Ra¨²l Carnero, el und¨¦cimo tripulante
El Real Valladolid sigue repartiendo sus goles entre sus jugadores. Con su tanto, el lateral izquierdo se estren¨® marcando en Primera Divisi¨®n.


Los goles del Real Valladolid esta temporada est¨¢n siendo como el t¨®pico que seguramente se escuche este martes durante el sorteo de la loter¨ªa de Navidad: est¨¢n cayendo muy repartidos. En apenas 14 jornadas han visto puerta hasta 11 jugadores, siendo Ra¨²l Garc¨ªa Carnero el und¨¦cimo tripulante. El lateral gallego marc¨® en el S¨¢nchez-Pizju¨¢n no solo su primer tanto este curso, sino el primero en sus 85 partidos en Primera Divisi¨®n, y, claro, por un momento pareci¨® que no recordaba la sensaci¨®n del festejo en primera persona.
Su celebraci¨®n fue muchas en una. Primero abri¨® los brazos haciendo el avioncito, luego un gesto con el pu?o hacia arriba, se lanz¨® al suelo de rodillas... Fue entonces cuando le alcanzaron sus compa?eros, que se le echaron encima. Y cuando se levant¨®, M¨ªchel le hizo un gesto como dici¨¦ndole "mira a la c¨¢mara; aprovecha, que es tuya", y as¨ª lo hizo: gesticul¨® de tal manera que en casa su hijo le entendiera, pues para ¨¦l y para su abuelo fue el gol, como explic¨® m¨¢s tarde.
La aparici¨®n del zaguero coru?¨¦s fue una de las sorpresas de once inicial, en el que sali¨® por cuarta vez en la presente campa?a, tercera ocupando el lateral. Como refleja su mapa de calor, fue de menos a m¨¢s; m¨¢s contenido en la primera parte que en la segunda, donde su mancha de acci¨®n se traslada de la mitad del campo de los blanquivioletas a la del Sevilla. Y aunque no siempre intervino con acierto, pues err¨® en varios de sus impactos con el cuero, en el importante fue decisivo.
En ese minuto 86, el intento de testarazo de El Yamiq le cogi¨® amenazando la frontal del ¨¢rea, pendiente de una segunda acci¨®n. Solo junto a la l¨ªnea delimitante, golpe¨® con maestr¨ªa, como mandan los c¨¢nones cuando te llega un bal¨®n de esos (y como uno hace solo si la calidad acompa?a), sin dejarla caer y proyectando el cuerpo hacia adelante, con el empeine golpeando en el lugar preciso y exacto que le permitiera propulsar el disparo ajustad¨ªsimo a la escuadra. Su propia reacci¨®n, variada, se vio acompa?ada de una onomatopeya que reflej¨® la exactitud del remate y el valor del gol. Esa amalgama de celebraciones no era para menos: su estreno en Primera lleg¨® de una forma dif¨ªcil de mejorar.