El 4-2-3-1, en el ojo del hurac¨¢n

El 4-2-3-1 es el nuevo objeto de debate en Barcelona. Sin un presidente que se?alar, analizado por delante y por detr¨¢s el asunto Messi; con el resto de los que deber¨ªan ser jugadores franquicia (Griezmann, De Jong, Coutinho, Lenglet) radiografiados hasta la saciedad, el foco ha ido a Koeman. Y como el holand¨¦s tampoco es discutido por su valent¨ªa con los j¨®venes y su peso hist¨®rico en el club como h¨¦roe de Wembley, hay que concretar en el sistema.

Los puristas han levantado la voz en cuanto han empezado los malos resultados. Defensores del 4-3-3 hasta las ¨²ltimas consecuencias, del ¨²nico mediocentro, los interiores y el f¨²tbol de extremo, el doble pivote es casi una herej¨ªa que en Barcelona no se ve¨ªa casi desde tiempos de Robson y luego Antic, en la temporada de transici¨®n hacia las elecciones que gan¨® Laporta. Los defensores del 4-3-3 consideran que el Bar?a debe volver a meter centrocampistas para recuperar un control de posesi¨®n que ha perdido y que le desnuda defensivamente.

Koeman deber¨¢ tomar una decisi¨®n. Si ser fiel a sus ideas y mantener el dibujo, en el que hasta ahora se ha mantenido firme, privada y p¨²blicamente, o sacudir de nuevo todo y darle una vuelta al esquema con el que ha estado trabajando desde principios de temporada. El holand¨¦s ya ha escuchado alguna voz cr¨ªtica, como la de Griezmann a principios de temporada, por su posici¨®n en el campo, o la Pjanic, aunque la del bosnio tuvo que ver con la falta de minutos. Ter Stegen tambi¨¦n desliz¨® una cr¨ªtica al holand¨¦s este martes cuando dijo que "una cosa son los errores individuales y otra cosa c¨®mo se defiende".

A Koeman, pues, se le reprocha que el doble pivote no ha arreglado las goteras defensivas del equipo, que el equipo se estrecha y no juega con extremos; y, en fin, que no gobierna los partidos desde la posesi¨®n, que es como el mejor Bar?a gan¨®, alrededor de la pelota. Levante, Real o Valencia van a poner a prueba la realidad del 4-2-3-1.