Los protagonistas de aquella hist¨®rica UEFA desempolvan sus recuerdos y an¨¦cdotas para reconstruir el camino a cuartos. Una aventura que terminaba tal d¨ªa como hoy y repasamos de la mano del t¨¦cnico Juande, los jugadores Cota, M¨ªchel, Bolo, Pablo Sanz y Luis Cembranos y el utillero Isi. Sin olvidar c¨®mo lo vivieron la afici¨®n y la Prensa. As¨ª fue una cita irrepetible...
Y entonces, despert¨®. Tal d¨ªa como hoy, un 15 de marzo de 2001, terminaba el sue?o europeo del Rayo. Una aventura que dur¨® 217 d¨ªas ¡ªdoce partidos, con ocho victorias, dos empates y dos derrotas, 30 goles a favor y 9 en contra¡ª y veinte a?os despu¨¦s se sigue recordando con nostalgia. Aquella fue su primera vez en la Copa de la UEFA. Y la ¨²ltima, por ahora. De ah¨ª que cada aniversario se acreciente la leyenda de ese equipo ¨²nico, que situ¨® Vallecas en Europa y demostr¨® que la ilusi¨®n lo puede todo. O casi.
Sin embargo, la UEFA no fue m¨¢s que la punta del iceberg, puesto que desde la llegada de Juande Ramos al banquillo, el conjunto franjirrojo fue construyendo piedra sobre piedra una de las ¨¦pocas doradas del club. El t¨¦cnico cogi¨® las riendas en la 98-99 y logr¨® el ascenso. Ya en su primera temporada en la ¨¦lite (99-00) consigui¨® ganar en el Calder¨®n (0-2) y en el Camp Nou (0-2) y empatar en el Bernab¨¦u (0-0), algo que refrend¨® con el liderato de la m¨¢xima categor¨ªa durante cuatro jornadas (4, 8, 10 y 11) y un meritorio noveno puesto final.
As¨ª es como la Franja llam¨® a las puertas del cielo y el fair play se convirti¨® en la llave para abrirlas. La UEFA sorte¨® unas plazas entre todas las federaciones europeas y cada una de ellas seleccion¨® a un equipo, conforme a unos criterios de puntuaci¨®n basados en el menor n¨²mero de tarjetas, mayor respeto al ¨¢rbitro y los adversarios, comportamiento de los espectadores¡ De tal manera que IFK Norrk?ping (Suecia), Lierse (B¨¦lgica) y Rayo (Espa?a) consiguieron su sitio.
Ese verano, la entidad vallecana se reforz¨® con hombres clave como Ballesteros, De Quintana y Bolic. Y la plantilla tuvo que acortar sus vacaciones para preparar la fase previa contra el Constel¡¤laci¨®, a quien endos¨® dos sonrojantes goleadas, cerrando la eliminatoria con un global de 16-0. Un r¨¦cord a¨²n en su poder. Posteriormente, ronda a ronda, fue dejando por el camino al Molde noruego, al Viborg dan¨¦s, al Lokomotiv ruso y al Girondins franc¨¦s. Los dos ¨²ltimos, dos cl¨¢sicos continentales. Hasta que el destino quiso que, en cuartos, se produjera un duelo fratricida. El Alav¨¦s despert¨® al Rayo de un sue?o m¨¢gico e irrepetible, que dos d¨¦cadas despu¨¦s rememoran algunos de sus protagonistas...
Para Juande un buen entrenador es aquel que saca el mayor rendimiento a sus jugadores. Pues bien, ¨¦l lo consigui¨®, ayudado por su cuerpo t¨¦cnico, entonces formado por Joaqu¨ªn Mas Dav¨®, su segundo, y Carmelo del Pozo, su preparador f¨ªsico. Todav¨ªa recuerda c¨®mo recibi¨® la llegada ¡ªas¨ª, por sorpresa¡ª de la UEFA: ¡°Tuvimos que reducir las vacaciones para adelantar la pretemporada. Nos lo tomamos m¨¢s como un premio que como otra cosa. No hubo que cambiar planificaci¨®n deportiva, ni reforzar el equipo, porque ten¨ªamos una plantilla equilibrada. Combinar varias competiciones dio pie a que todos participaran, no s¨®lo once. Se sintieron involucrados y eso hizo que el rendimiento subiera¡±.
Combinar varias competiciones hizo que todos participaran, se involucraran y eso elev¨® el rendimiento
Las ganas eran el denominador com¨²n. ¡°Lo viv¨ª de la misma manera que los futbolistas. Estaba comenzando mi carrera como entrenador y era mi primera experiencia europea¡±, arranca Juande, que no olvida aquel viaje a Mosc¨²: ¡°Fue el m¨¢s at¨ªpico. Nunca hab¨ªamos estado en una situaci¨®n parecida. No sab¨ªamos qu¨¦ nos ¨ªbamos a encontrar con ese fr¨ªo ¡ªse rozaron los 20 grados bajo cero¡ª, con un campo totalmente helado y sin hierba. En el vestuario hicimos hogueras, prendiendo algodones con alcohol. Y en las horas libres no pod¨ªamos perder la oportunidad de conocer la ciudad¡±. Hasta all¨ª se desplazaron los aficionados para arroparles: ¡°No hay palabras para agradec¨¦rselo. El esfuerzo que hicieron es digno de elogio, sobre todo por el coste econ¨®mico¡±.
No hubo ni un solo rinc¨®n de Vallecas que no vibrara con su Rayo. ¡°El barrio se volc¨® y eso se reflejaba en el estado de ¨¢nimo de los jugadores y su entrega. Jugar en casa era una aut¨¦ntica gozada¡±, prosigue el m¨ªster, que desvela el secreto del ¨¦xito: ¡°Ilusi¨®n y humildad. ?ramos el tercer equipo de la ciudad, todos nos trataban como el patito feo, el hermano peque?o que no tiene derecho a nada. Y nos rebelamos ante eso. Hab¨ªa ansia de hacer algo importante¡±. Muchos de sus pupilos ocupan hoy los banquillos y le tienen como inspiraci¨®n: ¡°Disfruto de sus triunfos porque guardo un gran recuerdo de todos¡±. Eso s¨ª, su mejor momento con la Franja no es la UEFA sino ¡°el liderato, tuvo un m¨¦rito enorme¡±.
Tambi¨¦n fueron meses felices para el capit¨¢n Cota. "Un sue?o hecho realidad". Y eso a pesar de que una fractura de tibia, en la vuelta ante el Constel¡¤laci¨®, le impidi¨® estar sobre el c¨¦sped, pero no acompa?ar a su Rayo en esas citas tan se?aladas. ¡°No cambiar¨ªa esa UEFA por nada. Me llam¨® Sof¨ªa Mart¨ªn, de Marca, para contarme que la jug¨¢bamos. Estaba en mi apartamento de Benidorm y pegu¨¦ un grito enorme. De primeras pensaba que me estaba vacilando y no. El f¨²tbol me dio lo que tanto ansiaba, pero luego me lo quit¨® la lesi¨®n. Me qued¨¦ clavado, sab¨ªa que me hab¨ªa roto. Cuando llegu¨¦ a casa se me ca¨ªa el alma a los pies. Lo di todo y fui con tanto ¨ªmpetu que, con ese resultado, no deb¨ª haber metido la pierna. Soy as¨ª. Ya est¨¢. Fue el destino porque nunca hab¨ªa sufrido una lesi¨®n tan fuerte. Empec¨¦ a disfrutar el sue?o desde otra perspectiva. Me llenaba ver mi camiseta, con ¡®?nimo, Cota¡¯, en los estadios y compartir la experiencia con los aficionados por las calles, en los bares¡¡±, relata con emoci¨®n.
Nunca hab¨ªa visto esas caras de ilusi¨®n. Todo el mundo se hizo del Rayo. Hasta viaj¨® gente del Madrid y el Atleti con nosotros
A Cota se le agolpan las an¨¦cdotas cuando habla aquella aventura. ¡°Nunca hab¨ªa visto esas caras de ilusi¨®n. No s¨®lo de la gente de Vallecas. Todo el mundo se hizo del Rayo. Viajaron con nosotros personas del Madrid y el Atleti. Jam¨¢s imaginamos vivir algo as¨ª. Cuando nos toc¨® el Girondins pensamos, hasta aqu¨ª hemos llegado. Entonces nos lo cre¨ªmos y so?amos con el c¨¢ntico: 'El a?o que viene, Rayo-Liverpool'. Por poco¡¡±, explica el defensa, que destapa otro aspecto: ¡°Cambiamos las primas, redujimos la de objetivos e incrementamos la de partidos¡±.
Y el desplazamiento estrella fue, sin duda, el de Mosc¨². ¡°Sufr¨ª con las muletas. Pens¨¦ que las escaleras mec¨¢nicas eran r¨¢pidas en Espa?a, pero all¨ª eran el doble. Mi ex era rusa y hac¨ªa de int¨¦rprete. Montamos en el metro y nos dec¨ªa: ¡®Por favor, cuando se abran las puertas pasamos¡¯. Me empujaron y acab¨¦ en un rinc¨®n. Creo que me volvieron a romper la pierna¡±, r¨ªe Cota, que trat¨® de combatir el fr¨ªo como pudo: ¡°Me compr¨¦ un gorro de cuero con orejeras. Hab¨ªa mujeres que se pusieron tres o cuatro pantalones, las dec¨ªa que eran ¡®las mujeres cebollas¡¯. Lo que disfrutamos, en la Plaza Roja nevada y Teresa Rivero, con nosotros, haci¨¦ndose fotos. Aquello era precioso, pero caro. Quise comprarme unas botas y val¨ªan tres veces m¨¢s que aqu¨ª¡±. A Cota s¨®lo se le qued¨® una espinita clavada, el no ser titular en Andorra: ¡°Cuando Juande dio la alineaci¨®n todos me miraban. M¨ªchel vino a dedicarme su gol¡±.
Ambos, M¨ªchel y Cota, son del barrio, rayistas de cuna y terminaron erigi¨¦ndose en leyendas de la Franja. De hecho, M¨ªchel I ¡ªalias 'el ni?o'¡ª se consagr¨® en esa UEFA y destap¨® el tarro de las esencias cuando m¨¢s falta le hac¨ªa al equipo. ¡°Fue un momento hist¨®rico para el club, llevamos el nombre del Rayo y Vallecas por Europa. Adem¨¢s, nos fue muy bien e hicimos una competici¨®n preciosa¡±, analiza el mediocentro, que pone en valor el papel de los veteranos en aquel vestuario, donde ¨¦l era de los m¨¢s j¨®venes ¡ª25 a?os¡ª: ¡°Nos pon¨ªan las pilas porque sab¨ªan que esto igual no lo volv¨ªamos a vivir¡±. No se equivocaron.
Tengo camisetas, un gorro ruso y un gnomo de Noruega, de esos que dan suerte, aunque si lo ves por la noche lo que da es miedo
A trav¨¦s de sus palabras es f¨¢cil recorrer todos y cada uno de los destinos: ¡°Frente al Constel¡¤laci¨® conseguimos la mayor goleada, pero la experiencia de Noruega me encant¨®. El estadio del Molde era s¨²per moderno y precioso. El desplazamiento a Dinamarca fue una odisea, largu¨ªsimo. Todo sali¨® mal. Incluso el resultado hasta que, en una falta, le pegu¨¦ un pelotazo a un jugador de ellos y entr¨® por la escuadra. El viaje m¨¢s chulo fue el de Mosc¨². Nos dio tiempo a conocer la Plaza Roja, ver el metro, el hotel era de cinco estrellas¡ Y pens¨¢bamos que el Girondins iba a ser el ¨²ltimo rival, pero result¨® la noche m¨¢s especial de Vallecas. En la vuelta, recuerdo un t¨²nel de vestuarios muy largo. Se me hizo interminable y pens¨¦ que el choque tambi¨¦n se nos har¨ªa interminable all¨ª. El penalti de Cembranos nos tranquiliz¨®. Despu¨¦s, jugaba el Inter contra el Alav¨¦s. Ambos hab¨ªan empatado en Vitoria y nos ve¨ªamos ya en San Siro. No fue as¨ª. Nos llevamos el gran chasco. Nos elimin¨® nuestra bestia negra y lleg¨® a la final ante el Liverpool, nuestro partido so?ado¡±.
Esos no fueron los ¨²nicos recuerdos que M¨ªchel se trajo en la maleta. ¡°Tengo varias camisetas, un gorro ruso y un gnomo de Noruega, de esos que dan suerte, aunque si lo ves por la noche lo que da es miedo¡±, bromea. Otros de los tesoros que coleccion¨® son los v¨ªdeos de aquellos hist¨®ricos duelos: ¡°Alguna vez se los he puesto a mis hijos y ellos, que tambi¨¦n tienen coraz¨®n rayista, han alucinado. Ojal¨¢ haya una pr¨®xima vez no muy lejana¡±. Mientras eso sucede, los pioneros siguen en contacto: ¡°?ramos un equipazo y una familia¡±.
Las amistades forjadas en aquel vestuario perduran. Y as¨ª lo atestigua alg¨²n grupo de WhatsApp del que Bolo es integrante. El delantero se gan¨® a la afici¨®n con entrega y goles, convirti¨¦ndose tambi¨¦n en uno de los compa?eros m¨¢s queridos. ¡°Esa ¨¦poca fue preciosa. Lo mejor que me ha dado el f¨²tbol son los amigos. Con M¨ªchel, Lopetegui, Pablo Sanz y Cembranos tengo m¨¢s relaci¨®n. Ellos han visto nacer a mis hijos y yo a los suyos. Hemos compartido veranos juntos¡¡±, confiesa el due?o de una curiosa an¨¦cdota: ¡°Cuando termin¨® la temporada (99-00) ten¨ªa programada mi boda y un viaje de novios muy chulo, por Estados Unidos, que nos hab¨ªa dise?ado un amigo de una agencia. No pudimos ir por la previa de la UEFA, nos lo perdimos. Lo hicimos a la antigua usanza, una semanita en Ibiza y otra vez a entrenar porque Juande no me dej¨® incorporarme m¨¢s tarde. La pretemporada se adelant¨® quince o veinte d¨ªas. Ten¨ªamos que prepararnos bien porque era un hito hist¨®rico, aunque luego viendo la eliminatoria tampoco hubi¨¦ramos necesitado mucho para pasarla (risas)¡±.
Nos perdimos el viaje de novios, por Estados Unidos, por la previa de la UEFA. La pretemporada se adelant¨® quince o veinte d¨ªas
Con aquel destino pendiente ¡ªsigue teniendo California en mente¡ª, Bolo s¨ª pudo disfrutar de los fr¨ªos parajes que les iba deparando cada ronda. ¡°Los desplazamientos fueron un espect¨¢culo. Pasamos un poco de fr¨ªo, pero los sitios eran muy chulos¡±, expone el vasco, que tiene claro con cu¨¢l se quedar¨ªa: ¡°?Noruega! Haber ido a los Fiordos, vivirlo con nuestras familias¡ Encima tuve la suerte de marcar al Molde. Eso fue muy importante. Entre la novedad, que era nuestro primer viaje a Europa a representar al Rayo, y la ilusi¨®n parec¨ªamos todos catetos (risas)¡±.
El paso del tiempo ha hecho que aquella gesta, ¨²nica, adquiera mayor trascendencia. ¡°Ahora le das mucho m¨¢s valor. Mi hijo mayor tiene 19 a?os y el mediano 15 y han crecido viendo los reportajes de los aniversarios. Una vez al a?o, m¨ªnimo, ponemos un DVD de mis goles con la Franja y siempre me preguntan lo mismo¡±, se sincera, antes de hacer inventario de recuerdos dignos de un museo: ¡°Guardo camisetas, v¨ªdeos¡ Y por el trastero, en alguna caja, el famoso gorro ruso que nos compramos todos. Mi hijo mediano me propone sacar las cosas y colgarlas, pero me da pereza porque lo tengo que da miedo, con trofeos, cuadros, recortes de peri¨®dico¡¡±.
De aquella hornada del EuroRayo han salido grandes entrenadores. Actualmente, Pablo Sanz es el segundo de Lopetegui en el Sevilla ¡ªcompa?eros de habitaci¨®n durante a?os, sus caminos se cruzaron en el Oporto y ya compartieron staff en la Selecci¨®n y el Real Madrid¡ª, pero no son los ¨²nicos ejemplos. Bolo, M¨ªchel, Cembranos, De Quintana, Helder¡ engrosan la larga lista. ¡°Nos gustaba¡±, confirma, deshaci¨¦ndose en elogios hacia su m¨ªster de entonces: ¡°A Juande lo tuve en el Bar?a B y luego, tres a?os en Vallecas. Preparaba muy bien el bal¨®n parado. Cuando eres un equipo humilde basas mucho tu supervivencia en esas acciones. Eso sigue pasando. Y a nosotros nos dio sus frutos¡±.
En Mosc¨², en el descanso, hicimos una hoguera para calentarnos las manos
Los a?os no han desdibujado dos instant¨¢neas de la retina de Pablo Sanz. ¡°Tengo grabado cuando, estando de vacaciones, nos llam¨® el delegado para decirnos que ten¨ªamos que volver antes porque entr¨¢bamos en la UEFA. Y el partido contra el Lokomotiv, que no pod¨ªas ni hablar porque ten¨ªas la cara congelada ¡ªles recomendaron echarse vaselina¡ª, no pod¨ªas beber porque las botellas de agua eran bloques de hielo, en el descanso hicimos una hoguera para calentarnos las manos¡ ?Yo tambi¨¦n tengo el gorro ruso! Es como el del pueblo que sale a la ciudad, ese era el Rayo por Europa (risas). Algo parecido. ?ramos una pi?a¡±, precisa.
Ese buen ambiente reinante favoreci¨® la consecuci¨®n del hito. ¡°Ver a un equipo de barrio llegar a cuartos fue incre¨ªble, como lo fue el esfuerzo de todos. No s¨®lo de los jugadores sino de toda la estructura del club. Yo me perd¨ª alg¨²n encuentro por lesi¨®n, pero marqu¨¦ dos tantos en la previa contra el Constel¡¤laci¨®. El nivel no era como el de Primera de aqu¨ª. De ah¨ª mis goles (risas)¡±, afirma el pivote, que desgrana la receta de aquella haza?a: ¡°Hab¨ªa un buen t¨¦cnico y los futbolistas no ¨¦ramos malos. Ten¨ªamos claro c¨®mo jugar y era un bloque equilibrado, con f¨ªsico y tambi¨¦n mucha calidad en las botas de Cembranos o M¨ªchel. Domin¨¢bamos el juego a¨¦reo, Bolo era espectacular de cabeza¡ En ese momento de confianza conseguimos cosas que nadie se esperaba¡±.
El Rayo sabore¨® una de las etapas m¨¢s dulces de su vida, cocinada no s¨®lo a base de buenos resultados, tambi¨¦n de juego. Uno de los magos del grupo era Luis Cembranos, que lleg¨® a debutar con la Selecci¨®n espa?ola el 26 de enero de 2000. ¡°Fue un premio individual, pero refrend¨® lo colectivo. El bloque estaba demostrando continuidad, que todo eso que estaba consiguiendo no era flor de un d¨ªa. Me siento orgulloso de haber sido internacional como jugador franjirrojo¡±, esgrime el mediapunta, preseleccionado en dos convocatorias m¨¢s de las que se termin¨® cayendo ¡°por unas molestias musculares¡±. Vallecas marc¨® su carrera: ¡°Llegu¨¦ en un momento ¨®ptimo de experiencia y energ¨ªa, eso se uni¨® al gran grupo, proyecto¡¡±.
Y es que Cembranos era la excepci¨®n a la regla. ?l s¨ª hab¨ªa vivido grandes citas continentales. Adem¨¢s, por partida doble: ¡°Jugu¨¦ la Copa de Europa con el Barcelona. Cuando sub¨ª al primer equipo disput¨¦ tres partidos, dos de ellos como titular. Y en el Espanyol particip¨¦ en una eliminatoria de la UEFA porque ca¨ªmos en primera ronda¡±. Aunque nada tuvieron que ver unas y otras: ¡°La estructura de los clubes era muy diferente, pero el Rayo era el m¨¢s cercano. Pas¨¢bamos mucho tiempo juntos. No s¨®lo en lo profesional, tambi¨¦n fuera. Hab¨ªa muy buen ambiente y form¨¢bamos una familia¡±.
Haciendo memoria, Luis brujule¨® algo que le cal¨®: ¡°?La vor¨¢gine de tantos encuentros! Jug¨¢bamos domingo y mi¨¦rcoles. La falta de costumbre y ese poco tiempo hace que vivas las cosas a un ritmo que ahora recuerdas con m¨¢s poso. Ah¨ª se trataba de disfrutar e intentar llegar lo m¨¢s lejos posible¡±. Y para especial, el pase contra el Girondins: ¡°Era un enemigo fuerte. El resultado tan abultado e inesperado en casa nos dio confianza para la vuelta¡±. Tambi¨¦n le guarda cari?o al Constel¡¤laci¨®: ¡°Nos tomamos las cosas en serio desde el principio. Ese duelo sonaba un poco m¨¢s a pretemporada, pero era importante para nosotros¡±.
Aquellos Quijotes tuvieron sus Sanchos. Esos fieles escuderos, imprescindibles para dar batalla a los gigantes europeos. Algunos como el doctor Carlos Beceiro, el fisio Marcos Mar¨ªn, los utilleros Jos¨¦ Vargas y Kiko Jim¨¦nez, el jefe de prensa Fernando L¨®pez¡ contin¨²an trabajando en el Rayo actual. Mientras que el m¨ªtico Isi, ya jubilado, recuerda sus andanzas: ¡°En Dinamarca no pudimos hacer nada, ni pasear, porque sali¨® un d¨ªa mal¨ªsimo, lloviendo. En Noruega s¨ª y el estadio del Molde era precioso. A Burdeos vino bastante afici¨®n en autocar porque era el lugar m¨¢s cercano¡±.
Nos tiramos bolas de nieve en la Plaza Roja y, por se?as, cambi¨¦ mi gorro de lana por uno de conejo a un vendedor
Quien fuera utillero durante m¨¢s de 30 a?os dedica un cap¨ªtulo aparte a Mosc¨² y encadena una an¨¦cdota tras otra: ¡°Creo que no hab¨ªa nevado hasta que fuimos nosotros. Nos acercamos a la Plaza Roja y nos tiramos bolas de nieve, nos hicimos fotos¡ Yo intercambi¨¦ mi gorro de lana con el escudo por uno de esos t¨ªpicos suyos, como de conejo. Me dijo el vendedor que se lo regalase y, por se?as, porque claro, ruso no s¨¦, le contest¨¦ que de eso nada, que se lo cambiaba. Acept¨®. Tambi¨¦n fuimos al famoso metro y estuvimos en un hotelazo¡±. Isi y un jovenc¨ªsimo Kiko se las vieron y desearon para tener a punto todo el material para combatir las g¨¦lidas temperaturas: ¡°Tuvimos que llevar de todo: mallas, camisetas t¨¦rmicas¡ La ropa era Joma y en menos de una semana lo ten¨ªamos listo. Y para viajar, venga sacas, venga sacas¡¡±.
Ya simplemente en el trayecto a Rusia se respiraba un ambiente especial. ¡°A la ida estuvimos jugando a las cartas y se me hizo un poco m¨¢s larga, pero la vuelta fue muy corta. Nos liamos con el vodka y con el caviar, que cuando llegu¨¦ al aeropuerto no sab¨ªa si coger las sacas o irme directo a casa (risas). Lo compr¨® Mami Quevedo. Con el tap¨®n me beb¨ªa los chupitos y, entre medias, una cucharita de caviar de beluga¡±, r¨ªe Isi, quien guarda ¡°un pin¡± de todos los rivales. Otro ritual antes de los partidos lo protagonizaba la presidenta Teresa Rivero: ¡°All¨¢ donde viaj¨¢ramos, preguntaba en el hotel y se iba a la iglesia m¨¢s cercana en taxi o andando. A lo primero no ten¨ªa ni idea de f¨²tbol, aunque luego fue aprendiendo y se tiraba su rollito, ya sab¨ªa qu¨¦ era un fuera de juego¡±. ?Y qu¨¦ deparar¨¢ el futuro? ¡°No creo que vuelva a ver al Rayo en Europa, pero s¨ª a Bolo en el Rayo¡±, vaticina.
Esa UEFA no s¨®lo fue inolvidable para el club y el rayismo, tambi¨¦n para los periodistas. Manu Mart¨ªn ¡ªactualmente en ESPN¡ª trabajaba entonces en la SER y la vivi¨® en primera persona. ¡°Me perd¨ª la primera ronda porque me enviaron a narrar el estreno del Depor en Champions. Es curioso, viv¨ª el debut europeo de ambos. Cubr¨ª el del Viborg y el del Lokomotiv ya que luego, en enero, me march¨¦ a Localia¡±, relata Manu, que demuestra su buena memoria: ¡°Mami Quevedo le ten¨ªa respeto al avi¨®n. A la vuelta de Mosc¨², antes de despegar, estaba la m¨¢quina deshelando las alas y no pod¨ªa mirar. Lo estaba pasando mal. Quien iba a su lado era yo. Los asientos nos los repart¨ªan y daba igual que fueras jugador, periodista, directivo¡¡±.
A mi hija le compr¨¦ un peluche, con el que sigue durmiendo, en Aarhus con Teresa Rivero al lado
Sus inseparables compa?eros de aventuras fueron Sara Jim¨¦nez, de Telemadrid y ?scar Sanz, de El Pa¨ªs. Durante el engorroso desplazamiento de Dinamarca subieron la apuesta y bromearon con que les tocara Rusia. Pues dicho y hecho. ¡°El choque se jug¨® a -18 grados en el estadio ol¨ªmpico de Mosc¨² 80, que era descubierto, y no nos pod¨ªamos sentar. Los asientos ten¨ªan una enorme capa de nieve. Hab¨ªamos entrevistado a Teresa Rivero en la previa y nos dijo: ¡®No nos importa el fr¨ªo, si nosotros ya hemos jugado en Soria¡±. Y es que nada les frenaba: ¡°Fue la primera vez que se tuvo la sensaci¨®n de que el Rayo era un equipo muy grande, de que era capaz de todo¡±. Cada paso que daba lo sent¨ªan como propio. ¡°All¨ª ¨ªbamos los que menos peso ten¨ªamos en la redacci¨®n. Su crecimiento era el nuestro profesional¡±, razona.
El tiempo no ha conseguido borrar ese c¨²mulo de experiencias: ¡°Todos nos hicimos una foto, yo la tengo con M¨ªchel, con las garitas de los soldados rusos, que no se pod¨ªan mover¡±. Tampoco olvida c¨®mo el grupo de periodistas vivi¨® su primera noche moscovita: ¡°Debajo del hotel hab¨ªa un karaoke, vac¨ªo, porque era martes y nevaba. El listado de canciones estaba en cir¨ªlico y ?scar descubri¨® la de ¡®Eres t¨²¡¯, de Mocedades. All¨ª nos pusimos a cantarla¡±. Aunque el instante m¨¢s tierno lo protagoniz¨® un peluche dan¨¦s: ¡°Mi hija acaba de cumplir 20 a?os y le compr¨¦ el oso, con el que sigue durmiendo, en el aeropuerto de Aarhus con Teresa Rivero a mi lado. Iba a entrar por tel¨¦fono con De la Morena, esa noche el Rayo abr¨ªa El Larguero¡±.
Pero qui¨¦n m¨¢s fuerte so?¨® fue la afici¨®n. Los enamorados de la Franja vivieron su idilio m¨¢s hermoso y recorrieron Europa conscientes de lo fugaz de la felicidad. ?ngel Dom¨ªnguez, Gelo, y su pe?a ¡ªla entonces reci¨¦n nacida ¡®Planeta Rayista¡¯¡ª estuvieron presentes en Andorra, Burdeos y Vitoria. ¡°No pudimos ir a los lugares m¨¢s fr¨ªos. La log¨ªstica era compleja. No hab¨ªa vuelos regulares y el coste era elevado. El desplazamiento a Burdeos me marc¨®. Se montaron caravanas de autobuses y fue el despertar de la hinchada para movilizarse, de nuevo, de forma masiva. Los m¨¢s j¨®venes no record¨¢bamos algo as¨ª. Gracias a la ilusi¨®n ni se notaban los kil¨®metros¡±, comienza Gelo, a?adiendo: ¡°Prepar¨¢bamos los viajes de forma conjunta. Yo llevo esto, t¨² lo otro¡ Imagina, all¨ª, en una plaza sacando jam¨®n, queso, lomo¡ ?Y la bota de vino! La gente nos miraba como diciendo: '?Y estos de d¨®nde han salido?' (risas)¡±.
Prepar¨¢bamos los viajes en com¨²n. Yo llevo esto, t¨² lo otro: jam¨®n, queso, lomo... ?Y la bota de vino!
Ese a?o 2000 irrump¨ªa ¡®Planeta Rayista¡¯, pero el actual presidente de la Asociaci¨®n de Accionistas ADRV enumera a otras pe?as existentes: ¡°Segu¨ªan ¡®Los Petas¡¯, cog¨ªa colorido y forma ¡®Bukaneros¡¯, estaban la ¡®Pe?a Cota¡¯ y la ¡®Pe?a Siglo XXI¡¯¡ ?Y a Rusia fue Luis Alhambra!¡±. Aunque, sin duda, Andorra fue el destino que m¨¢s seguidores congreg¨®: ¡°Era el primer viaje europeo, estaba m¨¢s cerca y encima era verano, per¨ªodo de vacaciones. Nos cruz¨¢bamos con los jugadores y se contagiaban de nuestra alegr¨ªa¡±. Precisamente, uno de ellos le regal¨® su tesoro m¨¢s valioso: ¡°Siempre he tenido un v¨ªnculo especial con Bolo y me prometi¨® que si pas¨¢bamos me regalaba unas botas con su nombre. Cumpli¨®. Tambi¨¦n conservo la bufanda conmemorativa del Girondins. Cuando la veo se me pone la piel de gallina¡±.
Gelo tampoco fall¨® en las citas de Vallecas. ¡°Pese a ser hist¨®rico, Telemadrid no lo retransmiti¨®. A los pocos a?os, otros equipos consiguieron algo parecido y se volcaron con ellos. La directiva, como si hubiese sido la Copa, prim¨® el tratar de recaudar en vez de llenar el estadio. Es una espina que se me qued¨®. Las entradas costaban 5.000 pesetas (30€) y no todo el mundo se lo pod¨ªa permitir¡±, analiza, mientras pone otra curiosidad sobre la mesa: ¡°?Sabes que hubo un apag¨®n tras un gol de Alc¨¢zar? Se fue la luz con todos celebr¨¢ndolo y pudimos disfrutarlo m¨¢s rato¡±. A¨²n hoy saborean todo lo vivido porque hay instantes que se vuelven eternos...
El ¨¢lbum de una UEFA para el recuerdo