat¨® Kostadinov y el valencianista Fernando, de penalti, puso el 2-1 definitivo. Este fue su compa?ero de habitaci¨®n durante dos a?os. Luego lleg¨® la URSS, la anfitriona, y Espa?a se impuso en la tanda de penaltis. En la final, Brasil en el minuto 92 rompi¨® el sue?o.
Marcelino se curti¨® durante cinco temporadas en el Sporting de Quini, Ablanedo, Joaqu¨ªn, Mesa, Esteban y Eloy (85-89), pero nunca cuaj¨® en la titularidad. Este ¨²ltimo conoce a la perfecci¨®n al actual t¨¦cnico del Athletic. Por eso pens¨® en ¨¦l como t¨¦cnico cuando colg¨® las botas. ¡°Me llamaron para hacerme cargo de la Escuela de Mareo y luego pas¨¦ a la Secretar¨ªa T¨¦cnica. A mitad del curso 2000-01, Cantatore fue cesado en el Sporting. Pepe Acebal, t¨¦cnico del filial se hizo cargo del primer equipo... Y le di la alternativa poni¨¦ndole al frente de un Sporting B que por entonces contaba con David Villa. Quise que fuera ¨¦l porque lo ten¨ªa al lado y sab¨ªa de su personalidad y su exigencia¡±, comenta Eloy.
Para entender al Marcelino entrenador hay que remontarse a su etapa como jugador. Nacido en 1965 en Care?es, en el concejo de Villaviciosa, cumpli¨® el sue?o como otros muchos de forjarse en Mareo. En la temporada 1984-85 dio el salto al primer equipo del Sporting, con el que jug¨® once partidos en la m¨¢xima categor¨ªa aquel curso. ¡°Era un centrocampista liviano, aunque con cabeza para leer el f¨²tbol¡±, detalla Eloy. Con el Sporting particip¨® en el hist¨®rico 0-4 en el Camp Nou de la temporada 1986-87 y en los dos partidos de la eliminatoria de Copa de la UEFA ante el Mil¨¢n. ¡°Momentos hist¨®ricos que no olvidaremos jam¨¢s¡±, sostiene Eloy. ¡°Marcelino supon¨ªa una muy buena mezcla de brega y calidad t¨¦cnica¡±, abunda.
Pero no se sent¨ªa importante. En la campa?a 88-89 su papel se redujo hasta jugar solo tres partidos. ¡°No ve¨ªa continuidad y decidi¨® irse al Racing, aunque luego se arrepinti¨®¡±, descubre Eloy. ¡°Nunca perdi¨® su esencia, incluso ahora la conserva, es un luchador, exige mucho, lo mismo con uno del filial que ahora con una estrella como Ra¨²l Garc¨ªa, por poner un ejemplo. Es visceral¡±, a?ade Eloy.
En El Sardinero coincidi¨® con Ceballos, el portero m¨¢s legendario del Racing. ¡°Fue un buen compa?ero, un futbolista con muy buena visi¨®n de juego. Cuando era jugador es uno de esos en los que no fijas mucho¡±, describe el arquero c¨¢ntabro. ¡°Pensaba en el f¨²tbol las 24 horas. Era ordenado y detallista. No me sorprende ver c¨®mo triunfa como entrenador¡±. Antonio Martinez ¡®Pach¨ªn¡¯ lo tuvo en esa etapa ejerciendo como entrenador y luego coincidieron en el Villarreal. ¡°Tal vez no lleg¨® a lo que promet¨ªa. No fue un buen a?o en Santander, pero vino como gran promesa internacional en categor¨ªas inferiores¡±. De hecho, bajaron a Segunda B.
Tampoco es que le fuera mucho mejor en su siguiente etapa, en el Levante, en la que de nuevo sabore¨® la amargura de un descenso a Segunda B. Y eso que hab¨ªa mucha ambici¨®n por regresar a la ¨¦lite. ¡°Estaba lesionado cuando yo estuve all¨ª. Hab¨ªa muchos jugadores y ten¨ªa un par de yugoslavos que le quitaban el sitio. Hab¨ªa muchos problemas, aunque las ganas de ascender eran muy grandes¡±, rememora Luis Costa, entrenador en aquella ¨¦poca.
Su ¨²ltima etapa como jugador la cubri¨® en el Elche, entre 1992, el a?o del Mundial en Espa?a, y 1994. Jes¨²s de Huerta era uno de sus compa?eros. ¡°Marcelino era un chico con car¨¢cter, le encantaba el f¨²tbol¡±. Pero de nuevo lleg¨® al sitio inadecuado. ¡°No era un buen momento deportivo bueno, en Segunda B, despu¨¦s del descenso en 1991¡±, prosigue. El t¨¦cnico en aquella aventura era Jos¨¦ Antonio Morante ¡®Lico¡¯, que siempre recuerda lo que se quejaba Marcelino por no jugar ¡°y con el paso de los a?os en su carrera de entrenador me lleg¨® a reconocer lo cargante que es tener jugadores que est¨¢n todo el d¨ªa de u?as por no salir m¨¢s¡±. A partir de ah¨ª, llega el Marcelino entrenador. Exigente como nadie, hasta el punto de que apretaba al due?o de Sporting casi cada minuto. ¡°Es el que pone la pasta, t¨ªo, afloja¡±, le recomendaba Eloy. ¡°Me da igual¡±, resolv¨ªa Marcelino. Todo un car¨¢cter.