FINAL COPA (2020) | ATHLETIC - REAL SOCIEDAD
El sue?o de la Copa era Real
El equipo de Imanol fue mejor que el Athletic en La Cartuja y se llev¨® el t¨¬tulo 34 a?os despu¨¦s. La final se decidi¨® desde el punto de penalti, despu¨¦s de que Oyarzabal no fallara ante Unai Sim¨®n, tras un derribo de ??igo Mart¨ªnez a Portu.
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Por los aitonas y amo?as que se fueron, por los ni?os que nacieron, por aquellos que sue?an en azul y blanco, que sufrieron el descenso a Segunda, la final perdida del 88, el batacazo de ver marchar a varios de sus mejores jugadores al vecino y rival. Por ese sentimiento de pertenencia que recorre una provincia peque?a de 700.000 habitantes, menos que el gran Bilbao, los que van de Ir¨²n a Mutriku, de San Sebasti¨¢n a Ataun.
Por esa barandilla de la Concha internacional, por una Tamborrada que es el alma de toda una ciudad, por esa Gipuzkoa orgullosa de su equipo, de su escudo, de sus colores. Por todos ellos levant¨® al cielo de Sevilla la Copa del Rey el capit¨¢n Asier Illarramendi, el fiel reflejo de lo que ha sufrido la Real hasta llegar a este momento. Su ejemplo de superaci¨®n sirve de colof¨®n para la historia de un club que conquist¨® la Copa 34 a?os despu¨¦s.
Toda una generaci¨®n conoce desde este s¨¢bado lo que es la Real que les contaron sus aitas, la que solo pod¨ªan imaginar viendo fotos y v¨ªdeos antiguos: el gol de Zamora en Gij¨®n, los penaltis de Arconada en La Romareda, la Real campeona que se paseaba por los pueblos guipuzcoanos en los 80... El sue?o es real. Sevilla es ya parte de la historia del conjunto txuri-urdin.
La Real quiso hacer siempre su juego, arriesgando siempre en la salida de bal¨®n, aunque de entrada se encontr¨® con un tap¨®n. La doble presencia atacante con Ra¨²l Garc¨ªa y Williams cerr¨® el pasillo interior. Zubimendi no existi¨®. La circulaci¨®n txuri-urdin deriv¨® siempre a los hombres de banda, los encargados de generar peligro. Gorosabel puso un par de buenos centros, aunque no lleg¨® Isak con claridad a ninguno. La defensa a ultranza por arriba de Yeray e ??igo Mart¨ªnez fue inconmensurable. El ¨¢rea fue un fuerte inabordable para la Real. Una roca.
La m¨²sica celestial del partido sonaba cuando la pelota pasaba por Silva, aunque fue intermitente. El Athletic llev¨® la final a un ritmo m¨¢s lento. Le interesaba m¨¢s. No presion¨® arriba, pero cada vez que pudo conectar con Ra¨²l Garc¨ªa caus¨® problemas. Es impresionante el bajage del navarro en el juego directo. Parece un ¨¢rbol imposible de derribar. Con empuje, el Athletic se fue acercando al ¨¢rea. El propio Ra¨²l dispar¨® cruzado, aunque la ocasi¨®n m¨¢s clara fue un derechazo de ??igo Mart¨ªnez desde fuera del ¨¢rea. La Real ten¨ªa miedo, el Athletic respeto. Era una final para no perder, m¨¢s que para ganar.
Por si le faltara poca tensi¨®n al partido, el VAR tambi¨¦n hizo acto de presencia. Un centro de Oyarzabal dio en el codo de I?igo Mart¨ªnez sobre la l¨ªnea, en unas tomas pareci¨® dentro, en otras fuera, y Estrada Fern¨¢ndez decidi¨® sacar la jugada del ¨¢rea y pitar falta. Ni con VAR se corrigen acciones tan pol¨¦micas y controvertidas como ¨¦sta. Lo que le faltaba a un partido como este, la agon¨ªa incorregible del videoarbitraje.
Pero lo verdaderamente gordo vino despu¨¦s. ??igo derrib¨® a Portu dentro del ¨¢rea, Estrada pito penalti y roja, y despu¨¦s de una deliberaci¨®n de varios minutos lo dej¨® en amarilla. El central del Athletic tuvo que volver del vestuario. De hecho, ni siquiera hab¨ªa protestado la roja. Incre¨ªble, in¨¦dito. Oyarzabal, pese a estar varios minutos pendiente y en plena tensi¨®n, anot¨® el gol que pon¨ªa a la Real por delante entre la anarqu¨ªa del VAR y los nervios.
La realidad del partido, al margen de todo el l¨ªo, es que la Real hab¨ªa madurado mejor, mandando en campo contrario y sometiendo a un Athletic que no se sent¨ªa c¨®modo ni con bal¨®n ni sin ¨¦l. Marcelino quiso mover ficha. Meti¨® a Villalibre, llev¨® a Williams a la derecha y a Ra¨²l Garc¨ªa por la izquierda. El tiempo se agotaba, la opci¨®n de empatar una final hist¨®rica tambi¨¦n. El a?adido de 8 minutos prolong¨® la agon¨ªa. La de unos y la de otros.
Pero la final era de la Real. El partido m¨¢s importante de la historia del f¨²tbol vasco era de la Real. Qu¨¦ nunca m¨¢s se vuelva a sentir inferior a nadie, mucho menos al Athletic. Que sus aficionados puedan decir que un d¨ªa de abril, en plena pandemia, para alegr¨ªa de unos y tristeza de otros, el himno de la Real atron¨® en el cielo de Sevilla. Una Sevilla txuri-urdin. Una final para la historia. La gran Real ha vuelto. La Real campeona.