Mendy llega a tiempo
El Madrid s¨®lo pudo tumbar a una Atalanta con diez con un derechazo lejano del franc¨¦s a los postres. La roja a Freuler (18') desactiv¨® a los italianos. Los de Zidane, cortos de p¨®lvora.
El Madrid se qued¨® a medias y se trajo a Valdebebas medianamente viva una eliminatoria que a estas horas no deber¨ªa estarlo. Cumpli¨® con creces la primera parte del plan, la de no equivocarse atr¨¢s. Lo agradeci¨® Courtois, al que s¨®lo se le cans¨® la vista. Pero volvi¨® a pinchar arriba, con una delantera inv¨¢lida de salida y sin remedio en el banquillo, cuando todo le fue de cara. Ante un rival que jug¨® tres cuartas partes del partido con diez y que no tiene una defensa de la que presumir, se trajo una exigua ventaja con un derechazo lejano de Mendy. Rareza sobre rareza. Es Benzema o la nada. Poca cosa para aguantar con vida en esta jungla.
La Atalanta es un equipo tan ins¨®lito como insolente, un aventurero en el calcio, una palmera en la nieve. Su plan es resolverlo todo a tiros donde no hay costumbre y le ha ido estupendamente con ese descaro homicida o suicida, seg¨²n se mire, del reci¨¦n llegado. Un atrevimiento que alimenta un patr¨®n de 63 a?os, Gasperini, con el optimismo de un cadete. "Ganamos o aprendemos", es su lema. El negacionismo de la derrota. Esa ola de entusiasmo top¨® con un Madrid con muletas, privado de sus m¨¢s reputadas figuras, obligado a jugar con lo puesto, con tres grandes centrocampistas y un portero para hacerse cargo de todo el negocio mientras los m¨¦dicos recomponen la plantilla para la vuelta.
Isco por Mariano
Y en Valdebebas pens¨® tambi¨¦n Zidane metiendo a Isco como ariete simulado. Al franc¨¦s le sirvieron 24 minutos potables del malague?o en Zorrilla para limpiarse a Mariano. Cualquier excusa le parece buena para sacar del once a un nueve que nunca fue de su gusto. En tres meses y medio Isco s¨®lo hab¨ªa sido titular en el despiporre de Alcoy, pero para sortear esa primera presi¨®n-tenaza, casi individual, de la Atalanta se precisaban jugadores de buen pie y eso s¨ª lo conserva.
Los italianos no cambiaron la partitura. Su primera ocasi¨®n fue un cabezazo en grado de tentativa de Gosens, su kilom¨¦trico lateral izquierdo. Ese es su fuerte: estirar las bandas, robar alto y pronto, meterle marcha al asunto. La contramedida del Madrid tuvo l¨®gica: pelota, pelota y pelota. El plan era alargar las posesiones para quitarle fuego a la Atalanta, que a la entrada al estadio fue recibido entre bengalas por un grupo de aficionados, soporte incompatible con la pandemia. Menos aqu¨ª, zona cero de la primera ola.
La expulsi¨®n de Freuler
Y fue un atrac¨®n del pases del Madrid lo que cambi¨® el encuentro. Toc¨® y toc¨® el equipo blanco hasta que Vinicius encontr¨® a Mendy y Freuler le derrib¨® cuando enfilaba a Gollini. Vio el suizo una roja exagerada por una acci¨®n mucho menos punible que la que antes hab¨ªa pasado por alto el alem¨¢n Stieler en un planchazo del meta al propio Vinicius en una salida a todo o nada. Error por error, y la Atalanta con diez con casi hora y cuarto por delante. Y de inmediato, el segundo percance: la lesi¨®n muscular de Zapata, nueve de referencia. A Gasperini se le iba el partido del siglo por dos fugas inesperadas.
El Madrid, con este doble golpe de viento de cola, fue abandonando su visi¨®n acad¨¦mica del duelo. Progresivamente pas¨® de superviviente a dominante, consciente de que pod¨ªa bajarle la persiana a la eliminatoria, pero Isco tir¨® por la organizaci¨®n en lugar de por la definici¨®n, Vinicius apenas prosper¨® y Asensio sabe a muy poco. Eso dej¨® un Madrid m¨¢s recolector que cazador, aunque se encontr¨® con algunas oportunidades notables: un disparo cruzado de Nacho tras incursi¨®n sorpresa, una media vuelta mordida de Isco, un disparo lejano de Modric y otro de Vinicius, un cabezazo blandengue de Asensio, otro de Casemiro que Gollini rechaz¨® con el pecho... El Madrid se march¨® al descanso con el partido en la palma de la mano y tambi¨¦n con el recurrente reproche de no echarle el lazo por falta de p¨®lvora.
La derecha de Mendy
La Atalanta se vio condenado a un papel que no se sabe, defender en su ¨¢rea, achicar agua, olvidarse del gol. No es su fuerte. El Madrid, convencido ya de que el blanco se hab¨ªa vuelto f¨¢cil, apret¨® arriba, recuper¨® pronto y lleg¨® con frecuencia al ¨¢rea. Modric, Vinicius y Kroos tuvieron el gol muy a mano, pero sus disparos encontraron siempre un roce providencial en los zagueros de la Atalanta.
Con tanto tr¨¢fico en ¨¢rea neroazurra el cuerpo ped¨ªa a Mariano y con media hora por delante ZIdane decidi¨® que era el ¨²nico capaz de apretar el gatillo. Relev¨® a Vinicius aunque hab¨ªa comprado m¨¢s papeletas Asensio. Gasperini se resign¨® a ese 0-0 que le espanta. Por eso cambi¨® el olfato de Muriel por la zurda experta de Ilicic, pero sin doblar su ataque. No era el d¨ªa.
Al Madrid empez¨® a hac¨¦rsele tarde. Con el f¨ªsico de punta en blanco no se cobr¨® la pieza y pasada la hora de partido comenz¨® a flaquear. La cadena de oportunidades de medio pelo se vio interrumpida. El partido segu¨ªa siendo monocolor, con Courtois de oyente, pero el Madrid hab¨ªa bajado ya el volumen ofensivo por falta de fuerzas. Demasiados partidos concentrados en las mismas piernas. Con el ox¨ªgeno llegaron Arribas y Hugo Duro, reclutas en el frente. La soluci¨®n no lleg¨® por ah¨ª, sino en un derechazo colocado de Mendy desde el borde del ¨¢rea. Extra?o, pero de platino.